EQUIPAMIENTO POLÉMICO

Desencuentro vecinal por el Hermitage

Una parte de las asociaciones de la Barceloneta rechazan contundentemente el proyecto que tildan de "especulativo" mientras otras entidades consideran que "dignificaría el turismo" del barrio

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Natàlia Farré

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Un nombre: Hermitage. Un proyecto que lleva siete años encima de la mesa: crear una sucursal del afamado museo de Sant Petersburgo en Barcelona. Y situaciones enfrentadas: entre los vecinos de la Barceloneta (donde se prevé ubicar el centro) que están a favor y los que están en contra; amén de las posturas opuestas que mantienen la Autoridad Portuaria de Barcelona (suyos son los terrenos donde se levantaría el potencial museo) y el ayuntamiento, que defiende o ataca el proyecto (privado) según el color político de quien ocupa la silla de alcalde, pero cuya predisposición (o no) es vital pues del consistorio depende el visto bueno final. 

Así las cosas, este jueves las asociaciones vecinales que se oponen "contundentemente" al Hermitage (L’Associació de Veïnes i Veïns de l’Òstia, La Barceloneta Diu Prou i l’Assemblea de Barris per un Turisme Sostenible)  han presentado la Plataforma per un Port Ciutadà y el manifiesto L’art de l’especulació. Al tiempo que los favorables a la pinacoteca, la Associació de Veïns de la Barceloneta, han recordado su manifiesto del año pasado en el que destacaban "la aportación cultural y económica para el barrio" que supondría el museo, además de "la dignificación del turismo" que reciben, actualmente volcado exclusivamente en el ocio. El desencuentro es total y las posturas completamente enfrentadas. 

La fecha escogida para hacer públicos manifiesto y plataforma contrarios al museo no es baladí. Hoy empieza la campaña electoral, así que lo suyo es dejar claro a todos los alcaldables que parte de los vecinos no quiere el Hermitage y forzarles a que se posicionen claramente "con los intereses vecinales, y no con los privados", han afirmado desde la plaza de la Rosa dels Vents, justo encima del solar donde está previsto que se levante el edificio que acogerá el museo y llevará la firma del 'pritzker' Toyo Ito. Su posición es clara: "es una burda pantalla para la enésima operación especulativa". Es más: "sería el auténtico caballo de Troya de este urbanismo banalizador", argumento que remite a lo que afirman es un hecho: la última modificación del plan especial de la Nova Bocana "consolida usos comerciales, de ocio nocturno y de restauración transformando la zona en un autentico resort a base de restaurantes, tiendas y discotecas". Según los presentes: el museo solo ocuparía un 25% del espacio y representaría «un añadido de turistificación en un barrio ya muy mal tratado por esta industria. 

 Camino por recorrer 

Lejos, justo en el ángulo opuesto, están los vecinos favorables al Hermitage. Defienden que los impulsores  del museo han recogido todas las alegaciones que los residentes del barrio presentaron al proyecto inicial y las han plasmado y firmado en el último documento de trabajo: ello significa "accesibilidad y movilidad para el barrio, querencia por los artistas emergentes y prioridad laboral para los parados de la Barceloneta". Además sacan músculo y aseguran que no hablan solo en nombre propio sino en nombre de todas las entidades, comercios y escuelas del barrio que firmaron el manifiesto (lo mismo dicen los que se oponen). Y acusan a los contrarios de apoyar a la actual alcaldesa Ada Colau, y la concejala de Ciutat Vella, Gala Pin, incondicionalmente. "No vemos otro motivo que este, pues su actitud no es de crítica constructiva ni presentan propuestas alternativas". 

Lo cierto es que el actual consistorio no es fan del proyecto, pero tampoco suelta un no rotundo. Lo suyo es más bien mostrar reservas y afirmar que no quieren tener que rescatar en el futuro con dinero público a una empresa privada: "Las iniciativas culturales son bienvenidas pero deben tener una financiación garantizada". Por eso insisten en que el proyecto que se presente «deberá ir acompañado de un riguroso estudio de viabilidad y con garantías para asegurar dicha viabilidad». Mientras, los promotores del Hermitage callan y esperan. De momento, se ha recalificado la pieza central de la Nova Bocana para usos culturales. Y el 17 de abril, el Boletín Oficial del Estado (BOE) publicó que el Port de Barcelona había admitido a trámite la solicitud de la empresa Museo Hermitage Barcelona para construir la pinacoteca con una inversión de 50 millones de euros. 

A día de hoy, aún no ha acabado el periodo de exposición pública ni se han presentado otros proyectos. Y para llegar a ver el Hermitage en marcha (en el 2016 se afirmó que la apertura sería antes de este verano), aún quedan capítulos por recorrer, entre ellos que la Autoridad Portuaria de Barcelona pida la conformidad expresa del ayuntamiento para desarrollar el proyecto y que esta quede reflejada en un convenio entre las dos instituciones. 

Nueve años de encuentros y desencuentros

El anuncio de la apertura de una sucursal del Hermitage en Barcelona <strong>lleva fecha del 2012</strong> y fue realizada por el entonces presidente Artur Mas. Mas firmó un acuerdo de intenciones con la viceministra de Cultura de Rusia, Alla Manílova, por el que la gran pinacoteca de San Petersburgo se comprometía a ceder obras de sus inmensos fondos para hacer posible el centro barcelonés. Entonces, se afirmó también que en el 2013 el museo tendría ya un espacio provisional abierto al público.  Seis años después la sede provisional no se ha puesto en marcha y la definitiva (en caso que llegue a serlo) ha variado numerosas veces de ubicación y proyecto, desde ocupar construcciones ya existentes, como la Facultad de Náutica y la Aduana, hasta la actual propuesta de levantar un edificio de nueva planta y con voluntad de ser icónico. Este llevaría la firma de Toyo Ito y ocuparía el solar central de la Nova Bocana. La apuesta arquitectónica, de hormigón blanco y acristalada,  da más posibilidades al proyecto a la hora de licitar por la parcela del puerto.  Definido el continente está por ver qué pasa con el contenido, actualmente sin director museográfico tras la muerte del físico y divulgador científico Jorge Wagensberg, que fue quien definió el proyecto que se presentó en el 2016. <br/> La iniciativa nunca ha contado con el consenso ciudadano ni del sector cultural. Y el ayuntamiento  siempre se lo ha mirado con reserva (tanto Xavier Trias como Ada Colau) y ha advertido permanentemente de que no pondría dinero público al proyecto liderado por el arquitecto Ujo Pallarés y el empresario ruso Valery Yarovslaski.