Cinco premios en Navidad

Furor por la lotería del Niño 2024 en Las Arenas de Barcelona: largas colas para comprar los últimos décimos

Víctor, el lotero que ha repartido el Gordo y cuatro premios más en Barcelona: poseedor de una piedra de la suerte y aprendiz de su abuela

Lotería de Navidad 2023: comprobar décimos premiados

¿Hasta cuándo se puede comprar un décimo de la Lotería del Niño 2024?

Cola de compradores de lotería frente a la administración de Las Arenas, en Barcelona, que repartió el Gordo y cuatro quintos décimos en Navidad.

Cola de compradores de lotería frente a la administración de Las Arenas, en Barcelona, que repartió el Gordo y cuatro quintos décimos en Navidad. / ZOWY VOETEN

Jordi Ribalaygue

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Víctor Fernández no pierde el humor pese a la avalancha de faena que le ha caído encima. “Estoy molido”, confiesa el feliz lotero del centro comercial de Las Arenas, protagonista de la carambola más prodigiosa jamás contada antes en un día de lotería de Navidad. Desde entonces, una permanente fila larguísima se enrosca desde bien temprano y hasta entrada la noche en el sótano de los grandes almacenes: se cuentan por decenas los que peregrinan cada hora a la búsqueda de una pizca de la colosal fortuna con la que la administración 336 de Barcelona se destapó aún no hace dos semanas. 

“Tenemos cola antes de abrir a las nueve de la mañana. Es todo el día así. Aquí no decae la suerte ni tampoco nosotros. Es emocionante”, confiesa Víctor. “Y la hora de cierre se ha complicado -remacha-. Suele ser a las nueve de la noche, pero ahora estamos cerrando a las 10. No tenemos ningún protocolo, atendemos hasta el último cliente. ¡Llevo un montón de días viviendo prácticamente dentro del negocio!”. 

El establecimiento de Víctor -30 años, menos de una década en esto de esparcir la suerte- cuadró un repóker inverosímil hasta el pasado 22 de diciembre: acaparó parte de cuatro de los ocho quintos premios de la jornada, una proeza redondeada con un pellizco del Gordo, el 88.008. Casi el 40% de los números agraciados aquella mañana estuvieron expuestos en el escaparate del local del centro comercial antes del sorteo extraordinario, cuando repartió un botín de 896.000 euros solo en grandes premios. 

Víctor Fernández, el administrador de lotería de Las Arenas, en la entrada del negocio, empapelada con los carteles de los premios que acumuló en el sorteo de Navidad.

Víctor Fernández, el administrador de lotería de Las Arenas, en la entrada del negocio, empapelada con los carteles de los premios que acumuló en el sorteo de Navidad. / ZOWY VOETEN

Un rastro de confeti espolvorea todavía el pie de la entrada de la administración de moda en la ciudad. En torno a un centenar de personas esperaban turno este martes por la tarde para comprar un décimo para el sorteo de El Niño. “Ya notamos un aumento antes del Gordo, porque repartimos un segundo del Niño hace un par de años y un cuarto y un quinto premio en la Navidad en 2022. Pero nunca nos había pasado como ahora. Jamás me lo hubiese imaginado… Tenemos de cinco a seis veces más volumen de clientes en ventanilla que hace un año”, estima Víctor.

Últimos billetes

La administración ha tenido que poner coto a la venta por internet para no entrar en colapso y quedarse sin décimos para los compradores a pie de calle. Solo acepta compras 'online' con envío inmediato, sin reservas en depósito. 

Decenas de boletos forraban el mostrador del local este martes: costaba ver a los dependientes tras el cristal. “Hemos colgado todo lo que tenemos, que ya no es tanto. ¡Ahora nos piden hasta los feos! Estoy contento, pero nos gustaría tener más. Hicimos una petición a Loterías, pero la denegaron porque no quedan existencias”, comenta Víctor. 

Calcula que este jueves -si no antes- lo habrá despachado todo. Barrunta que tendrá que procurarse de más series en 2025. Cuando se acaben, los rezagados tendrán que conformarse con los tiques que escupa la máquina. Por si acaso, el administrador ha contactado con otros loteros por si les sobran billetes sin colocar. “¡Pero ellos quieren los nuestros!”, apostilla. 

Un comprador elige décimo para el sorteo del Niño en la administración de lotería de Las Arenas, en Barcelona.

Un comprador elige décimo para el sorteo del Niño en la administración de lotería de Las Arenas, en Barcelona. / ZOWY VOETEN

Compradores forasteros

El furor por adquirir ni que sea un décimo para el Niño en Las Arenas se ha expandido fuera de Barcelona, igual que la fama del amuleto del establecimiento, un pedrusco bañado en oro del que Víctor alardea. Lo exhibió, lo adoró y lo levantó ante la cámaras como si fuera la Champions League tras la machada del Gordo. “¡Vienen por atracción a la piedra! Hay quien viene de lejos para comprar, incluso de fuera de Catalunya”, asegura.

Javier se ha desplazado a propósito desde Gavà. Le ha enredado Sergi, que vive más cerca, en Les Corts. “Le dije que viniéramos a comprar un número y lo pasáramos por la piedra”, revela Sergi. Pocos son los que no conocen ya los presuntos poderes de una china para nada pequeña, exhibida en el comercio desde que abrió. La superstición de restregar los boletos para invocar el buen hado empezó cuando un cliente habitual le dio por acariciar la roca y predicar sus bondades. Víctor explica que amasa ya cuatro o cinco premios embolsados.

“Mi teoría es que cada persona que pasa deja su ilusión, su esperanza, su emoción... La piedra lo acumula e impregna de energía a cada décimo”, supone el vendedor, que sonríe travieso. El inopinado reciente golpe de azar que ha hecho célebre al negocio basta para que los haya que encomiendan su dicha a la pepita. 

Cola de clientes ante la administración de lotería de Las Arenas, en Barcelona.

Cola de clientes ante la administración de lotería de Las Arenas, en Barcelona. / ZOWY VOETEN

“Solo compramos una vez aquí hace años, pero mi madre me ha pedido que viniera y que, sobre todo, toque la piedra”, revela Carme. “Claro que pasaré el décimo por la roca”, contesta Virtudes, procedente de L’Hospitalet: “No me esperaba tanta gente y he dudado si marcharme. Pero antes he pasado por la carretera de Sants y allí hay varias administraciones, pero no me he parado porque quería venir a la de las Arenas”. 

“No he pensado en irme al ver la cola. Estuve dos horas esperando el año pasado en Doña Manolita”, presume Teresa. Se refiere a la administración madrileña, una de las más afamadas en España, al igual que la Valdés de la Rambla o la Bruixa d’Or de Sort, la predecesora de Las Arenas en encadenar premios desafiando el cálculo de probabilidades. 

Víctor responde con cautela cuando le equiparan con los grandes nombres del circuito de la Lotería nacional. “No me puedo comparar. Vivo el presente”, resuelve. El joven ha aprendido de su abuela, Isabel, 84 años y aún al frente de una administración en Mancha Real, Jaén. El trajín de la mañana del Gordo le impidió hablar entonces con ella. “Luego me dijo que sus plegarias habían sido escuchadas. Le dije: ‘¿Te imaginas que damos a la vez un primero o un segundo?’ Es que compartimos números".

El muchacho dice no temer que, tal como ha llegado, la suerte le rehúya. "Hemos pasado la pandemia, obras, momentos difíciles… Los hemos sobrellevado y hemos luchado. Además, las piedras de oro tardan en erosionarse: duran mucho, son mágicas, son infinitas”, cree.

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