Urbanismo controvertido en Barcelona

Pugna vecinal y de entidades por la reforma de la ronda de Sant Antoni

Asociaciones a favor de pacificar el vial se oponen al acuerdo alcanzado para devolver parte del tráfico, como reivindica otra parte del vecindario y el comercio tras los problemas de convivencia

Imagen de la Ronda de Sant Antoni, el pasado octubre.

Imagen de la Ronda de Sant Antoni, el pasado octubre. / Manu Mitru

Patricia Castán

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Parecía que el conflicto urbanístico y social sobre la ronda de Sant Antoni había escrito sus episodios finales. Pero este lunes ha quedado claro que la futura reurbanización de este vial que conecta Sant Antoni del Raval se ha convertido en una trinchera que enfrenta a entidades vecinales, sociales y de comerciantes de los barrios. Los defensores de pacificarlo y dejar en mínimos del tráfico de vehículos han celebrado un acto en plena ronda para dar a conocer sus posiciones, mientras que los detractores han arremetido con un comunicado donde insisten en que devolver el tráfico (de buses y bicis) a la calle es la mejor herramienta para frenar la "degradación y problemas de convivencia" que achacan al uso intensivo y peatonal de la zona.

Cabe recordar que el debate suma ya varios lustros, previo incluso a que el mercado provisional de Sant Antoni se trasladase a esta arteria. Entonces ya se acariciaba la idea de pacificarlo, aunque parecía difícil de encajar con la movilidad de la zona. Pero cuando el mercado regresó a su ubicación original (finalizada su reforma) hace cuatro años, la losa elevada que lo soportaba se mantuvo y comenzó un pulso que aún no tiene fin. La parálisis obedecía a las dudas sobre la reurbanización definitiva y a evitar un doble gasto al respecto.

Lo que era un debate político ha sumado este año dos derrotas del partido de Ada Colau. Primero cuando los partidos de la oposición y el socio de gobierno (PSC) en el ayuntamiento de Barcelona se impusieron en el plenario de febrero a los planes de la alcaldesa, con el objetivo promover la retirada urgente de la losa, prevista para final de este año. Y después cuando el pasado abril prosperó una proposición del grupo de Cs que urgía al Gobierno de Colau a respetar su propio compromiso sobre el proyecto de urbanización supuestamente consensuado en 2018 y que Urbanismo retiró finalmente en pos de una planificación más "coherente" de todas las rondas de la zona.

Sin acuerdo entre afectados

Sin embargo, el culebrón de la ronda tiene aún muchos capítulos por escribir, visto que la teniente de alcalde de Urbanismo, Janet Sanz, ya avanzó hace semanas que pretendía actualizar el proyecto. El resultado presentado a las distintas entidades han sido dos nuevas propuestas, una de pacificación total en plataforma única, pero sin losa, y otra que solo deja un carril bici de dos sentidos y solo uno de bus en sentido descendiente (con opción desde Sepúlveda o desde Villarroel). La concejala ha suspendido una reunión que debía aglutinar hoy a todas las voces en discordia. Horas después, ha asegurado que su voluntad es alcanzar un consenso en todo lo posible, que permita "ir al proyecto ejecutivo a final de año" para poder enlazar la obra tras la retirada de la losa.

"Hay que aclarar dónde queremos todo, espacio para jugar porque en el Raval no hay, decidir si asfalto o piedra natural...", ha dicho, destacando que además habrá que "trabajar los espacios de convivencia" y fomentar que sea un "punto de encuentro entre los dos barrios".

El bando partidario de la pacificación había dejado oír poco su voz hasta ahora, pero la Associació de Veïns de Sant Antoni, Fem Sant Antoni y Xarxa Veïnal del Raval coinciden en abanderar ahora la pacificación, en sintonía con Barcelona en Comú y junto a varias decenas de entidades que aglutinan sobre todo a centros educativos. Pep Sala, presidente de la primera, asegura a este diario que para mostrar su voluntad conciliadora aceptarían la proposición de "semipeatonalización" con un carril, ya que al menos permitiría una gran ampliación de la acera del lado Raval, que permitiría un mayor uso cívico.

'Mercado de la vergüenza' en Sant Antoni, al atardecer.

'Mercado de la vergüenza' en Sant Antoni, hace unos meses. / MANU MITRU

En la rueda de prensa del lunes a instancias de las otras dos entidades, sus respectivos portavoces, Xavier Caballé y Carmela Turró, han leído un manifiesto donde también reclaman medidas para afrontar "las problemáticas sociales existentes" en la zona sin desviarlas a otros puntos de los barrios. Han destacado que "el discurso que relaciona vulnerabilidad con inseguridad y suciedad se debe cortar", y anunciado que el domingo 29 de mayo llaman a los vecinos a "ocupar la ronda" para reivindicarla como un espacio de cohesión entre los dos barrios.

Entre los asistentes al acto figuraba, por ejemplo, la exconcejala de Ciutat Vella, Gala Pin, lo que el bando contrario atribuye a la creciente "politización" del conflicto, que promete afilarse de cara a las próximas elecciones municipales. El flanco que rechaza la pacificación se basa en los problemas de convivencia denunciados en los últimos años, por saturación de usos del espacio, botellones e inseguridad, denuncian. Aúnan también a varias decenas de entidades lideradas por la Plataforma de veïns i veines afectades per la llosa de Sant Antoni, entre las que destacan las grandes asociaciones de comerciantes de ambos barrios y otros colectivos vecinales.

Este sector de afectados pide que se ejecute el proyecto de 2018 con dos carriles de bus (uno por sentido) y dos sentidos para las bicis, así como una dimensión de aceras "razonable" pero que no favorezca la presencia del llamado 'mercado de la miseria'. Sí aceptan una actualización que mejore la planificación de la carga y descarga o la organización de la recogida de basuras. Y confían en un pacto para desencallar la situación.

Su portavoz Francisco Villena recuerda los cientos de denuncias policiales generadas en la zona en los últimos años, especialmente en verano, que llegaron a provocar varias movilizaciones vecinales y la recogida masiva de firmas de apoyo. Los vecinos filmaron los conflictos e hicieron una denuncia pública que provocó la instalación de efectivos policiales de forma continuada en la zona.