Alternativa a las grandes plataformas

Comida a domicilio, pero sin conflictos éticos

Cooperativas de mensajería ética como Les Mercedes o Mensakas proponen un servicio de ‘delivery’ en el que garantizan los derechos laborales de los ‘riders’

Cada vez cuentan con más restaurantes con los que comparten valores sociales y medioambientales, y esperan ir sumando clientes a la que conozcan su propuesta

Las nuevas restricciones relativas al sector de la restauración hacen prever un fuerte incremento del ‘take away’ durante estas Navidades

Una de las integrantes del servicio de mensajería ético de Les Mercedes recoge un pedido en el restaurante Copasetic

Una de las integrantes del servicio de mensajería ético de Les Mercedes recoge un pedido en el restaurante Copasetic / Marta Jordi

Eduard Palomares

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Igual que Spotify permite tener acceso desde el móvil a toda la música del mundo, las plataformas de comida a domicilio abren la posibilidad de degustar en casa los platos de prácticamente cualquier restaurante. Y si había locales que se mantenían alejados de esta tendencia, el coronavirus les ha acabado de convencer. Es cómodo, rápido y moderno, aunque un conflicto ético sobrevuela a muchos usuarios (a otros les da igual) antes de pulsar el botón de ‘haz tu pedido’: las condiciones de precariedad de los ‘riders’ que transportan el pedido hasta la misma puerta.

Por suerte para todos aquellos que afrontan un debate interno antes de decidirse por el ‘delivery’ o conformarse con las sobras que quedan en la nevera, en Barcelona cada vez existen más cooperativas de mensajería ética y sostenible que se encargan de entregar comida a casa a golpe de pedal y, a la vez, garantizan que se cumplen todos los derechos laborales. De esta forma, el sistema acaba de cuadrar y aporta beneficios a todos los eslabones de la cadena, desde el restaurante al cliente, pasando por supuesto por transportistas. Algo muy a tener en cuenta ahora que las últimas restricciones por el coronavirus impiden de nuevo salir a cenar fuera.

Les Mercedes, de guías a mensajeras

Las cinco miembros actuales de la cooperativa Les Mercedes se dedicaban a la organización de ‘tours’ educativos en bicicleta, hasta que la llegada del covid-19 les obligó a reciclarse en servicio de mensajería ético y con perspectiva de género. Y el mensaje parece que ha calado, porque cada vez colaboran con más restaurantes y servicios de cátering y han firmado convenios con los ejes comerciales de Poblenou y Sant Antoni. “Experimentamos un pequeño ‘boom’ con el cierre de restaurantes tras el verano y esto nos ha permitido dar un nuevo paso en nuestro proyecto al poder comprar cuatro bicicletas eléctricas. Y ahora también nos estamos planteando reforzar la plantilla”, comenta Ariadna Serra, una de las fundadoras de la cooperativa.

Recogida del pedido por parte de Les Mercedes en el Copasetic, empaquetado con materiales sostenibles.

Recogida del pedido por parte de Les Mercedes en el Copasetic, empaquetado con materiales sostenibles. / Marta Jordi

El enfoque que proponen desde Les Mercedes es distinto a Globo, Deliveroo, Just Eat o Uber Eats y esto también requiere un cambio de chip. “Intentamos hacer las cosas de otra forma, desde la inclusión, la sostenibilidad y la lucha contra la explotación. No tenemos aplicación móvil, sino que el pedido se hace a través del propio restaurante, lo que les permite seguir manteniendo el contacto directo con clientes”, resume. Algunos detalles que parecen secundarios pero que sirven para explicar bien su estilo: piden a los usuarios que hagan la comida con cierta antelación para poder planificarse, asesoran a los locales para que el ‘packaging’ sea siempre ecológico y no llevan nunca el pedido en una mochila cargada a la espalda, sino que las bicis tienen una cesta a medida para encajar una nevera térmica.

Valores compartidos con los restaurantes

Trabajan con toda una serie de restaurantes con los que comparten valores, muchos de los cuales están comprometidos con los productos de kilómetro cero, la sostenibilidad y unas relaciones laborales justas. Y que, además, cuentan con un buen número de clientes que comprenden que la comida a domicilio no deja de ser un lujo y que, por lo tanto, debe tener un precio. “Queremos poner en valor la mensajería. No vamos por comisión, sino que nuestro servicio tiene un coste de 5,5 euros y luego cada restaurante decide cómo lo repercute a los comensales”, comenta Serra. Entre los locales con los que colaboran se encuentran L’Hortet o Las Fernández (Raval), Rasoterra (Gòtic), La Coqueta o Món Viêt (Sant Antoni) o Copasetic (Eixample).

