En dos distritos

Palomas atrapadas en pisos y cúmulos de excrementos: los suplicios de convivir con un alimentador de aves

Un caso en Diagonal Mar y otro en Sant Gervasi revelan las dificultades para erradicar la suciedad que generan viviendas en las que se ponen cebos para nutrir y atraer a los pájaros

Barcelona prueba con águilas y halcones para ahuyentar a las palomas en torno al Camp Nou

Palomas invaden pisos en Barcelona

Palomas invaden pisos en Barcelona / Vídeos: Vecinos

Margot Canavaggia

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Barcelona tiene entre ceja y ceja cómo contener la sobrepoblación de palomas. Se estima que hay unos 85.000 ejemplares en la ciudad, según el último recuento conocido. La cifra viene a duplicar la proporción que el Ayuntamiento juzga adecuada por metro cuadrado. No es una novedad que el consistorio intente poner coto a las aves urbanas: lleva siete años probando con el pienso anticonceptivo y ensaya con algún que otro método para ahuyentarlas, como procura ahora con vuelos controlados de águilas y halcones frente al Camp Nou. Aparte, los técnicos municipales buscan de qué forma disuadir a los 350 vecinos que lanzan unos dos kilos de comida al día a las palomas, el principal motivo de que proliferen hasta colonizar tramos de calles y fincas abandonadas, según el consistorio.  

No obstante, existen otros focos en Barcelona a los que las palomas acuden en tropel y donde el derecho a la propiedad privada se interpone para erradicarlos. Se trata de viviendas a las que los pájaros son atraídos: revolotean en ventanas y balcones -seguramente seducidos por un cebo- e, incluso, se adentran en los pisos, al verse con el paso franco para explorarlos. 

Aunque son hechos aislados en la ciudad, resultan una incomodidad para quienes viven alrededor de las viviendas en que las aves se ven invitadas a merodear sin obstáculo. El Ayuntamiento anda detrás de esos casos. No obstante, tiene un margen de maniobra estrecho si la propiedad o el habitante del piso niega a los funcionarios municipales acceder al interior y atender las reclamaciones de los vecinos, que ruegan que se ponga fin a la suciedad y el riesgo de insalubridad.

"Cuando recibimos notificación por presencia de palomas en el ámbito privado, se evalúa la situación y se puede requerir la intervención por problemas de salubridad dirigidas a la propiedad", indica el consistorio. "Si el caso lo requiere, también se puede iniciar la mediación entre las personas implicadas en el conflicto", agrega.

Quejas en Diagonal Mar

Los episodios esporádicos de inquilinos que captan palomas para convivir con ellas se dan en distintos distritos de Barcelona. De esa insólita circunstancia se queja una vecina del barrio de Diagonal Mar, en Sant Martí. Explica que una residente de un piso en la calle Provençals “causa molestias entre el vecindario” por las aves que “tiene encerradas en casa”. EL PERIÓDICO ha comprobado que una hilera de palomas reposa en todo momento en la barandilla del balcón, donde se nutren de las semillas que la vecina deja. 

Palomas en la cornisa de una vivienda en Diagonal Mar, en Barcelona.

Palomas en la cornisa de una vivienda en Diagonal Mar, en Barcelona. / EL PERIÓDICO

Las ventanas del domicilio permanecen abiertas, aunque cubiertas con una red para impedir la entrada de más pájaros. Los vecinos sostienen que, en realidad, sirven “para evitar que se escape la docena de palomas que ya se encuentra dentro”. Desde el otro lado de la acera, se distingue a las aves volando en el interior del piso

“No podemos dormir por la noche”, lamentan los vecinos consultados del mismo edificio. Algunos confiesan que “el ruido insoportable e incesante” de las palomas les interrumpe el sueño repetidas veces. A su vez, señalan que el arrullo se oye “a todas horas”. Aluden también al olor “hediondo” de los excrementos, que se amontonan en la repisa del balcón y salpican a otros hogares. “Limpiamos el ventanal cada día con desinfectante porque, si la peste se acumula dentro, es invivible”, relatan. 

Salud "en peligro"

Una vecina que prefiere guardar el anonimato cuenta que lleva más de dos años luchando para que el edificio quede libre de palomas. Asegura que su “delicado estado de salud está en peligro” por la anómala rutina a la que se ve expuesta. Cuenta que se ha dirigido al Ayuntamiento, la Guardia Urbana, los Mossos d'Esquadra, los tribunales de la Ciutat de la Justícia y la Generalitat para que se remedie lo que califica como un "grave inconveniente". No obstante, siente que su reclamación nunca ha sido escuchada.

Los vecinos afirman haber visto semillas diseminadas por todo el barrio y que el engorro por la presencia masiva de palomas en el inmueble se extiende a los negocios de los alrededores. “Defecan en todos lados y dificultan una buena higiene", observan.

El distrito de Sant Martí dice que hace seguimiento del caso. Informa de que está previsto que la Guardia Urbana y los servicios municipales efectúen una mediación y "reforzar las tareas de inspección y limpieza en las calles del entorno". "Dado que se trata de un caso que se produce en el interior de un domicilio privado, debe ser la comunidad de vecinos quien también lo gestione a nivel interno", apunta.  

Cerco a un ático

Situación semejante se repite en el barrio de Sant Gervasi-Galvany, en el distrito de Sarrià-Sant Gervasi. Una vecina muestra un vídeo en que se aprecia decenas de aves rodeando el balcón de un ático que da a un patio interior de la calle Muntaner: posan sobre el tenderete y las cornisas, sobrevuelan las ventanas de par en par del piso y pueblan el terrado y los balcones colindantes.

"Lo denuncié al Ayuntamiento en octubre de 2023. Solicité que se entre en el piso y se averigüe qué está pasando", manifiesta una vecina, que divisa el domicilio plagado de pájaros desde el comedor. "Las ventanas no se mueven, siempre están en la misma posición, no se ven luces por la noche... Pero el portero dice que allí vive un señor", expone.

Una multitud de palomas en un ático de Sant Gervasi, en Barcelona.

Una multitud de palomas en un ático de Sant Gervasi, en Barcelona. / EL PERIÓDICO

El distrito responde que se han efectuado dos inspecciones en el inmueble, que han derivado en un expediente que insta a la propiedad a limpiar los excrementos en los espacios comunes. También apremia a que se tomen medidas para "evitar la acumulación de palomas que provocan la suciedad de la finca, así como la insalubridad".

El Ayuntamiento confirma que ha detectado el origen de la inmundicia en el balcón de un piso que tiene identificado en el edificio de Muntaner. Comenta que trabajadores municipales han intentado entrar al domicilio "en diversas ocasiones". No obstante, "hasta ahora no se ha localizado al inquilino", puntualiza. Apostilla que está pendiente de "concretar una fecha con el propietario y el inquilino para poder acceder a la vivienda y valorar cómo proceder".

Mientras tanto, algunos vecinos se parapetan frente a las palomas. "Vivo poniendo remedios. Es triste tener que construirse una jaula en casa, como si fuera una prisión", confiesa una vecina. "Hay palomas en una cantidad que antes no teníamos y también gaviotas que vienen a comerse las palomas -prosigue-. He puesto pinchos en la terraza y cada vez pongo más. Una vez me encontré una paloma muerta y clavada en un pincho. La tuve que sacar... Fue desagradable".

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