NUEVA ORDENANZA MUNICIPAL EN UNA CALLE ICÓNICA
Pintores de uniforme
Miguel Alarcón llega tarde, pasadas las 12 del mediodía, pero lo hace con una sonrisa. Es 1 de abril, su esperado primer día en la Rambla. "Soy el nuevo", se presenta mientras coloca su obra. Todavía no tiene la sombrilla blanca que marca el nuevo reglamento "para garantizar una imagen homogénea y ordenada de la feria". "Todavía no las tienen todas a punto. Pronto las tendrán", prosigue optimista. El miércoles por la mañana, primer día de la nueva ordenación de esta actividad, solo había ocupados 13 de los 31 nuevos puntos habilitados, dos de ellos todavía sin sombrilla. Lo gris del día en Barcelona no acompañaba.
Pero Alarcón sonreía. Ha venido a vivir a Barcelona expresamente para aprovechar "esta oportunidad en la Rambla". Es una de las 62 personas que han obtenido licencia tras el polémico concurso público. "Soy chileno, pero hace 16 años que vivo en España. En Madrid. Hoy empieza mi nueva viva en Barcelona", concluía.
También empezaba una nueva vida el miércoles Enric Pereda, quien, tras 15 años siendo el Ninotaire de la Rambla, tiene que empezar a buscarse la vida fuera de ella tras no lograr ninguna de las 62 licencias a concurso, en el que no puntuaba la experiencia en el paseo.
En contraposición a Alarcón, Inka Yupanki Amaru era el miércoles el más antiguo del paseo, tras 25 años mojando sus pinceles en la calle más concurrida e intensa de la ciudad. "Yo aquí he visto correr hasta balas», explicaba el hombre a ojos del cual en la Rambla «ha habido un desmadre en todos los aspectos". Para el veterano Inka, está bien que el municipio haya puesto orden en la feria, pero lamenta que históricos se hayan quedado fuera: "Es un día triste. Había sitio para todos".
Al margen de las intrahistorias del colectivo, para el ciudadano de a pie, el principal cambio introducido este abril es la alineación de todos los pintores a un solo lado del paseo, dejando libre la fachada del Teatre Principal -los puestos están marcados en la acera del barrio Gòtic, frente a la plaza del Teatre-, la reducción de su número -con un máximo de 31 por turno- y su homogeneización. Todos tendrán a partir de ahora, cuando termine de llegar todo el material , la misma sombrilla blanca, el mismo expositor y el mismo portacarpetas, dos sillas negras de director de cine y un caballete.
El colectivo ha sido crítico con el cambio al considerar que en las pruebas de selección se cometieron injusticias. El temor de los más pesimistas es que el colectivo vaya desapareciendo poco a poco, restricción tras restricción, como ha pasado con las casi extinguidas estatuas, augurio que alimentaba el poco quórum en el estreno.
El objetivo municipal
El distrito argumenta que la nueva ordenación, siguiendo la hoja de ruta establecida por el Pla Cor, favorece la fluidez de paso en este tramo de la Rambla, "uno de las más estrechos del paseo", aseguran. "Busca renovar la imagen y mejorar la calidad de la feria y se ha hecho a petición de del colectivo", concluyen fuentes locales.
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