Ariadna Serra, integrante de Les Mercedes: "Queremos poner en valor la mensajería, desde la inclusión, la sostenibilidad y la lucha contra la explotación"

En este último caso, colaboran con Les Mercedes desde el primer momento. “Nos sentimos muy bien al trabajar con ellas. Antes no teníamos ningún servicio a domicilio, porque no queríamos participar del sistema de explotación que proponen Globo y compañía, así que teníamos claro que o colaborábamos un servicio ético o nada”, aseguran Thery y Omar, propietarios de este restaurante que apuesta por el producto local para elaborar sus ensaladas, creps y hamburguesas.

Desde el Copasetic valoran no solo que el servicio sea sostenible y justo, sino también que les permita mantener el contacto directo tanto con el servicio de mensajería como con sus usuarios. “Tenemos entre tres y cuatro pedidos al día a domicilio, aparte de las personas que vienen a buscarlo directamente al local, y ya nos va bien así. Tampoco podemos asumir más volumen de trabajo”, detallan. En su caso, cobran al cliente 4 euros por el envío y el resto lo asumen ellos.

Mensakas, la propuesta de los ‘riders’

Durante este extraño 2020 también ha nacido otro servicio de mensajería que entrega comida a domicilio en condiciones labores justas. Se trata de Mensakas, una cooperativa puesta en marcha por ‘riders’ que antes repartían para las grandes plataformas y que decidieron descolgarse la mochila para hacer las cosas a su manera. “Nos queremos ser su competencia, sino una alternativa. Su juego no es el nuestro, porque queremos situar a las personas por encima del capital, con contratos laborales, derecho a paro, seguridad social, un sueldo no ligado a los repartos que hagas y, además, flexibilidad”, resume Núria Soto, portavoz de Mensakas y del sindicato Riders por Derechos, que denuncia la “autoexplotación” a la que se deben someter muchos mensajeros para lograr un sueldo digno.

Dos 'riders' de Mensakas transportan un pedido, el pasado verano.

Dos 'riders' de Mensakas transportan un pedido, el pasado verano. / Jordi Cotrina

Su primera intención era crear su propia aplicación móvil, pero el coronavirus les obligó a acelerar las cosas y actualmente trabajan con CoopCycle, que es la federación de cooperativas de entrega por bicicleta. Colaboran con unos 15 restaurantes y tiendas de comida ecológica en Barcelona y esperan seguir creciendo a medida que se vaya conociendo su proyecto (así como desarrollando su ‘app’ con más calma). “Hay muchos restaurantes que antes no tenían más alternativas que Globo o Deliveroo, pero que están descontentos tanto por las condiciones de precariedad de los ‘riders’ como de las comisiones y tarifas que tienen que pagar”, comenta.

Núria Soto, portavoz de Mensakas: "No queremos hacer la competencia a plataformas como Globo o Deliveroo, sino ser una alternativa sin explotación laboral"

Y también un perfil de cliente, que hasta ahora ha evitado pedir comida a domicilio o bien que lo hace con reparos, que podrían sumarse fácilmente a una propuesta de ‘delivery’ ético. En este sentido, para Núria Soto no se trata solo de una cuestión del sector de la restauración, sino que tiene mucho que ver “con el modelo de sociedad que queremos y si se cree o no en el estado del bienestar”. Es consciente, eso sí, que lucha contra compañías que “acceden a grandes rondas de financiación, tienen gran influencia, dominan el neolenguaje y no tienen problemas en saltarse las resoluciones judiciales”.

De hecho, no deja de ser una batalla ya conocida en el sector de la alimentación que se ramifica en diversos frentes: ‘fast’ o ‘slow food’, comida saludable o ultraprocesada, producción local o deslocalizada, negocio o derecho básico… Por el momento, cooperativas como Les Mercedes o Mensakas han puesto sus ruedas sobre el asfalto y han empezado a pedalear. Que sigan avanzando dependerá de si el conflicto ético del usuario al pedir comida a domicilio se resuelve hacia un lado u otro.