EQUIPAMIENTO CLAVE EN CIUTAT VELLA

El Gòtic se opone al "museo sucursal" propuesto por Torra para la Foneria

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Helena López

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El pasado 5 de marzo, hace apenas unos días, aunque en el contexto actual parezcan siglos, el 'president' Torra anunció para sorpresa de todos un concurso público para convertir la Foneria de Canons de la Rambla en un "espacio cultural de uso social y público". Los únicos detalles que ofreció fueron que el tipo de equipamiento sería "el que las ofertas determinaran", siguiendo el pliegue de condiciones del concurso. Un pliegue que, por cierto, el concejal de Ciutat Vella, Jordi Rabassa, todavía no ha visto. Tampoco lo ha hecho el vecindario, que lleva mucho tiempo –el imponente edificio lleva 17 años cerrando- reivindicándolo y tiene claro que el concurso de Torra solo pretende convertir el lugar "en otro museo sucursal", "lo último que necesita la Rambla".

La inesperada noticia cayó como una bomba en el Gòtic, en el ayuntamiento de la ciudad y entre los propios socios de Govern de Torra. "Anunciar un proyecto en la Foneria de Canons sin haber hablado antes con las personas y las entidades que han trabajado para la transformación de la Rambla me parece una irresponsabilidad, y como presidente del distrito de Ciutat Vella no estoy nada de acuerdo", sentenció en las redes sociales el concejal de ERC en al ayuntamiento Jordi Coronas.

Compromiso lejano

Pese a que el estallido de la crisis del coronavirus ha puesto también en cuarentena la cuestión, el barrio espera poder volver a salir a la calle para mostrar -y organizar- su rechazo. Martí Cusó, miembo de la asociación de vecinos del barrio, explica que justo el día antes del anuncio sorpresa de Torra, se habían reunido con el CAP Gòtic para trabajar juntos sobre su futuro, y que la Foneria de Canons es uno de los pocos espacios públicos en el barrio en el que sería posible construir el nuevo CAP, aprobado hace más de una década. "En el pacto de ciudad del 2008 se recogía el compromiso del entonces alcalde Jordi Hereu y la 'consellera' de Salud Marina Geli de la urgencia de construir dos nuevos CAP en Barcelona, el del Raval Nord y el del Gòtic", recuerda Cusó, quien señala las pésimas condiciones en las que se encuentra el centro de salud.

Han sido muchas las ideas para resucitar la vieja fábrica de cañones de la Rambla. Una de las románticas era cederla al Ateneu Enciclopèdic Popular, expulsados de la Rambla a punta de pistola por las tropas franquistas el 26 de enero de 1939.

La apuesta del concejal Rabassa para la Foneria es "sin duda", trasladar allí el ahora obsoleto CAP Gòtic. "La Rambla es un ecosistema muy sensible. Se tiene que cuidar. Todo lo que se haga allí tiene que hacerse con la perspectiva de que vuelvan los vecinos", afirma el concejal. Casualidades de la vida, si es que existen, si los vecinos se habían reunido aquella misma semana con los profesionales del CAPRabassa había hablado con el Departament de Salut para estudiar si la Foneria sería un edificio adecuado para el CAP. "Una vez encaminado al fin el del Raval Nord nos estábamos poniendo con el del Gòtic", apunta el concejal, quien, al enterarse de que Torra convocaba una rueda de prensa para presentar el futuro de la Foneria llegó a pensar que anunciaría el CAP. Se equivocaba.

En manos del mejor postor

A ojos de Rabassa –mirada compartida por el vecindario- hay un tema de fondo, que es cómo ha de ser el Gòtic del futuro, un barrio en el que un 25% de su población se renueva cada año; el barrio que más sufre la <strong>pérdida de vecindario que ahoga al distrito</strong>; donde se dice que hay más camas para turistas que para vecinos. "No se puede dejar en manos del mejor postor", zanja el edil, quien pone como ejemplo de otra manera de hacer las cosas el Borsí, otro palacio el barrio peleado por los vecinos, quienes en este caso sí ganaron la batalla.

Tras una intensa lucha vecinal y un no menos agitado proceso participativo, finalmente el Borsí será un equipamiento bicéfalo, en el que convivirá un proyecto comunitario autogestionado por los vecinos y la biblioteca del Gòtic, de gestión pública.