Medida controvertida

El veto al patinete eléctrico en el transporte público no atraería más coches a Barcelona

Según un estudio de la UAB y el ICTA, los afectados optan més por trayectos a pie o en bicicleta como alternativa

Usuario de patinete eléctrico en el transporte público

Usuario de patinete eléctrico en el transporte público / Ferran Nadeu

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Un estudio ha concluido que la prohibición de llevar el patinete eléctrico en el transporte público de Barcelona no supondrá un aumento significativo de los viajes en vehículo privado, aunque tendrá importantes consecuencias sociales.

Es el principal resultado de una investigación del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales (ICTA) y el Departamento de Geografía de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), ante la entrada en vigor el pasado 1 de febrero de la prohibición adoptada por la Autoritat del Transport Metropolità (ATM).

Uno de cada diez afectados usará un vehículo privado

El estudio, que se basa en una encuesta realizada en más de 300 usuarios de patinete y transporte público durante la semana anterior a la entrada en vigor, refleja que tan solo uno de cada diez desplazamientos que hasta ahora se hacían en patinete se sustituirán por un modo privado.

La investigación confirma estudios preliminares del grupo investigador que constatan que los usuarios de micromovilidad -patinetes y bicis eléctricas- no se encuentran entre los usuarios potenciales del transporte privado, puesto que únicamente un 26% de los entrevistados declara tener acceso a coche particular.

Perfil de los afectados

El perfil más habitual de persona que introducía el patinete en el transporte público era un hombre (63%), de menos de 40 años, que se desplaza con el uso de estos medios para ir a trabajar (84%).

La mayoría de los desplazamientos afectados por esta prohibición son desplazamientos realizados en Rodalies (60%), seguidos del Metro (24%) y el autobús (8%), y tienen una dimensión marcadamente metropolitana con origen o destino fuera de Barcelona.

La medida sí que supondrá un impacto significativo en la calidad de viaje de los afectados, que en su gran mayoría tendrán que dedicar más tiempo a sustituir el patinete por desplazamientos a pie, o tendrán que hacer rutas más complejas, añadiendo otros medios de transporte público.

Caminar en lugar del patinete

Los usuarios que hasta ahora combinaban el uso de patinete eléctrico y de transporte público valoran muy satisfactoriamente el uso del patinete (7.8), mientras que su opinión sobre el transporte público se queda en un 6 sobre 10. Es por eso que, ante la perspectiva de no poder subir su patinete, un 86% se declara entre insatisfecho y muy insatisfecho con esta medida.

Preguntados por cómo sustituirían el patinete, más de un 40% de los encuestados dijeron que lo harían con modos activos: un 31% caminando y un 10% en bicicleta propia. Un 16% optaría por el transporte público y solo un 9% declaró que haría el viaje en coche.

Aunque nueve de cada diez encuestados afirmaba conocer la prohibición, un 12% confesó que no sabía todavía cómo se adaptaría, y otro 12% adicional expresó que seguiría transportando el patinete en transporte público.

Con estos resultados, los investigadores destacan que el número de usuarios que sustituirá el patinete por transporte activo permite entrever un aumento de la actividad física, derivada de la movilidad cotidiana.