Abandonado desde hace años

Las plagas de un edificio en ruinas mortifican al Poble-sec: "Es una guarida de palomas y ratas"

La suciedad invade una finca deshabitada y medio desmoronada en mitad del barrio, mientras el Ayuntamiento de Barcelona y la propiedad no se ponen de acuerdo sobre el futuro del edificio

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Jordi Ribalaygue

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“¡¡¡Boooom!!!”. Un estruendo inesperado hace revolver los desechos de una casa tapiada y ruinosa del Poble-sec, devenida en un nido de plagas, escombros e inmundicia que mortifica a los vecinos. Pasa en la calle Piquer, en Barcelona

Las palomas -decenas a ojo, una absoluta desmesura- alzan el vuelo entre los cascotes con un aleteo furioso, espantadas. Sobrevuelan la finca sin techo y se desperdigan. La manzana concentra una residencia de la tercera edad, un hotel y una multitud de viviendas que tratan de resguardarse de la suciedad y las molestias que emanan del inmueble abandonado, enquistado en las discrepancias entre el Ayuntamiento y la propiedad sobre si se puede o no edificar viviendas allí. En noviembre pasado, el consistorio impuso dos multas de 1.000 euros cada una al dueño por el mal estado del edificio. No se vislumbra una solución próxima.

“Nunca había visto tantas palomas como ahora”, atestigua María, que vive en uno de los bloques enganchados a la finca medio derruida. “Y al anochecer, salen muchas ratas -asegura-. Una vecina nos dijo que le entró una por la cocina. Han llegado a subir hasta el segundo piso”. 

La construcción -más que centenaria y de una sola planta- está deshabitada desde hace años, sin contar los asaltos posteriores para ocuparla. Ahora es inhabitable: la puerta y las ventanas llevan más de una década emparedadas con ladrillos y la techumbre se hundió hace un par de años.  

“Se vino todo abajo una noche”, recuerda Juan, que reside en uno de los bloques colindantes. “Se cayó de viejo y se llenó de humo -describe-. Tuvimos que limpiar los pisos, porque se llenaron de polvo. Y, desde entonces, se ha quedado así”. En el barrio, irrita la incapacidad para liquidar la podredumbre del destartalado domicilio. Pertrechados con una escalera, los vecinos han colgado unas pancartas. “¿Hasta cuándo?”, se pregunta la más grande, inequívoca. 

Las pancartas que los vecinos del Poble-sec han colgado para protestar por el mal estado del edificio ruinoso de la calle Piquer, en Barcelona.

Las pancartas que los vecinos del Poble-sec han colgado para protestar por el mal estado del edificio ruinoso de la calle Piquer, en Barcelona. / JORDI OTIX

"Un sinvivir"

Ángeles vive pegada al edificio demacrado. Muestra el rastro con que la humedad arruga los muros de su casa. “Hace unos 20 años que tenemos el problema y no se ha hecho nada -protesta-. Llegué a tener que limpiar cada día las paredes, porque se ponían verdosas… Lo he pagado todo por mi cuenta. ¿Cómo puede pasar esto en Barcelona cuando ni en los pueblos viven así? Es un sinvivir. A veces pienso en vender el piso e irme, pero me da pena dejar esto así a alguien”.

El domicilio de Ángeles se asoma a los despojos de la vivienda desmoronada. “Lo primero que hago cuando me levanto es limpiar las cagadas de las palomas. No dejo que se acumulen, dicen que traen enfermedades… Pero las tengo cada día al lado. Las hay muertas, medio comidas por las gaviotas... Las ratas también suben a mi terraza. Si un día entran a casa, llamo a los Bomberos… Un día vi una tan grande que pensé que a alguien se le había escapado un conejo. Están bien alimentadas”.

A Ángeles le sulfura que las quejas caigan en saco roto: “Aquí no viene nadie. Me voy a morir sin que se arregle”. María José confiesa que las palomas y las tórtolas ya se aventuran más allá de su terraza. “Hemos avisado muchas veces, pero nadie hace caso”, lamenta. 

