Obra cuestionada

La reforma de la ronda y el incivismo en el 'mercado de la miseria' agitan Sant Antoni, en Barcelona

Vecinos y comerciantes crean una plataforma contra la obra de urbanismo táctico prevista a principios de 2022 porque creen que potenciará el incivismo

'Mercado de la vergüenza' en Sant Antoni, al atardecer

'Mercado de la vergüenza' en Sant Antoni, al atardecer / MANU MITRU

Patricia Castán

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La inminencia de una nueva obra del llamado 'urbanismo táctico' que inunda Barcelona ha movilizado ahora con fuerza a vecinos y comerciantes de Sant Antoni. Recién constituidos en una nueva plataforma ciudadana, preparan acciones de protesta para evitar la intervención que planea el ayuntamiento a partir de febrero para dotar de nuevos "usos ciudadanos" a la peatonalizada ronda de Sant Antoni. Todo lo contrario de lo que desean los afectados, partidarios del cumplimiento de los planes anteriores (de 2018, y más costosos) de retirar la gran losa elevada que durante nueve años albergó encima la carpa provisional del mercado municipal y de recuperar la calzada.

'Mercado de la vergüenza' en el barrio de Sant Antoni, en Barcelona

'Mercado de la vergüenza' en el barrio de Sant Antoni, en Barcelona. /

Carriles bus y de bici mejorarían la movilidad en la zona y evitarían los excesos y conflictos que ha comportado esa peatonalización y llevan meses denunciando, argumentan.

El consistorio asume que los usos intensivos de la vía pública tras el confinamiento han generado una mayor presión en la convivencia ciudadana. Pero la ronda, en la frontera entre el Eixample y el Raval de Ciutat Vella, se ha convertido en un eje hiperconcurrido con preocupantes problemas de incivismo. Basta ver los botellones nocturnos o cómo los árboles plantados hace apenas un par de años se han convertido en tristes urinarios. "Esta noche pasada (de miércoles) ha habido dos atracos, y cuando no, son peleas, venta de drogas y gente bebiendo por las noches", relata uno de los portavoces de la Plataforma d'Afectats per la Llosa de la Ronda de Sant Antoni, Francisco Villena, harto de ser testimonio desde su domicilio.

El colectivo, que vuelve a recoger firmas de protesta contra la obra prevista, tras la crisis del del pasado agosto, planea una concentración o corte de tráfico en la zona para que la alcaldesa Colau les escuche, relatan. Y enfatizan que en la queja no hay atisbo de "racismo", porque el incivismo abarca a "todas las nacionalidades", unos con el trapicheo, otros incluso recién aterrizados en busca de juerga.

Manifiesto y firmas

En un manifiesto fundacional, enumeran que "salen de casa con miedo"; que la suciedad botellas rotas y restos de comida se acumulan tras los excesos, lo que favorece la presencia de ratas; que el mercado de la miseria y objetos robados ha vuelto; que los trapicheos y peleas vinculados a un narcopiso muy próximo son constantes... Y creen que todo ello no mejorará con los planes municipales de incentivar el uso ciudadano con mobiliario (zonas de descanso y mesas), más vegetación, espacio de juegos "y 'jumpers' y zona de gimnasio" que potencien instalarse en la calle. La reforma provisional cuenta con un presupuesto de 750.000 euros, para actuar sobre unos 4.500 metros cuadrados.

El verano pasado, muchos vecinos ya clamaron por "recuperar el tráfico" con tal de evitar ese foco. Pero sería restringido, solo los carriles mencionados, que además mejorarían la funcionalidad de algunas rutas de bus, cuenta Villena. Lamentan que el ayuntamiento descartase eliminar la losa "porque costaba cuatro millones de euros", dejando una solución definitiva para más adelante y que pasará por el replanteamiento de todas las rondas. Pero la plataforma propone descartar "parches", ahorrar ese dinero y sumarlo a los 1,4 millones que ya se presupuestaron para la reurbanización en el marco del millonario proyecto de reforma del mercado de Sant Antoni, explica otro portavoz, el comerciante Toni Olivella. El temor añadido es que la actuación táctica de los próximos meses, "acabe quedándose para siempre".

Apoyos a la causa

Reclaman una remodelación integral y con calzada, medidas urgentes contra el incivismo y la instalación permanente de un puesto de la Guardia Urbana de forma disuasoria. La Federació de Sant Antoni Comerç apoya esa "reforma total, definitiva y consensuada", explica su presidente, Jordi Arias. Y otro tanto sostiene Lidia Núñez, desde Som Sant Antoni, partidarios del diseño propuesto en 2018, con circulación de buses, dado que los problemas de la zona también afectan de pleno a las ventas en el eje. También cuentan con el soporte de otras entidades vecinales.

El consistorio siempre ha defendido que este último plan fue participado por entidades vecinales, pero los vecinos y comerciantes de la zona opinan que no se tomó en cuenta a los que viven o comercian en su entorno más inmediato.

Redadas y sanciones que no acaban con el problema

El vecindario ha dejado atrás un verano de alta tensión, con el saldo de 300 denuncias entre junio y agosto, como informó el ayuntamiento. Ha habido redadas e intervenciones por drogas, por venta de productos robados, por robos violentos, por peleas y por incivismo, pero ni la policía ha disuadido a delincuentes e infractores. El descontrol vuelve a la zona en cuanto se baja la guardia. Además del problema de seguridad, que hace que muchos vecinos apenas se atrevan a salir al balcón porque son amenazados por algunos grupos violentos, los residentes y comerciantes se quejan de problemas de movilidad, por falta de espacios adecuados para carga y descarga, así como por la gestión del transporte público en superficie. Especialmente del bus que en el recorrido alternativo (al no pasar por Villarroel y la ronda) debe realizar un tramo en sentido contrario por Urgell, que consideran muy peligroso.

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