NUEVAS FORMAS DE ACCESO A LA VIVIENDA

La Barceloneta rebelde se reinventa

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zentauroepp52121249 bcn200203162024 / MANU MITRU

Helena López

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En el clásico cartel en el que se suelen anunciar las obras, una declaración de intenciones: "Resistim construint". Tras más de una década siendo una herida abierta, una 'placita' dura, por no decir directamente un solar, en el que los omnipresentes turistas podían pararse a consultar sus mapas, sus móviles, el 11 del paseo de Joan de Borbó ha vivido la mañana de este lunes una jornada casi catártica. Los más pequeños de la cooperativa La Xarxaire han sido los encargados de colocar la primera piedra de la que será su casa. ¡En el barrio!

Lo vivido este 3 de febrero -fecha simbólica, en recuerdo al 3 de febrero de 1753, día en el que se puso la primera piedra de la Barceloneta- tiene mucho, también, de renacimiento. De oportunidad para redibujar el barrio que quieren, el que tanto tiempo llevan intentando robarles. Un barrio en que poder vivir, donde poder jugar a Súperzings en la calle (como hacían esta primaveral mañana mientras esperaba su momento, mientras se alargaban los discursos de sus emocionados padres). Un barrio, al fin.

Con ese ambicioso objetivo de mínimos ha echado a andar este lunes una de  las "promociones de vivienda cooperativa en cesión de uso" impulsadas por el Ayuntamiento de Barcelona para promover "otras formas de acceso a la vivienda asequible". Un edificio de ocho viviendas ecológicas que se levantará sobre un suelo municipal que no dejará de serlo (ahí radica lo revolucionario de esta fórmula, que cada día es menos la excepción).

Escaparate cultural

El nombre de la cooperativa ganadora del concurso público, La Xarxaire, no es solo un guiño al oficio que ha marcado durante décadas este rincón de la ciudad, que obviamente, también. La Xarxaire nace para tejer comunidad, algo tan preciado como frágil en enclaves tan ahogados por el turismo y la especulación como este. Los bajos serán, según han presentado, "un escaparate abierto al barrio con el objetivo de impulsar iniciativas artísticas y culturales". Un espacio abierto a un barrio en el que se repiten cíclicamente los debates, la(s) lucha(s) de intereses. Pasó con el Hotel Vela algo muy parecido a lo que ahora pasa con el polémico Hermitage (ahí están los resultados, no hace falta extenderse en este punto de la historia).  

Algunos vestigios de esas de luchas han sido exhibidos en una pequeña exposición efímera durante el acto. Pancartas descoloridas con lemas tan actuales como "Estem saturats d'hotels" o "L'escola Mediterrània no es toca".

El solar donde nace La Xarxaire no puede estar más cargado de significado, y así se han encargado de reivindicarlo sus impulsores durante un emotivo y sencillo acto cargado de verdad. Un acto que ha sido también un homenaje al "barco pirata vertical" que entre finales del 2004 y mayo del 2007 fue ese espacio.  Unos terrenos a pocos metros de la playa que se convirtieron en oasis en plena burbuja especuladora. Una 'Universidad Pirata' llamada Miles de Viviendas, desalojada por los Mossos d'Esquadra, tapiada y al poco derribada por el consistorio barcelonés para "convertirla en nada" (lo que era hasta este lunes); ya que la la intención inicial -y argumento oficial- de transformar el solar en viviendas sociales se hizo esperar una larguísima crisis mundial. Un desalojo que se produjo en el 2007, "en una Barcelona gobernada por el PSC, ERC e Iniciativa", como se ha encargado de recordar la exconcejala de Ciutat Vella, Gala Pin, uno de los rostros más populares de Miles (y una de las más emocionadas este lunes).

El viejo cuartel de la Guardia Civil, considerado uno de los edificios más antiguos del barrio, fue durante dos años y medio uno de los lugares desde donde los movimientos sociales de la Barcelona precrisis trazaron su 'plan' contra la especulación y la violencia inmobiliarias. Miles de Viviendas sirvió para tejer complicidades en un momento en el que el barrio estaba tomado por hombres de negro con maletines llenos de billetes y en el parecía que todo tenía un precio.

Uno de los nudos de esa red era Emília Llorca, motor y alma de la asociación de vecinos L'Òstia de la Barceloneta, cuyo recuerdo estuvo también muy presente este lunes. El amor del barrio a Emília es tal que sus vecinos lucharon por dedicarle la propia avenida de Joan de Borbó (no lo lograron, pero sí que se aprobara cambiar el nombre a la calle de Almirall Aixala). Una pequeña Emilia fue una de las encargadas de unir pasado y futuro, con sus superzings en el bolsillo.