REIVINDICACIÓN EN CIUTAT VELLA

El Gòtic exige un compromiso para el futuro CAP en el edificio anexo a Correos

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Helena López

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Que la apuesta desacomplejada por el turismo, olvidando que el más céntrico de los barrios de la ciudad era eso, un barrio, tenía lagunas era algo que los vecinos llevaban años denunciando. Los vecinos que iban quedando, claro, tras el éxodo provocado precisamente por esas políticas. La pandemia lo ha hecho más que evidente. La ausencia de turistas ha dejado una postal de un barrio completamente arrasado, pero lo que arrasó al barrio había llegado antes. Para abrir esos hoteles, tiendas y locales enfocados a viajeros y visitantes, hoy cerrados, se vaciaron en su día bloques de vecinos y se cerraron los comercios de proximidad en los que se tejía la vida cotidiana. En ese contexto, y sin desmarcarse de lo que habían reivindicado siempre, los vecinos del Gòtic -que pese a todo, jamás tiraron la toalla (no es casualidad que una de sus asambleas vecinales se llame Resistim al Gòtic)- insisten en la necesidad de cuidarse. Para ello, tienen claros sus objetivos prioritarios, y uno de ellos es, sin duda, el nuevo CAP. El ambulatorio, el más popular y democrático de los equipamientos de proximidad, lleva pendiente desde el 2008 y ni vecinos ni sanitarios, juntos en la lucha, están dispuestos a esperar más. Ahora, además, tras varios estudios, tienen claro el emplazamiento: el edificio ajunto a Correos, propiedad del Estado.

La Plataforma CAP Gòtic Nou Ja! -formada por sanitarios y vecinos, como el caso del cercano CAP Raval Nord- ha hecho público este lunes un comunicado en el que reclaman al Ayuntamiento de Barcelona y al Departament de Salut que se posicionen a favor de sus reivindicaciones y negocien con el Estado la cesión del edificio en el 5 de la calle de Àngel Baixeras para que pueda acoger lo más pronto posible el nuevo centro de atención primaria, pendiente desde hace 12 años. "La pandemia ha acentuado los graves problemas del CAP Gòtic, obsoleto prácticamente desde su construcción", señala el comunicado de la plataforma, que recuerda que  "tras más de una década de abandono, la búsqueda de un nuevo espacio definitivo se ha acelerado en los últimos meses tras las reivindicaciones de profesionales y vecindario".

Goteras y cucarachas

El CAP abrió en en el 2000, es relativamente nuevo, pero desde el primer día tuvo problemas. Desde goteras a plagas de cucarachas e incluso "lluvias fecales", que obligaron a cerrarlo hasta en cuatro ocasiones (llovían literalmente excrementos). Fuentes municipales señalan que "en este momento están trabajando junto al CatSalut en varias alternativas para el CAP y no hay ninguna decisión tomada". Y añaden que, "por otro lado, el Gòtic necesita diversificar su economia para no depender solo de un sector económico y, desde la Tenencia de Economía se están buscando desde hace meses iniciativas que vayan en la línea de esa diversificación. El Gòtic necesita las dos cosas: CAP e iniciativas económicas. Estas dos necesidades son compatibles y hay varios espacios aptos para poder lograr ambos objetivos". Esta respuesta preocupa a la plataforma vecinal, que teme que, nuevamente, se anteponga la economía a la salud.

Se vivió una situación similar justo antes de la pandemia con el edificio de La Foneria, en la Rambla, una de las opciones sobre la mesa para el CAP. Sin aviso previo, los vecinos vieron como Torra anunciaba para sorpresa de todos un concurso público para convertir la Foneria de Canons de la Rambla en un "espacio cultural de uso social y público".