la polémica sobre los nuevos servicios

Entre la innovación y el impuesto

CARMEN JANÉ

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Los nuevos negocios surgidos sobre el mundo del transporte urbano e interurbano han provocado distintas reacciones entre los taxistas y los usuarios, pero también entre las administraciones, que han apoyado mayoritariamente las innovaciones pero que han reclamado el cumplimiento del pago de impuestos y normativas asociadas a cualquier nueva actividad.

La ministra de Fomento, Ana Pastor, afirmó ayer que cualquier persona o empresa que quiera entrar a formar parte del sector del transporte tiene que «atenerse a las reglas del juego que hay en este país», que es ley de ordenación de los transportes terrestres, que regula la actividad.

Desde la Unión Europea, ayer hubo silencio por tratarse de una protesta local, pero en junio, cuando fueron taxistas de toda Europa quienes se lanzaron a las calles, la comisaria de Innovación Digital y vicepresidenta, Neelie Kroes, mostró su apoyo a los nuevos servicios aunque admitió que debían cumplir:  «Pagar sus impuestos y seguir las reglas».

Los nuevos negocios se quejan de «la estrechez del marco regulatorio». Una aplicación como Cabify, que ofrece servicios de chóferes privados con tiempo libre y vehículos autorizados para el transporte de viajeros, afirma que está registrada como «agencia de viajes» a falta de algo mejor. «Fue la Administración quien nos indicó que nos registráramos así, cuando somos una compañía de internet», explica Juan Ignacio García-Braschi, responsable para España.

Uber sostiene que no hay un epígrafe que les englobe y pide otra normativa mientras sigue sin registrar el negocio en España. Y afirma que la huelga les hace publicidad.