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"Una noche salvaje": las 'rutas de borrachera' prohibidas en Barcelona resurgen con decenas de anuncios

Los reclamos para contratar recorridos de bar en bar en Ciutat Vella hallan una brecha en la red, aunque no consta ninguna multa en un año

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Un grupo de turistas frente a un pub de Ciutat Vella, en Barcelona.

Un grupo de turistas frente a un pub de Ciutat Vella, en Barcelona. / ZOWY VOETEN

Jordi Ribalaygue

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Una joven aguarda enfrente de Santa Maria del Mar sosteniendo un rótulo negro, en que se lee el nombre de un operador turístico. Falta poco para que den las ocho de la tarde cuando un muchacho se le acerca. "¡Eres el primero en llegar!", exclama la chica, en inglés. Pronto se les une una veintena de personas más, todas de paso por Barcelona.

La escena cuadra con un anuncio que circula por internet: es el lugar -la puerta del 'sex shop' situado delante de la basílica- y la hora convenida para encontrarse con la anfitriona de un recorrido nocturno por bares de Ciutat Vella. La guía chequea los móviles de cada asistente para comprobar que han adquirido el pase de 49 euros, sin que decaiga el ambiente distendido. Tienen tres horas por delante para conocer cuatro locales del Born y el Barri Gòtic y probar unas cuantas bebidas lugareñas: vermut, sangría de vino blanco, ratafia y, como colofón, un chupito en la plaza Reial. "En este punto, la borrachera estará en pleno apogeo", augura la promoción.

El grupo pasa más bien como otro más de los que merodean por el casco antiguo, pero la actividad a la que se entregan no está permitida. Hace más de una década que Barcelona proscribe los 'tours' organizados de pub en pub en Ciutat Vella, para preservar el ya de por sí debilitado descanso vecinal. El Ayuntamiento cursa ahora una prórroga del veto, extensible a la propaganda de esta clase de recorridos. Sin embargo, la publicidad de las llamadas 'rutas de borrachera' prolifera en redes sociales y webs para viajeros deseosos de recorrer bares de la capital catalana, con copas gratis o a precio rebajado como gancho. EL PERIÓDICO ha comprobado en dos ocasiones esta semana que esos itinerarios están presentes en el distrito histórico, pese a la prohibición.

Basta teclear ‘pub crawl’ -el término anglosajón que bautiza a estos paseos consagrados a la bebida- y añadir Barcelona para que el buscador despliegue un catálogo no pequeño de ofertas. “Si estás buscando una noche llena de bebidas, baile y recuerdos inolvidables, unirse a un recorrido por los pubs de Barcelona es la manera perfecta de experimentar la próspera vida nocturna de la ciudad”, reza uno de los reclamos.

No cuesta toparse con otros mensajes semejantes en internet, incluso menos recatados si cabe. “En Barcelona, hay varios recorridos por pubs increíbles que te ayudarán a conmemorar este regalo divino de Dios [en alusión a la cerveza], durante una noche salvaje en algunos de los mejores bares y discotecas de la ciudad”, tienta una web. “¡Espere momentos de diversión y borrachera!”, previene otra.  

“Imagínate una juerga con bebidas gratis durante hora y media”, sugiere uno de los operadores que ofrecen acompañamiento por 20 euros. “Incluye tantas cervezas, vinos, combinados y cócteles como puedas (sé sensato)”, se lee en una de las webs donde se promociona. El itinerario engloba “tres bares auténticos, ubicados en pleno Barri Gòtic”, y parte desde un local de la calle Milans, todos en la zona restringida por el consistorio. 

Un grupo de jóvenes junto a un bar de copas en Ciutat Vella, en Barcelona.

Un grupo de jóvenes junto a un bar de copas en Ciutat Vella, en Barcelona. / ZOWY VOETEN

Cita junto a la Rambla

Es frecuente que el lugar de encuentro para quienes han contratado el trayecto sea una calle o un local de Ciutat Vella, pese a que la normativa municipal lo impide. “Visitarás varios bares, con un trago gratis en cada lugar”, precisa otra oferta, por 20 euros y con salidas cada noche desde un pub de la calle Boqueria, “justo al lado de la Rambla”, sitúa el anuncio.

Otro operador convoca a los clientes en el mismo establecimiento y a un precio algo más asequible, de 14,31 euros. La compañía se presta para conducir a noctámbulos en cualquier noche del año por tres bares y una discoteca, “todos en el centro de Barcelona”, precisa. EL PERIÓDICO acudió al punto de reunión y pudo comprobar que una decena de personas se congregaron en el local a la hora de inicio de la ruta. Una vez dentro, se les explicó a la vez la consumición que degustaban. Poco más tarde salieron juntos. Antes de medianoche, el pub ya había cerrado.

Los participantes de los paseos etílicos frecuentan la plaza Reial, uno de los epicentros del bullicio nocturno. Uno de los itinerarios la elige para arrancar cuatro horas por las “zonas más concurridas”. En este caso, se da opción de pedir guía en castellano, un ofrecimiento infrecuente.

Otro de los trayectos empieza en la calle Escudellers, de nuevo en el Gòtic, con “tragos gratis” y “acceso a clubes” por 19,90 euros. Promete “una de las experiencias más increíbles de la vida nocturna de Barcelona”. Un operador turístico con sede en Londres también ha trazado su propia ruta de bares, entre el Born y el Gòtic. Propone a los participantes que recobren “la sobriedad” en los restaurantes del centro si la ruta alcohólica “los ha vencido”. 

Ninguna denuncia en el último año

El Ayuntamiento responde que no consta ninguna denuncia por ‘rutas de borrachera’ en el último año, tampoco por su promoción. La Guardia Urbana desgrana algunos datos más en un informe en que avala alargar el veto a los ‘tours’ regados con alcohol. El cuerpo afirma que, a excepción del bienio de confinamientos por el covid, “se han detectado numerosas convocatorias de rutas en las redes sociales”. En todo caso, subraya que “no se llegaron a materializar”, porque los agentes “avisaron de su prohibición y las eventuales sanciones”.

La Guardia Urbana menciona que se denunciaron 29 rutas alcohólicas en 2015. A partir de entonces, las cifras menguaron: se recibieron nueve denuncias en 2019, justo antes de la pandemia. “El problema se ha conseguido reducir de forma muy importante”, esgrime la policía.

"Las rutas de chupitos continúan"

En cambio, Amics de la Rambla sí percibe que “las rutas de chupitos se continúan haciendo”, afirma su presidente, Fermín Villar. “Cuando se cerró el ocio nocturno en Port Olímpic, advertimos que la gente que quiere salir de noche no desaparecería, sino que se trasladaría. Es lo que ha pasado y ha tensionado mucho más a Ciutat Vella. Y sí que hay rutas”, refrenda Villar, que diagnostica “descontrol nocturno”. 

Otras organizaciones llevan tiempo alertando de la masificación y el ruido nocturno en Ciutat Vella. En todo caso, puntualizan que los recorridos organizados no resultan patentes en la calle. “Sí que hay grupos, pero no sabemos sin son de esas rutas”, comenta la Asociación de Vecinos de Casc Antic.

“La percepción es que no ha habido difusión ni presencia de estas rutas en los últimos años, pero no quiere decir que no haya mucho alcohol en la vida turística nocturna del barrio”, expresa la plataforma Resistim al Gòtic. Aboga por no levantar la veda a los ‘tours’ del alcohol, pero alerta que el “problema de fondo” es la “saturación” de bares y visitantes, así como de “monocultivo” de negocios orientados al turismo.

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