LOS RESTAURANTES DE PAU ARENÓS

Mil921: el abuelo Mario

Àlex Suñé. Foto: Guillermo Moliner

Àlex Suñé. Foto: Guillermo Moliner

Pau Arenós

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Nombre enigmático: Mil921. 1921 es el año en el que nació Mario Serra, abuelo del chef Àlex Suñé Serra (1977). Una foto del abuelo Mario preside el restaurante: sonrisa galante, bigotín, motocicleta Montesa, traje y calcetines blancos.

En un rincón de la imagen, el cartel de su bodega en Puigcerdà, La Vid Ceretana, vinos y licores. «Estuve muy unido a él. Me crió, y me pasó su fórmula para fabricar vermut». Buena y peligrosa herencia. La bienvenida fue una copita densa, ambarina, mistela blanca, raíces de genciana y barrica de castaño.

Al probar la poción, se me apareció el espectro del abuelo con un platito de aceitunas para completar el aperitivo: «Te gustará comer aquí».

El hombre de la moto tenía razón. No suelo contradecir a los abuelos fantasmales.

Me agradó pese a que una mirada superficial de la carta descubría platos apocados (además de la consabida vieira), enunciados poco sugestivos. El resultado fue más convincente que un discurso de Obama. En la boca, las propuestas crecieron.

El huevo de la tía de Àlex (sí, todo es muy familiar) con tiras de calamar, crema de 'ceps' y trocitos de pan tostado, mar y montaña gustosísimo y solar, Cerdanya y Palamòs, botas y bañador.

Los 'ceps' recién bajados de La Tor de Querol en carpacho, con pimienta y piñones, delicia de David el gnomo.

Arroz, limón, albahaca, aceite de crustáceos y gambas, mantecoso sin nada de mantequilla.

El jubiloso 'tataki' de lubina, señor Mario, qué plato, espárragos, cebolla y una soja liofilizada («me encanta Japón, su cultura, creo que tiene que ver con Catalunya»).

El 'tartar' de ternera con mantequilla trufada y tostaditas de Triticum (le satisface al panadero Xevi Ramón que el pan sea considerado una categoría gastronómica) puntúa entre los notables de la Barcelona tartarizada.

Sorbete de pomada menorquina aromatizada con ginebra Bombay Shappire (¡hip!). Y milhojas de pasta 'kataifi' con crema de vainilla, revisión golosa y 'heavy' de un postre desbaratador de abuelitas para domingos con siesta de sofá.

«¿Conservador? Lo soy en cierto sentido. Trabajo el producto de manera sencilla, directa, sin artificios ni cosas superfluas». Hace cuatro meses que has abierto, Àlex. Cuando te hayas asentado, ¿qué serás capaz de hacer?

Bistronómic 'top', ventanales, maderas, cortinas tupidas, sillas de Eames, cocina a la vista para curiosos, menú de 19 euros al mediodía (todo incluido), copas Riedel, carta de vinos alegre y bien documentada por el sumiller Francesc Ortiz.

En la sala, Toni Pol Tres, viejo amigo de Àlex, que sugirió el Mas Oller, polivarietal del Empordà, buen compañero de viaje.

Señor Mario, puede poner en marcha la Montesa y regresar a Puigcerdà: su nieto hará carrera en Barcelona.