Movilidad

Los coches se evaporan de Consell de Cent con los giros obligatorios

La calle ha perdido buena parte de los 7.500 vehículos que pasaban a diario por aquí, aunque hay cierta picaresca, sobre todo motos y furgonetas, y algunos siguen recto

El futuro eje verde se ha convertido en un oasis para ciclistas y patinetes, que sí pueden ir de punta a punta sin salir de la vía, desde Vilamarí hasta Sant Joan

consell de cent

consell de cent / Jordi Cotrina

Carlos Márquez Daniel

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Sentado en el interior de una caseta de obra, Felipe, de las Terres de l'Ebre y un precioso catalán, explica que la gente está cumpliendo, aunque algunas motos y transportistas todavía hacen caso omiso de la señal y siguen recto, sostiene. Es el responsable de los trabajos de transformación en Consell de Cent a la altura de la calle de Calàbria, junto a la casa Orsola, esa suerte de Galia barcelonesa ante el avance de los fondos de inversión inmobiliarios. Lo que más le llama la atención a Felipe, y el chico del peto que se encarga de dirigir el tráfico asiente, es la evaporación del tráfico. No son estas sus palabras, él lo resume de esta manera: "Los coches se han ido". El primer eje verde de los 21 previstos ya no permite circular de punta a punta en línea recta, de Vilamarí a Sant Joan, como se ha hecho toda la vida. Los conductores parece que lo han asumido quizás antes de lo esperado. Y la calle, aunque está patas arriba, ya tiene la circulación que cabría esperar cuando esté todo terminado en el primer trimestre de 2023.

El cambio empezó a aplicarse el día 18 de noviembre. Sorprende que tan solo cuatro días después, el tráfico haya bajado tanto. "Supongo que la gente lo ha leído en los diarios y lo ha visto en la tele y se ha dado cuenta de que ya no vale la pena ir por aquí", comparte un operario, a la altura de Enric Granados. Un joven que ejerce de informador entre Pau Claris y paseo de Gràcia cuenta que lleva aquí desde el miércoles de la semana pasada y que el cambio ha sido "espectacular". "La gente ha entendido que ahora tiene que usar València o Gran Via y que pasar por Consell de Cent es una pérdida de tiempo". Vaya si lo es. También para los vecinos, que no se salvan de las vueltas y tampoco pueden ir recto aunque vayan a descargar maletas, a dejar a la abuela en casa o a acceder a su aparcamiento.

Menos carriles

Por dónde van ahora y cómo va a afectar al resto del Eixample son preguntas que todavía no tienen respuesta. Pero sí hay suposiciones. Como que, efectivamente, València y Gran Via deberán asumir en buena medida el flujo de vehículos que dejen de pasar por Consell de Cent. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que València tiene carril bici desde 2020 (un vial menos para coches) y que Gran Via dispone (ya hace más de 10 años) de dos carriles para transporte público, lo que también ha eliminado un pasillo antes destinado al vehículo privado.

Un moto y un taxi hacen caso omiso del giro obligatorio, a la altura de Muntaner

Un moto y un taxi hacen caso omiso del giro obligatorio, a la altura de Muntaner / Jordi Cotrina

Según cálculos municipales, por la calle todavía circulaban cerca de 7.000 coches al día. Tras un par de horas recorriéndola, la primera conclusión en caliente es que lo más probable es que esta cifra se reduzca de manera muy drástica cuando el consistorio vuelva a hacer recuento. A partir de ahí, se reproducirá el guion político de los últimos tiempos, con el ayuntamiento defendiendo que la malla del Eixample puede asumir todo ese volumen y con la oposición acusando al gobierno de Ada Colau de estrangular al vehículo privado. Lo mismo hemos vivido en el caso de la reforma de Via Laietana o con las obras de la Diagonal para abrir paso a la conexión del tranvía. La pandemia, con el consecuente bajón de la movilidad, y el hecho de que las cifras de circulación no sean públicas ni consultables, no ayudan a desenmarañar el debate.

¿Dónde van los coches?

Antes de que se instalara el urbanismo táctico y se eliminara un carril entre Vilamarí y Sant Joan, por Consell de Cent pasaban unos 16.000 vehículos diarios. Con aquella intervención se pasó a 9.000, y ahora la cosa, antes de la imposición de los giros, estaba ya entre 6.500 y 7.500. Gran Via ya arrastra cerca de 51.300 vehículos, mientras que en València son poco más de 26.000, según los registros municipales. València tiene un 21% menos de coches que en 2014, pero ha pasado de tres a dos carriles (por el carril bici), con lo que la capacidad de absorción de vehículos es un 33% inferior.

En el caso de Gran Via, los conductores pasaron en 2012 de cuatro a tres carriles con la instalación de un segundo corredor para bus y taxi. El lateral, con el carril bici, también ha perdido un vial de coches. Así las cosas, en la gran arteria el tráfico es un 11% inferior que a inicios de la década anterior, pero los coches, han perdido dos de los seis carriles que tenían reservados, un 33% menos.

Un agente de la Urbana obliga a una moto a retroceder tras saltarse la obligación de girar en Pau Claris

Un agente de la Urbana obliga a una moto a retroceder tras saltarse la obligación de girar en Pau Claris. "La semana que viene ya sancionaremos", le advierte / Jordi Cotrina

Un portavoz del ayuntamiento explica que en estos primeros días de implementación de la medida se han ido realizando pequeños ajustes, como alargar la valla para que el giro vetado sea mucho más exagerado o abrir pequeños huecos para que las bicicletas y los patinetes puedan pasar. También se ha reforzado la señalización y la Guardia Urbana sigue patrullando la calle. Este martes, en el cruce con Pau Claris, un agente obligaba a un motorista a bajarse del vehículo y dar la vuelta. "Caballero, está muy bien señalizado. A partir de la semana que viene, sanción".

Eje ciclista

Las calles transversales con carril bici tienen todas una indicación que invita a los ciclistas a usar el vial de la calle de València. Se acompaña de la señal de obras de Consell de Cent, donde además la velocidad está limitada a 20 kilómetros por hora, cosa que respetan una minoría. El caso es que este primer eje verde, a pesar de que el consistorio insta a las bicicletas a evitarlo, se ha convertido en un corredor ideal para este colectivo, puesto que ellos -y también los patinetes- sí pueden seguir recto de punta a punta. La calle, así las cosas, se ha convertido en un carril bici de dimensiones gigantescas, sin apenas conflicto con los vehículos motorizados.

No lo tienen tan fácil los transportistas. Una de las peculiaridades del proyecto de ejes verdes es la eliminación del los chaflanes, usados, desde tiempos inmemoriales, para la distribución urbana de mercancías. En Consell de Cent han desaparecido y las furgonetas van como locas buscando un lugar en el que estacionar durante sus 10 minutos de faena. Son las cosas del denominado proyecto Supermanzana Barcelona, que todo el mundo debe adaptarse al nuevo urbanismo.