Producto en mal estado

Si ves esto al abrir un paquete de queso, tíralo directamente a la basura

Si sale esto en el jamón york, tíralo directamente a la basura

La señal de que el pan de molde está para tirar

El botón secreto del horno que te permite cocinar con la puerta abierta

Una tabla de queso manchego

Una tabla de queso manchego

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El queso es un gran manjar apto para todo: un aperitivo, un postre, un picoteo... o como condimento para un plato de pasta o para ligar una salsa, por poner solo dos ejemplos.

Lo mejor, según los expertos, es degustarlo solo: sin pan, ni tostadas, ni mermeladas ni uvas, pero eso va a gustos. Y para maridar, un buen vino blanco o un cava fresquito.

La calidad de un queso la marca la leche -que puede ser de cabra, de oveja o de vaca-, preferentemente cruda, con la que se elabora, que depende fundamentalmente de dos factores: la raza y la alimentación del animal.

Proceso

Y la curación de un queso la marca el tiempo que pasa en el secadero: cuando el proceso se alarga entre 3 y 7 meses, se denominan quesos curados. Si solo pasa entre 2 y 3 meses en el secadero, será semicurado. Una maduración entre 7 y 35 días da lugar al queso tierno. El queso fresco es el que se comercializa sin madurar.

La conservación de un queso es muy importante para su perfecta consumición. Conviene tenerlo en nevera, en la parte baja del frigorífico, a una temperatura de entre 4 y 10 grados y una humedad de entre 85 y 90%. Aunque cuanto mayor sea su curación, mejor soporta el no estar refrigerado.

Sin embargo, no es raro que el queso se ponga malo. Para saber si ya no es apto para el consumo, hay que fijarse en varias cosas:

  1. Olor: si el queso tiene un olor desagradable, como a amoniaco, a podrido o a rancio, es probable que esté malo.
  2. Textura: si el queso está blando, viscoso o tiene moho en exceso, es posible que esté malo. También puede haber una textura arenosa o cristalizada, lo cual es una señal de que el queso se ha estropeado.
  3. Sabor: si el queso tiene un sabor amargo o agrio, o si tiene un sabor diferente al que estás acostumbrado, es posible que esté malo.
  4. Color: si el queso tiene manchas oscuras o verdes, es posible que esté mohoso y no sea seguro para comer.
  5. Fecha de caducidad: comprueba la fecha de caducidad del queso y asegúrate de que no haya pasado. Si el queso ha caducado, es más probable que esté malo.

En general, si tienes alguna duda sobre si un queso está malo o no, es mejor no arriesgarse y desecharlo. También es importante almacenar el queso correctamente para evitar que se estropee prematuramente.

En todo caso, si el queso presenta moho conviene tirarlo directamente a la basura, a no ser que se trate de un quesos de poca humedad como el parmesano, el gruyere, el gouda o el pecorino sardo, que aunque presente moho y otros tipos de 'fungi', se pueden consumir si se retira la capa podrida con la ayuda de un cuchillo.