En dirección al Park Güell y los búnkeres

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Turistas y visitantes bajan de un bus en las inmediaciones del Park Güell, en Barcelona, en una imagen de archivo.

Turistas y visitantes bajan de un bus en las inmediaciones del Park Güell, en Barcelona, en una imagen de archivo. / RICARD CUGAT

Jordi Ribalaygue

Jordi Ribalaygue

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Una veintena de entidades vecinales y los seis sindicatos del comité de empresa de los buses municipales de Barcelona urgen medidas para paliar el “estrés” y la “presión turística” a las que alertan que se ven sometidos los conductores y los pasajeros habituales de las líneas regulares que conectan con el Park Güell y los búnkers del Carmel. Las Asociaciones y los representantes de la plantilla han firmado un manifiesto en que instan a Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) que destine personal a las líneas más abarrotadas para “evitar confrontaciones entre barceloneses y trabajadores” de los autobuses con “el turismo masivo que no respeta la más elementales normas de civismo dentro del transporte público”, acusa. 

El documento menciona las líneas V19, 22, 24, 114, 116 y 119 como las que sufren una masificación que aseguran que se sufre “prácticamente a diario”. Por su parte, TMB manifiesta que los autobuses de la ciudad "no cuentan con una figura de informador como tal, pero se han asignado más vigilantes de seguridad". Recuerda que se han instalado "cámaras de videovigilancia en tiempo real" en toda la flota.

Asociaciones y sindicatos recalcan la “imposibilidad” para parte de los vecinos de subir al bus que “encuentran colapsado por el turismo masivo y deben quedarse en tierra”, el “bloqueo de los accesos”, la “falta de respeto sistemática de los asientos reservados” y la “negativa a pagar el billete” por parte de “ese turismo”, lo que sostienen que resulta “cada vez más habitual”. Frente a esas molestias, aboga por que el "personal de información" que reclama vele por que “la gente mayor o con necesidades especiales”, como los viajeros con movilidad reducida o los que cargan con bebés, “vean garantizado su acceso” al transporte público. 

También piden que den aviso a la Guardia Urbana “en caso de escalada de conflicto”. “No es una tarea que tengamos que hacer los vecinos ni mucho menos quien debe estar pendiente de la conducción y merece poder trabajar sin tensión”, alegan los firmantes. Piden que el personal recuerde en los vehículos y las paradas que “se debe validar el billete, circular hacia el fondo, tener en cuenta los asientos y espacios reservados o no dejar la basura en espacios destinados a folletos”.

Los promotores de la petición recalcan que no solicitan vigilantes de seguridad, sino agentes cívicos que efectúen una "tarea pedagógica y mediadora", que sepan idiomas y cuenten con "cierta formación". "No pueden obligar, pero entendemos que la mayoría de turistas atenderán de buenas a primeras o, en el peor de los casos, si el agente los amenaza con llamar a la Guardia Urbana. Hasta ahora, era lo que hacíamos los vecinos y es violento, acostumbra a acabar mal y genera mucho malestar", expresa el Consell Veïnal del Turó de la Rovira, uno de los firmantes.

Por otro lado, proponen que se cuelguen señales en los buses de las líneas afectadas y todas sus paradas, con indicaciones “en diversas lenguas” que, entre otras normas básicas, aclare que no se permite acumularse en la entrada del vehículo ni obstruir el paso, subir por las puertas traseras o que se debe respetar la necesaria “deferencia” hacia mayores y otras personas “con necesidades especiales”. En ese sentido, TMB responde que trabaja en un refuerzo de la señalización que espera implantar "muy pronto".

En contra de más bus turístico

El concejal de Horta-Guinardó, Lluís Rabell, informó en el consejo de barrio del Baix Guinardó de octubre que, ante las “quejas” de los vecinos, el Ayuntamiento se planteaba “ampliar el recorrido" del bus turístico para “rebajar la presión sobre las líneas convencionales”. Casi a la vez, el Área Metropolitana de Barcelona sacó a concurso en noviembre la adjudicación de un nuevo servicio de City Tour, paralelo a la flota turística de TMB, por un valor de 284 millones de euros y con nueva extensión para transitar por el Park Güell, entre otros puntos frecuentados.

No obstante, los firmantes del manifiesto se declaran contrarios tanto a una opción como a la otra. Proponen “descartar la creación de una nueva parada del bus turístico” y “en cualquiera de sus dos modalidades”. Opinan que “no reducirá la saturación” de las líneas. “Nadie pagará 30 euros por lo que cuesta 2,40”, argumentan. Además, creen que “contribuirá a empeorar el tráfico en una vía estrecha y que ya tiene un volumen muy elevado de buses”. TMB indica que estudia "alternativas para solucionar el acceso al Carmel".

El documento avisa que la sobrecarga empieza a apreciarse en más líneas, como la 86 y el 114, por lo que apelan a TMB y el Ayuntamiento para que “no se traslade la presión turística”. Asimismo, apremia a “aumentar la frecuencia” de paso de las líneas V19, 114, 116 y 119. Sostiene que ahora es “a todas luces insuficiente” y debe incrementarse también en días festivos.

Frente a la crítica, TMB replica que a la línea 116 "se le asignó un modelo de vehículo con más capacidad hace un año y, desde este pasado noviembre, se está reforzando con un vehículo más en los días y horas de mayor demanda". Agrega que trabaja en "una mejora global del servicio" en el resto de líneas.

Terreno complicado

Colectivos y trabajadores también piden que se revise el trayecto del V19 y de la línea de barrio 114, “teniendo en cuenta las necesidades del vecindario y no los atractivos turísticos de la zona”. TMB contesta que modificar el recorrido es "complejo", dada "la orografía del terreno y las calles por donde se circula", con un desnivel considerable. "También dificulta incorporar vehículos de más capacidad", apostilla.

En paralelo, el manifiesto solicita “evitar que taxistas, VTC y vehículos privados que no son residentes bloqueen la circulación y el trayecto del transporte público en el barrio de La Salut”, donde se han convocado manifestaciones contra la masificación turística. TMB esgrime que no tiene competencias sobre ese tipo de vehículos. A su vez, rebate que se hayan trasladado conductores de las líneas regulares al bus turístico, como los firmantes afirman.

La Federació d'Associacions Veïnals de Barcelona (FAVB), la Associació per a la Promoció del Transport Públic (PTP) sellan las reclamaciones, entre otros. También las suscriben los sindicatos UGT, CGT, CCOO, SIT, ACAT y ACTUB.