Los escombros de la casa en ruinas y con el techo hundido en el número 10 de la calle Piquer, en el barrio del Poble-sec, en Barcelona.

Los escombros de la casa en ruinas y con el techo hundido en el número 10 de la calle Piquer, en el barrio del Poble-sec, en Barcelona. / JORDI OTIX

No pocos balcones de la calle lucen pinchos en las barandillas para ahuyentar a las aves. Josep Maria utiliza precintos y cuerdas de nylon a modo de espantapájaros. "Dijeron que lo arreglarían, pero ni el Ayuntamiento ni el propietario hacen nada. Al dueño le dijimos que desinfectara, por las ratas. Ya no lo hemos visto más. Desde que el techo se hundió, es una cueva de palomas. Paren y cada vez son más". 

"Problema de salud pública"

El presidente de la Asociación de Vecinos del Poble-sec, Sergi Gázquez, reclama al Ayuntamiento que no se demore más en poner fin a la guarida de roedores y pájaros que se ha asentado en medio del barrio. “Es un problema de salud pública -advierte-. El privado se desentiende y necesitamos que la administración encuentre la forma de actuar porque los que sufren son los vecinos. Igual que pasa con casos de ocupaciones, el Ayuntamiento dice que no puede entrar sin una autorización judicial. El sistema es muy garantista pero esto clama al cielo”.

El distrito de Sants-Montjuïc explica que, en 2022, el servicio de vigilancia de plagas confirmó la “grave situación” que se había apoderado de la finca. Ordenó al titular que contratase trabajos de “desratización y desinfección”. En cambio, fuentes cercanas a la propiedad afirman que han intervenido por iniciativa propia: “Una empresa pone trampas para ratas una o dos veces al mes. Salieron por unas obras en la calle y nos certifica que ahora no hay. Han vuelto a las alcantarillas. Y como máximo en cuatro meses se pondrán unas mallas para que las palomas no aniden”. 

Ángeles muestra los daños en su vivienda provocados por la humedad que se filtra del edificio ruinoso del Poble-sec, en Barcelona.

Ángeles muestra los daños en su vivienda provocados por la humedad que se filtra del edificio ruinoso del Poble-sec, en Barcelona. / JORDI OTIX

Los vecinos niegan que hayan visto tareas de limpieza recientes en el edificio. “La situación ha empeorado a causa de la dejadez del propietario”, culpa el distrito, que ha abierto dos expedientes para exigir controles de plagas, reparaciones y labores de mantenimiento.

Los propietarios acusan al Ayuntamiento de tratar de quedarse con la finca

La versión de la propiedad difiere por completo de la del Ayuntamiento de Barcelona. Le acusa de tratar de hacerse con la titularidad de la finca con supuestas artimañas que tacha de “ilegales”. El terreno donde se erige el inmueble está reservado para equipamientos desde hace casi medio siglo. 

“Se ha hablado infinidad de veces con el Ayuntamiento -sostienen fuentes vinculadas a los dueños-. Se intentó hacer una rehabilitación, pero no llegó a buen fin. Hemos hecho propuestas para construir pisos y ceder dos o tres para quien lo necesite… No nos respondieron nada".

Añaden que ha habido constructores interesados en comprar el edificio para hacer viviendas. "Pero no nos dejan -critican-. La finca es un bombón y el Ayuntamiento ha hecho ofertas continuamente. A los propietarios no les interesa vender. Saben que el Ayuntamiento quiere recalificarlo para hacer el gran negocio".

Aseguran que esperan desde hace "casi dos años" para reunirse con el consistorio. "Intenta que los propietarios se desesperen y malvendan, pero tienen suficiente patrimonio -responden-. Viven en Sudamérica. Puede acabar en un contencioso, porque el pecado original es que el Ayuntamiento recalificó una zona para obtener a precio cero unos terrenos para construir una residencia. Puede tardar de ocho a 12 años en resolverse”.

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