La larga transición del Bon Pastor

Los trucos 'antimiedo' de los vecinos de Barcelona que nunca habían vivido en pisos

Una oficina auxilia a los realojados de las Casas Baratas, obligados a adoptar nuevos hábitos al pasar de vivir a pie de calle a hacerlo en bloques

Bloques de viviendas nuevos sobre terrenos donde se ubicaron parte de las Casas Baratas del Bon Pastor.

Bloques de viviendas nuevos sobre terrenos donde se ubicaron parte de las Casas Baratas del Bon Pastor. / RICARD CUGAT

Jordi Ribalaygue

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No son pocos los vecinos del Bon Pastor que confiesan haber nacido en las Casas Baratas. Pasa con frecuencia entre quienes las abandonaron para mudarse a los pisos nuevos del barrio hace unos años, también entre quienes se han desplazado en fechas recientes. Prueba que parte del vecindario se ha alojado siempre en domicilios de planta baja hasta hace bien poco, lo que podría parecer una rareza para cualquier urbanita de Barcelona. No menos singular resulta que parte de los realojados nunca antes habían residido en una escalera, obligados ahora a adoptar hábitos que, por muy comunes que se antojen en la ciudad, se les presentan inéditos.  

“No es lo mismo vivir en horizontal que en vertical”, subraya la presidenta de la Asociación de Vecinos del Bon Pastor, Paquita Delgado, una más de las que han hecho el tránsito de vivir a pie de calle a compartir comunidad. A la oficina del Pla de Barris, abierta por el ayuntamiento, se le encomienda el cometido de auxiliar a los anteriores moradores de las Casas Baratas en el trance de aclimatarse a que su intimidad transcurra con domicilios sobre sus cabezas y también bajo sus pies.  

“Pasar de una casa pequeña y con acceso directo a la calle a un bloque de viviendas genera unos cambios que pueden afectar a la convivencia y, también, a la gestión del consumo energético. No es lo mismo el gasto energético de una casa de unos 40 metros cuadrados que un piso en que todo es eléctrico”, señala Miquel Àngel Lozano, jefe de proyecto del Pla de Barris en Trinitat Vella, Baró de Viver y Bon Pastor.

Las peticiones de ayuda frente al encarecimiento de los suministros es la consulta más frecuente. La media de ingresos en las calles de las Casas Baratas fue de 10.630,82 euros por persona en 2020. A diferencia de lo que ocurrió con las primeras mudanzas en 2006, la mayoría de los afectados han optado ahora por alquilar la nueva morada al Instituto Municipal de Urbanismo en vez de hipotecarse para adquirirla. El arrendamiento está ajustado a los ingresos de los inquilinos.

“Muchas familias tienen situaciones muy precarias y el aumento de la subida de la luz les afecta de una manera muy importante”, observa el coordinador del programa de acompañamiento al realojo, Aritz Garcia. El Pla de Barris ha ofrecido sesiones para enseñar cómo ahorrar en el consumo.

Cristóbal Baños, en la terraza del piso del Bon Pastor en que se ha realojado tras abandonar las Casas Baratas. 

Cristóbal Baños, en la terraza del piso del Bon Pastor en que se ha realojado tras abandonar las Casas Baratas.  / RICARD CUGAT

Además, el servicio municipal promueve la creación de una comunidad energética local para instalar placas fotovoltaicas que abastezcan a una red que contraiga el dispendio de los recibos. “Durante 2023, habrá 40 familias de un bloque que formarán la primera comunidad y queremos incorporar a 100 más de otro edificio. La idea es extenderlo a más bloques”, apunta Garcia.   

Evitar ladridos y bullicio

La adaptación a una vida ajena a las Casas Baratas implica también asuntos más prosaicos. El Pla de Barris socorre en la constitución de las comunidades de vecinos y asesora para paliar molestias que se presuponen más sensibles en un inmueble que en domicilios unifamiliares. Entre otros, ha ofrecido un taller de consejos sobre el cuidado de perros, gatos y pájaros en un bloque. Forma parte del “trabajo de prevención” que Lozano destaca. 

“También hicimos una actividad de teatro comunitario para tratar el ruido. Salió, por ejemplo, que es recomendable dejar las zapatillas junto a la puerta para quitarse los tacones al llegar al piso”, explica Garcia, que enfatiza la necesidad de asistir a los realojados: “La calle es de todos y de nadie. Ahora salen de casa y tienen una escalera de vecinos, unas placas de calentamiento solar, un ascensor y una convivencia por gestionar”.

En cualquier caso, el cambio suele ser bien recibido. "Ahora tenemos más intimidad. Cuando estábamos en casa, mi hija no podía estudiar. Tenía que ir a la universidad porque en la habitación le era imposible. Si no entraba uno, lo hacía otro, se oía a los niños jugando en la calle, la gente hablaba alto afuera... Era la vida de la calle metida en casa. No siempre apetece", resuelve Delgado.

Pisos sobrantes

Aunque se ha completado la entrega de llaves de las flamantes viviendas de los residentes de las Casas Baratas, aún no están habitados todos los pisos del proyecto urbanístico que ha puesto el Bon Pastor patas arriba durante dos décadas. El Ayuntamiento de Barcelona señala que quedan 163 pisos sobrantes, reservados a habitantes del barrio.

Aritz Garcia y Miquel Àngel Lozano, en la oficina del Pla de Barris del Bon Pastor.

Aritz Garcia y Miquel Àngel Lozano, en la oficina del Pla de Barris del Bon Pastor. / RICARD CUGAT

El consistorio y la asociación de vecinos han acordado que, en primer lugar, se dediquen a miembros de familias que se han desplazado de las Casas Baratas a los nuevos domicilios y que tienen necesidad de independizarse. Para presentarse como candidatos, se requiere que sean al menos dos personas que vayan a seguir conviviendo tras llevar al menos un par de años haciéndolo. “No implica necesariamente que sean pareja. Pueden ser una madre y su hija, hermanos…”, aclaran en el ayuntamiento. 

El gobierno municipal estima que, con este incentivo, surgen una cuarentena de nuevas unidades familiares. Para obtener una de las viviendas que se sortearán, tienen que acreditar haber vivido siempre en las Casas Baratas y después en una de los pisos de realojo, entre otros requisitos. Otros domicilios sobrantes se destinarán a vecinos del Bon Pastor inscritos como solicitantes de vivienda de protección oficial y que lleven al menos medio año empadronados en la zona. Hay reservas especiales para jóvenes, familias monoparentales y personas con discapacidad, también para vecinos del barrio que posean un informe favorable de la mesa de emergencia habitacional. 

El ayuntamiento calcula que unas 500 familias cumplen las condiciones para participar en el sorteo. Prevé que los pisos se adjudiquen durante el segundo trimestre de este año. Aparte, quedan por alzar cuatro bloques de la última fase de la remodelación, ya al margen de los traslados de los habitantes de las casitas. El consistorio indica que se someterán a concurso para concederlos con las mismas condiciones que en el resto de promociones públicas de la ciudad. Uno de los inmuebles se acondicionará con servicios para mayores.

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