El gobierno de la ciudad

Las elecciones anticipadas en Catalunya posponen el pacto PSC-ERC en Barcelona y rearman a Collboni para dejar fuera a Colau

El alcalde denuncia que la no aprobación de los presupuestos de la Generalitat deja a Barcelona sin 650 millones y los republicanos tildan a los Comuns de “un lastre” para la ciudad

Aragonès adelanta las elecciones en Catalunya al 12 de mayo tras el fracaso de los presupuestos

Collboni afirma que Barcelona perderá 650 millones por no aprobarse los presupuestos de la Generalitat

Elisenda Alamany (ERC) afirma que la “deriva destructiva” de los Comuns les convierte en “un lastre” para el futuro de Barcelona

Collboni, concejales de su gobierno y de la oposición el pasado 8-M en el Saló de Cent.

Collboni, concejales de su gobierno y de la oposición el pasado 8-M en el Saló de Cent. / Maria Pratdesaba / ACN

Toni Sust

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La convocatoria anticipada de las elecciones autonómicas catalanas para el 12 de mayo tendrá un efecto doble en el Ayuntamiento de Barcelona. De entrada, todo indica que retrasará el cierre de un pacto de gobierno que todavía es una hipótesis, pero que parece muy encaminada, entre el PSC y ERC en el consistorio. Resulta prácticamente inviable que esa alianza cuaje mientras socialistas y republicanos están en plena pugna, en precampaña y campaña electoral.

Por otro lado, el hecho de que los presupuestos de la Generalitat para este año no se aprobaran por que los Comuns no los apoyaron carga de argumentos a Collboni para dejar fuera de ese pacto de gobierno al grupo de Ada Colau, Barcelona en Comú, que exige participar de un tripartito de izquierda en la ciudad.

Primero, presupuestos

Jaume Collboni llevaba meses frenando el ímpetu con el que los Comuns han estado reclamando ese tripartito. El alcalde de Barcelona ha insistido en acordar antes los presupuestos de la capital catalana para 2024. Hace semanas cerró una alianza con ERC sobre las cuentas municipales, derrotadas en otoño por la falta de apoyo de grupos de la oposición, y necesitaba, y necesita, los nueve votos de los Comuns para que sean aprobadas de forma ordinaria, por mayoría en el pleno municipal del 22 de mayo.

Pero si no los tiene, cuenta con la opción de recurrir a una cuestión de confianza, que le permitirá, de ser empleada, contar con presupuestos validados a finales de abril sin perder un solo euro de los 3.800 millones previstos en el proyecto.

Un gobierno de 15 concejales

La alianza presupuestaria con los republicanos fue vista como la antesala de un acuerdo de gobierno PSC-ERC en la ciudad. Ese gobierno a dos ha ido cobrando fuerza, aunque sigue siendo un proyecto. De confirmarse, sería un Ejecutivo local que, con 15 concejales (los mismos que tenía el compartido por Ada Colau y Collboni de mayo de 2016 a noviembre de 2017), no alcanzaría la mayoría absoluta, fijada en 21 ediles, pero le daría aire para gobernar: en estos momentos, los socialistas tienen ocho concejales, si no se cuenta al propio alcalde y a Lluís Rabell, de baja médica.

Hay tenientes de alcalde con jornadas de 16 horas que respirarían aliviados si pudieran delegar la dirección de un distrito o la de un área temática. Pero esa solución deberá aplazarse, por lo ya afirmado: no resulta compatible pactar en un lado de la plaza mientras en la otra las dos partes están en plena lucha por los votos.

El papel de Colau

Collboni no ha citado este jueves a Barcelona en Comú ni a Colau cuando ha subrayado que el hecho de que la Generalitat no apruebe sus presupuestos deja a la ciudad sin 650 millones de euros. Pero no hacía falta. Colau ha sido señalada por todos como responsable del desenlace autonómico, y por extensión de que también los Presupuestos Generales del Estado hayan quedado aparcados. Y esa imagen ayudará mucho al alcalde cuando alguien le reproche que no quiera a sus antiguos socios de Barcelona en Comú en el gobierno, ahora que se han convertido prácticamente en el emblema de la irresponsabilidad institucional. O por lo menos así lo denuncian todos sus rivales.

En cuanto a los presupuestos del consistorio, y pese a que el alcalde ha vuelto a pedir apoyo para sacarlos adelante en votación en el pleno ordinario del 22 de marzo, no tendría ninguna lógica que los Comuns, tras romper la baraja en la Generalitat, votaran a favor de los municipales. Por ello todo indica que Collboni recurrirá a una cuestión de confianza.

Pleno extraordinario

Esta hoja de ruta implica que tras la derrota de las cuentas en la votación del pleno ordinario, el gobierno convoque un pleno extraordinario para principios de la Semana Santa, y los presente asociados a una cuestión de confianza. En ese pleno se volverla a votar y tras una nueva derrota del proyecto se iniciará una cuenta atrás de 30 días. Si en ese periodo la oposición no suma 21 ediles para elegir un nuevo alcalde, las cuentas quedarán aprobadas sin que se toque una coma del texto. Collboni, así, afrontaría el verano sin más problema que el oxígeno que le falta a su equipo en el día a día.

Ahora quedaría el debate, nunca aclarado por los socialistas en público, de si verían con mejores ojos un pacto con los Comuns si Colau se va, por citar un destino, al Parlament. Pero ese debate quizá sea menos relevante cuando la marca entera está siendo cuestionada por haber frustrado el presupuesto económico y el estatal.

ERC dispara con bala

Si el PSC no ha citado explícitamente a Barcelona en Comú, ERC sí lo ha hecho, y con ganas. Elisenda Alamany ha acusado a los Comuns de ser “un lastre” y un “obstáculo” para el futuro de la ciudad, y lo ha atribuido a la “deriva destructiva” del partido en el que estuvo antes de ingresar en las filas republicanas.

En resumen, las últimas 24 horas han despejado bastante el verano de Collboni, que ya tiene claro que si no logra aprobar presupuestos y debe recurrir a una cuestión de confianza podrá culpar a Barcelona en Comú, y que tendrá mucho más fácil defender que los Comuns no entren en su gobierno en el caso de que, elecciones autonómicas mediante, lo acabe haciendo ERC.