El conflicto continúa

Vecinos del Turó de la Rovira denuncian que la masificación turística "colapsa" los buses que suben hasta la zona

Reivindican mayor frecuencia de paso y que haya agentes cívicos que controlen la afluencia al transporte

Vecinos en pie de guerra por un bar que intenta abrir junto a los búnkers del Carmel

Nueva picaresca de los turistas en los búnkers del Carmel cerrados

Blanca Blay / ACN

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El vecindario del Turó de la Rovira denuncia que la masificación turística "colapsa" las líneas de bus que suben hasta la zona. Los vecinos, muy grandes, utilizan las tres líneas que llegan para regresar a su casa mientras que los turistas les cogen para acercarse a las baterías antiaéreas.

David Mar, miembro del Consell Veïnal del Turó de la Rovira, explica a ACN que puede ser un "infierno" y reclama que haya agentes cívicos que controlen la afluencia al transporte. Montserrat Jiménez, vecina de la calle de Mühlberg de toda la vida, afirma que el bus 119, por ejemplo, es "un bus de barrio, no turístico" y pide más frecuencia de paso.

El colapso, dice, hace que haya vecinos que se queden "colgados" en la parada o tengan que ir de pie pese a tener problemas de movilidad. Montserrat recuerda que costó "mucho" que el autobús llegara a lo alto y reclama "soluciones" para seguir haciendo uso del servicio.

Según explica esta vecina, las líneas de bus que se ven afectadas son las que suben hasta la zona: el 119, el V19 y el 24. El V19, que viene desde la Barceloneta, va lleno: "Ocupan los asientos habilitados por la gente con poca movilidad", se queja admitiendo que le da "vergüenza" ver en qué condiciones debe subir la gente mayor que va con un carrito de la compra, por ejemplo.

Denuncia que el 119, que es menor porque es una línea de bus de barrio, solo pasa cada media hora y eso hace que haya vecinos que se queden "colgados" porque no pueden subir de la gente que hay. "Lo que pedimos es que encuentren una solución. Me parece muy bien que venga el turismo, pero primero somos los vecinos", subraya. A su vez, David se queja de que algunos increpan a los conductores o quieren subir aunque no se cabe.

Tanto ella como David comparten, además, la visión de que el turismo que se encuentran en el autobús genera, a veces, situaciones conflictivas. "Es un turismo algo incívico, no puedes hablar con ellos", dice Montserrat. Por su parte, David dice que han notado que es un turismo más "agresivo" y que cuando se les pide respeto se "rebotan". "Hemos llegado a unos extremos insoportables", lamenta.

Continúan los botellones y el ruido en las baterías

Aparte del colapso de los buses, los vecinos también se quejan de que los botellones, el incivismo y el ruido continúan en las baterías del Turó de la Rovira a pesar del vallado instalado por el Ayuntamiento que impide el acceso a la zona a partir de las 19.30 h. "Seguimos igual", reconoce Montserrat. Según relata, aunque dos agentes se queden dentro para impedir que salten la valla los turistas se sientan justo en los márgenes del cercado y hacen el botellón. "Está todo degradado", denuncia. "Esta noche hasta las cuatro de la madrugada hemos tenido follón arriba, con música y todo", afirma. También dice que aunque llaman a la Guardia Urbana no viene. "Es un problema grande", concluye.

David Mar pide que se "desturifique" la zona. "Es una invasión constante, cada día", comenta en relación con el turismo y el incivismo y los botellones. Además, denuncia que la Guardia Urbana no requisa latas ni botellas a quienes hacen los botellones.

También lo lamenta Joan Escayuela, vecino que vive muy cerca de los búnkers. "Deberían requisarles la bebida y con ello este tipo de turista ya no vendría", afirma. Él mismo también ha visto en varias ocasiones cómo los turistas u otras personas saltan el cercado para acceder a las baterías de noche e incluso le han despertado de madrugada llamando al timbre para pedirle un sacacorchos.