COMO EN FRANCIA

L'Entrecôte: o lo tomas o lo dejas

Este restaurante solo sirve un menú: ensalada con nueces, solomillo con salsa y patatas fritas

Entrecote

Entrecote / periodico

Ferran Imedio

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Lo normal sería aburrirse: ensalada, solomillo y patatas fritas. No el primer día ni el segundo que visitas L’Entrecôte pero quizás a partir del tercero. Porque esta es la carta o el menú o la propuesta gastronómica ­–como se le quiera llamar, siendo tan y tan corta–. Y de ahí no se mueven. Así llevan casi 60 años en Francia (Toulouse, Burdeos, Nantes, Montpellier y Lyón) y así pretenden triunfar en Barcelona, donde llevan unas semanas abiertos en el local que ocupó el también francés Café Emma.

Pero no, la gente no se aburre. Su fiel clientela no quiere que cambie nada de ese menú que cuesta 19,50 euros sin postres ni bebidas. La prueba es que en los restaurantes que poseen en Francia suelen tener colas en la calle de gente esperando mesa.

Quieren la misma ensalada con nueces con vinagreta, la misma carne de textura casi melosa cortada en finos filetes y limpia de nervios y grasa, la misma salsa secreta que solo conocen y elaboran los dueños porque no se la han enseñado ni  a sus cocineros (en Youtube hay vídeos de chefs y aficionados explicando lo que creen que lleva más allá de la mantequilla), las mismas patatas crujientes por fuera y tiernas por dentro que se pueden repetir sin tener que pagar un céntimo más. Todo impecable, por cierto. Y todo como en 1962, cuando se inauguró el primer L’Entrecôte.

Una veintena de postres

Si quieres variedad, vete a otro sitio. O espérate a los postres, con una carta formada por casi una veintena de propuestas clásicas, mientras contemplas el estampado escocés de techos y paredes, los murales de temática campestre, los espejos y las maderas negras brillantes, el ir y venir de las camareras vestidas de amarillo... Todo igual que hace 58 años, cuando abrió el primer local. Un viaje en el tiempo.