Con buenos humos
Parking Sótano: un bar de carnes
El nuevo restaurante, en los bajos del tercer Parking Pizza que abre en Barcelona, solo sirve entrecot a la brasa para compartir entre dos personas y varias guarniciones en un ambiente desenfadado
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Parking Sótano: un bar de carnes / Lekuona Studio
![Ferran Imedio](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/d9307e1c-4366-47c9-9d47-0c744abd5d70_source-aspect-ratio_default_0.jpg)
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Ferran Imedio
Periodista. Redactor del canal Cata Mayor
Periodista barcelonés apasionado por su trabajo que lleva casi tres décadas escribiendo en EL PERIÓDICO DE CATALUNYA, donde ha pasado por las secciones de El Día por Delante, Sociedad, Gran Barcelona, Deportes, Exit e Icult. Ha sido coordinador de las páginas de Motor, responsable de Gente y de las páginas de gastronomía Gourmet's.
A menudo, lo difícil es hacerlo fácil. Y en Parking Sótano (pasaje de Marimon, 5) han conseguido convertir una carta simple (que no simplona) en una propuesta infalible. Convencidos de que al cliente no hay que marearlo con mil y un platos, aquí van a tiro fijo: manda el entrecot de 500 gramos para dos personas, que cuesta 35 euros y que se puede servir con varias guarniciones a elegir y rematar con tres postres. Y todo por un precio medio que no supera los 30 euros.
Parking Sótano recuerda por su oferta gastronómica, concisa y directa, a L’Entrecôte y Maison Carne, pero con sus diferencias. La primera es que comparte local con el tercer Parking Pizza que se abre en Barcelona (el primero, en la calle de Londres, y el segundo, en el paseo de Sant Joan, que en una sala anexa alberga Parking Pita).
Parece un clandestino
La segunda es que parece un clandestino: se accede escaleras abajo y la decoración es oscura, iluminada tenuemente. Pero anima al desenfado: mesas comunales desprovistas de manteles y con taburetes huecos donde guardar bolsos y chaquetas y sentarse mientras asan la carne en las parrillas de leña y carbón a la vista; es, en definitiva, lo más parecido a lo que sería un bar... de carnes. 'Steak bar', se autodenominan sin complejos. Tiene su gracia que el espacio que ocupa sea que el vio nacer Céleri, el vegetariano con el que Xavier Pellicer ganó una estrella Michelin.
Pero aquí prima la carne de lomo bajo, que es de calidad, y está bien acompañada por los 'sides', o guarniciones, que son de nota: patatas fritas, espinacas en crema, zahanorias a la brasa, gratén de patata, puerro y gruyer... Bravo también por las cuatro salsas (bearnesa, café de París, queso azul y cebolla, y chimichurri).
No hay mucho más: pan a la brasa con mantequilla ahumada, dos vinos tintos, dos blancos, un rosado, cerveza...
Fácil, fácil, aunque a veces parezca tan difícil.
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