Umberto Eco triunfa con 'Historia de la fealdad'

E. A. / FRANKFURT

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Santos martirizados, Yoda, ET y Marilyn Mason, deformidades patológicas, caras grotescas como icono del desprecio por la mujer, por los viejos o por una raza considerada inferior. Son las mil y una caras de la fealdad que Umberto Eco refleja en su nuevo libro, cuya presentación internacional se convirtió ayer en la gran atracción de la feria --sin contar las fiestas que Turquía y Bertelsmann ofrecieron por la noche--. Fráncfort ha sido el escaparate del lanzamiento mundial deHistoria de la fealdad,pero las operaciones de compra y venta en las principales lenguas vienen del año anterior. Bompiani ha lanzado este libro profusamente ilustrado esta semana en Italia, estará en venta el 30 de octubre en inglés y Lumen lo ha adquirido en castellano. Al menos hasta ayer al mediodía, ninguna editorial había comprado los derechos en catalán.

El último libro de Eco tiene un claro antecedente, laHistoria de la belleza, publicada el año 2005, de la que vendió medio millón de ejemplares en todo el mundo. "Hemos descubierto que es mucho más divertido mirar la fealdad, porque la fealdad es mucho más interesantes que la belleza. La belleza es a menudo aburrida, todo el mundo sabe lo que es", explicó ayer el autor.

Eco interpola su texto con extractos de obras de filósofos, novelistas y poetas sobre el tema. Su recorrido a través de la historia de lo horrendo empieza por los monstruos del mundo pagano, las representaciones del martirio, el infierno y el apocalipsis en el cristianismo, la fealdad en la sátira, la fealdad como demonización de la supuesta malicia de la mujer, los estereotipos racistas, la fealdad producida por el miedo o la pobreza, y la fealdad de lokitsch,lo cursi.

Según el escritor, la fealdad atrae y repele a a la vez. "Hay caras horribles que nos gustan. Jerry Lewis es feo, pero nos gusta. El cristianismo rechaza la carne. En algunas pinturas hay aprecio por la fealdad", enumeró.

Por supuesto, la fealdad es algo muy relativo. La gordura, por ejemplo, no entra en este capítulo, según sus gustos personales. En su opinión, las mujeres orondas de Botero pueden ser atractivas. "Por lo menos --bromeó-- no son anoréxicas; podrían ser utilizadas en una campaña contra la anorexia".