Patrimonio

Barcelona localiza 1.220 ascensores históricos, el triple de los conocidos hasta ahora

El Ayuntamiento ofrece subvencionar hasta el 30% de las obras para restaurar y mantener elevadores de madera y forjado, a la expectativa de que la Generalitat implante un reglamento más estricto en medidas de seguridad

Barcelona pasa a tratar como joyas patrimoniales sus ascensores ancianos

Un ascensor con cabina de madera y puerta de hierro en una finca de Consell de Cent, en Barcelona.

Un ascensor con cabina de madera y puerta de hierro en una finca de Consell de Cent, en Barcelona. / JORDI OTIX

Jordi Ribalaygue

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Son inquilinos señoriales de Barcelona, vestigios de una elegancia de otro tiempo. Los ascensores con cabina de madera y puerta de hierro forjado bordean el siglo de vida -si no lo han rebasado ya- y son distintivos de una época de auge y expansión de la ciudad, sobre todo en el Eixample. Pese a que muchos desaparecieron suplidos por modelos más veloces y acordes a la modernidad, sobreviven más ejemplares de los que se estimó.

En Barcelona subsisten al menos 1.220 ascensores etiquetados como históricos. Son los que conservan la cabina original y que, en su inmensa mayoría, datan de antes de 1940, salvo algunos -los que menos- instalados años después. La cifra triplica la conocida en un primer recuento, elaborado en 2022, cuando se documentaron 420 elevadores montados hasta 1939 en una cuadrícula reducida de calles, enmarcada por la Diagonal, la ronda Santa Pere, Balmes y Pau Claris. 

En 2023, el Instituto Municipal de Paisaje Urbano (IMPU) encargó una segunda batida, que amplía el radio a todo el Eixample, también con incursiones en Ciutat Vella, Gràcia, Horta-Guinardó, Sants-Montjuïc y Sarrià-Sant Gervasi. Solo en la Via Laietana se han encontrado 14 ascensores que han resistido al paso del tiempo. 

Tres trabajadores de la empresa Veclus peinaron casi un centenar de calles durante 16 semanas, llamando puerta a puerta para localizar un patrimonio que el Ayuntamiento cree “interesante” de cartografiar cuando menos. “El objetivo era conocer el mayor número posible de ascensores históricos y nos ha sorprendido la gran cantidad que existe: en la calle Mallorca, en el lado montaña entre Roger de Llúria y Bruc, se han conservado en todas las casas y de Bruc a Girona, en todas menos una”, destaca Francesc Caballé, historiador y director del estudio. 

Un ascensor de madera y con forjado de hierro en la Rambla Catalunya, en Barcelona.

Un ascensor de madera y con forjado de hierro en la Rambla Catalunya, en Barcelona. / JORDI OTIX

El miembro de Veclus aprecia "bastantes diferencias" en cuanto al valor arquitectónico y artístico entre la multitud de elevadores fichados. “Algunos son muy sencillos y otros, verdaderas obras de arte”, distingue Caballé, convencido de que aún quedan prototipos de época que no han logrado descubrir, dispersos por la capital.  

Susceptibles de subvención

Las comunidades que posean cualquiera de los 1.220 ascensores referenciados en el informe pueden solicitar los auxilios que el IMPU ofrece para costear parte de las obras que se declaren de interés patrimonial. “Estar inventariados les permite optar a las ayudas a la mejora del patrimonio y facilitar la restauración de los elementos patrimoniales de interés, como la restauración de rejas o cabinas de madera”, ejemplifica el consistorio. 

El IMPU se presta a financiar hasta el “30% de la obra, con un tope de 30.000 euros por actuación”, matiza. Los trabajos susceptibles de recibir una subvención son los que salvaguarden “los valores compositivos del elemento original”. “Quiere decir, por ejemplo, que ante la necesidad de actualizar maquinaria o guías de apoyo, se mantengan o se restauren las cabinas y cierres del ascensor, manteniendo la composición”, aclara el Ayuntamiento.

Pulsadores de un ascensor de la Gran Via, en Barcelona.

Pulsadores de un ascensor de la Gran Via, en Barcelona. / JORDI OTIX

Es probable que un buen número de ascensores históricos -igual que otros más convencionales- deban renovar motores o guías con el nuevo reglamento que la Generalitat ultima. “Todos los ascensores, sean de la época que sean, tendrán que implementar medidas adicionales para que sean más seguros, más confortables y con mejores prestaciones. Los históricos se llevarán una buena parte de las medidas a implementar”, augura la gerente del Gremio Empresarial de Ascensores de Catalunya, Beatriu de la Fragua.  

Más subvenciones

La organización avanza que, entre otros aspectos, la norma regulará la nivelación de los ascensores para que “no haya un escalón al salir de la cabina”, “evitar movimientos ascendentes incontrolados”, “disponer de una báscula para evitar sobrecargas” o que todos se doten de un “equipo para comunicarse de dentro a afuera a través de una línea telefónica”, enumera De la Fragua.

“Lo que más afectará a los históricos es la sustitución de guías, lo único que les afectará en exclusiva”, prosigue la gerente. “Antiguamente se hacían de madera o cilíndricas y la normativa interpreta que deberían de ser sustituidas por unas actuales, que dan mejor prestación en seguridad, pero queda por ver si los históricos o los que forman parte del patrimonio protegido quedan excluidos”, puntualiza. 

En todo caso, De la Fragua recalca que se otorgará un período amplio para adaptarse a la norma. A su vez, el gremio pide a las administraciones que contribuyan con ayudas al pago de las modificaciones que se exigirán en seguridad, no incluidas en las que se conceden para resguardar el patrimonio. “Poner comunicación bidireccional no es un gran gasto, pero cambiar una guía sí puede ser un desembolso importante. En todo caso, las obras que se deban hacer o el mantenimiento en ascensores históricos no tienen por qué ser más caros”, esgrime la gerente.  

A lo largo de las décadas, un número inconcreto de elevadores de época se ha desmantelado. “Se sustituyeron muchos en los 80 y los 90 -recuerda De la Fragua-. Las comunidades se quejaban de que los antiguos sean lentos y que el cierre de puertas sea manual. Pero el interés por conservarlos ha crecido”.

Pulsadores dentro de un ascensor en un edificio de la Gran Via, en Barcelona.

Pulsadores dentro de un ascensor en un edificio de la Gran Via, en Barcelona. / JORDI OTIX

En todo caso, la mera inclusión de los elevadores en el muestreo no blinda la pervivencia de todos los identificados. "La mayoría están en edificios catalogados o forman parte del conjuntos de catalogación que les otorga un grado de protección específico", alega el Ayuntamiento.

“No es que haya una gran cantidad de un valor absolutamente singular y los ascensores extraordinarios estaban más o menos detectados, como el de Josep Maria Jujol en Mallorca 284, pero sí tienen unas características de una valía relevante, dignas de conservarse”, opina Caballé. “Eran piezas consideradas artesanales, como un mueble -ilustra-. Se ven aparatos más o menos seriados, pero muchísimos se hicieron a propósito”.

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