En el litoral de Barcelona

La discoteca Opium impugnará el plan municipal para cerrarla

Creen que la decisión del ayuntamiento de destinar el espacio a usos del CSIC es "unilateral y puramente ideológica" para "ir contra la diversión, el ocio, la cultura y el turismo"

Opium Barcelona, en el Port Olímpic.

Opium Barcelona, en el Port Olímpic. / periodico

Patricia Castán

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"Sorpresa, indignación y rechazo frontal" es la reacción de los responsables del restaurante y discoteca Opium (la mayor de Barcelona) tras el anuncio del ayuntamiento el pasado miércoles sobre un acuerdo alcanzado con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) para que este organismo ocupe los actuales locales de restauración y ocio del Front Marítim de la Barceloneta, comenzando por dicho club, buque insignia del grupo Costa Este. Están decididos a impugnarlo y abrir una ofensiva judicial.

Los titulares de Opium consideran que se trata de una "decisión unilateral y puramente ideológica" que trata de "castigar a un sector y a unos negocios que ya se vieron muy afectados durante la pandemia". Según las estimaciones que la asociación negocios de la zona ya realizó cuando las concesiones finalizaron y el ayuntamiento trató de liquidarlos, supondría una pérdida de ingresos directos para más de 1.000 familias. En aquel momento, hace justo dos años, se alcanzó una prórroga para varios locales, mientras que otros ya fueron subastados.

Las mismas fuentes han anunciado que Opium impugnará el acuerdo y "tomará todas las medidas legales necesarias para defender sus derechos, así como los de los trabajadores". Cabe recordar, que según un estudio previo a la pandemia, la pequeña ruta gastronómica y de ocio que se ubica en primera línea de mar y a la derecha del Hotel Arts recibe 1,7 millones de visitantes anuales, tanto de día como de noche.

"La voluntad de una parte del consistorio encabezada por el teniente de alcalde de cultura, Jordi Martí, de sustituir unos negocios que funcionan por un proyecto artificial carente de contenido que no cuenta en la actualidad con ningún diseño, planificación o presupuesto para su ejecución, se trata de una decisión política absurda que solo busca erradicar, sin motivo alguno, una zona de restauración y de ocio que ha venido desarrollando su actividad ininterrumpidamente desde las olimpiadas", señalan en un comunicado. "No tiene el menor sentido destinar las mejores terrazas de la ciudad a un centro de investigación", defienden.

Distintos negocios y públicos

El puñado de discotecas y restaurantes del Front Maritim, de dispar tamaño y público, se distinguen por haber ganado diversos reconocimientos internacionales por su escena musical y diseño, o haber implantado sellos de calidad del ocio. Con los años se han erigido en el principal eje de cenas, copas y baile de Barcelona, con público local y extranjero. Sin embargo, en muchas ocasiones han sido foco de debate por aglutinar concentraciones nocturnas. En este marco, los empresarios de la zona han reclamado insistentemente apoyo para gestionar las externalidades de la actividad en la vía pública y la seguridad. También han denunciado la desidia municipal al respecto, hasta el punto de tener que contratar (como asociación) a empresas de seguridad para mejorar la prevención de conflictos.

hora, desde Costa Este mantienen que la subasta ya ha esponjado el ocio y no es necesario proceder a su erradicación. Subrayan que durante tres décadas la zona se ha consolidado como espacio lúdico y por su ubicación "no han ocasionado molestias vecinales". Aluden a los ruidos, porque apenas a hay viviendas contiguas, aunque las molestias denunciadas desde la Vila Olímpica y la Barceloneta se producen cuando muchos usuarios regresan a casa tras una noche de fiesta y atraviesan dichos barrios para coger el metro o caminar. Algunos hacen alarde de incivismo.

No obstante, el ayuntamiento se ha reafirmado esta semana en su objetivo de acabar con la concentración de ocio del litoral. Una situación que hace unos años favorecieron los socialistas (ampliando todas las licencias a discoteca en lugar bar) para sacar el ocio de calles del Gòtic y el Eixample donde resultaba mucho más problemático.

El consistorio ha detallado que el proyecto de ampliación de las instalaciones del CSIC, se desarrollará en dos fases. La primera comenzará en el local situado justo en frente del centro, Opium, que hasta ahora tenía actividad de discoteca en el número 51 del paseo Marítim de la Barceloneta. La previsión es iniciar de manera inmediata el uso provisional de este espacio de 2.565 m2 mientras va avanzando el proyecto y la licitación de las obras.

Después, el proyecto se extenderá a los dos locales contiguos, de 690 m2 y 1.075 m2 respectivamente. Estos se destinarán a incentivar las actividades de cultura científica de los otros institutos del CSIC en Barcelona, el área metropolitana y Catalunya, y tienen como objetivo fomentar el conocimiento científico de los ciudadanos, dijeron.

Desvío de noctámbulos a otra zona

Como réplica, desde Opium opinan que "la consolidación de este absurdo proyecto impulsado por parte del ayuntamiento supondría una mayor concentración de clientes en otras zonas ya tensionadas y ubicadas en áreas residenciales, tal como se ha podido comprobar durante la pandemia con el cierre de los locales".

Incluso apuntan que están a favor del "desarrollo sostenible y de que Barcelona se convierta en un hub tecnológico y de investigación de referencia mundial". Sin embargo, no creen que este deba realizarse "en perjuicio de unos negocios y empleos existentes". "Hay otras zonas cercanas al CSIC infrautilizadas y que pueden servir para este propósito", agregan, antes de defender la coexistencia de usos.

"Este proyecto solo cabe enmarcarlo en la hoja de ruta ideológica de parte del consistorio consistente en ir contra la diversión, el ocio, la cultura y el turismo", concluyen.