Platillos y platazos

Los Roca abrirán un restaurante "normal"

El establecimiento estará en el número 1 de la Plaça de l'Oli de Girona, con una oferta de guisos y donde cocinará Elisabet Nolla

los hermanos roca regreso Bilbao

los hermanos roca regreso Bilbao / periodico

Pau Arenós

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“Normal” es la palabra que repite Josep Roca para explicar el concepto, y también el nombre, del restaurante que abrirán en un par de meses en Girona. El espacio ya existe y está equipado con una cocina: fue el Llevataps y 'esquinea' en el número 1 de la Plaça de l’Oli. 

“El normalismo también es una corriente filosófica: queremos que sea algo natural, directo, espontáneo”, cuenta Josep, en alianza con sus hermanos, Joan y Jordi.

Ya intentaron un bar de vinos especializado en el jerez, pero la cosa se torció: ya se sabe, 2020.

A última hora de la tarde del jueves día 3, Pitu, como se le conoce familiarmente, colgó en su Instagram un mensaje enigmático y, a la vez, consistente: “El més normal, obrirem un nou restaurant. Properament, en uns mesos. UN RESTAURANT NORMAL A UNA CANTONADA NORMAL D’UNA CIUTAT NORMAL”. Normal, pues, para la eternidad.

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Pero en 'código Roca', ¿qué es lo normal? “Habrá guisos, platillos, cazuelas…”. Ya, pero ¿las albóndigas serán normales o especiales? “Pueden ser de muchas cosas, a lo mejor son de pato, ya se verá”. Al frente de las cocinas, Elisabet Nolla, y en la sala, Joaquim Cufré. Y el precio, entre 50 y 70 €. El ideario está en construcción, pero en los sinónimos son reveladores: habitual, corriente, común, usual, frecuente, ordinario, acostumbrado, lógico, natural

Con Normal cubren prácticamente el espectro de la restauración: el bar popular es Can Roca, feudo de los padres; El Celler de Can Roca, triestrellado, el-mejor-del-mundo, es el pico de la construcción y Mas Marroch, la cúpula bajo la que reverdecen los clásicos, y los clásicos-modernos. Si hay que echarse una siestecita, Casa Cacao.

Carta de vinos, claro, normal: placer-precio, habla Pitu. Cuando asesoraron el restaurante Numun, ya hace años y solo en la memoria de los veteranos, la carta de buenas botellas estaba ordenada por precios. Eso también sería bastante normal.