El Barça, a 9 puntos del Madrid y con la lengua fuera

Anda hoy el Barça más lejos del Madrid (9 puntos) que hace una semana cuando la derrota en Almería, segunda en la Liga, abrió una seria sospecha sobre el líder. Una sospecha cerrada con prontitud, agarrado el equipo de Xavi a su método más sencillo.

Un gol, con uno basta, que vale un tesoro (antes eran de Lewandowski o Pedri, ambos lesionados, y ahora es de Raphinha), luego sella su casa (apenas ha recibido ocho tantos en 24 jornadas del campeonato dejando 18 veces la portería a cero) y el hueco se hace cada vez más grande.

Va Xavi firmando registros espectaculares con los números, aunque el juego, y él lo sabe mejor que nadie, se haya ido empobreciendo. Pero nadie resiste el ritmo que ha marcado el Barça en esta Liga, que deja sin resuello alguno incluso al Madrid de Benzema y Vinicius, cansado como está Ancelotti de que sus delanteros hayan perdido la eficacia.

Transita, eso sí, el Barça con la lengua fuera, dejándose el alma y, por supuesto, el físico en cada partido sobreviviendo a la pérdida de todo su poder creativo en ataque. 0-1 en el Bernabéu sin recibir ni un solo disparo del Madrid, que tiene la puntería extraviada, y 1-0 en el Camp Nou al Valencia, que era y sigue siendo penúltimo de Liga. El tiro de Kluivert, atrapado por Ter Stegen, es el único a portería en los dos últimos encuentros.

Pero hasta Xavi no puede ocultar que el juego de su equipo se ha atascado. No genera fútbol, víctima de esa plaga de lesiones que le han dejado frustrado. Frustrado en lo futbolístico que no en las estadísticas, sostenido el Barça por una mentalidad defensiva indestructible. Pero no domina los partidos como querría su técnico. Ni tampoco gobierna fiel a la ideología que defiende y abandera con pasión y fanatismo Xavi.

"Nos falta generar juego"

Por no tener, no tiene el centro del campo azulgrana el peso que se suponía a un equipo dirigido por uno de los mejores centrocampistas de la historia. Tiene la idea, pero no la ejecuta como desea el entrenador. "Nos falta generar juego, hay que hacer autocrítica", admitió Xavi, quien sufrió más que nunca, ubicado en la zona más alta del Camp Nou, junto a la tribuna de prensa, donde purgó el partido de sanción por las cinco tarjetas amarillas.

Abajo, en el área técnica, estaba Òscar Hernández, su segundo entrenador y hermano. "Se sufre mucho más arriba y se ve mejor, eso sí. Intentaré no protestar más porque no te puedes comunicar", lamentó el técnico, quien recalcó que los propios errores de su equipo, como el penalti fallado por Ferran y expulsión de Araujo, que hizo un acto de servicio por Koundé, el culpable, condenaron a una media hora tortuosa.

Ni siquiera la irremplazable ausencia de Pedri, el faro que ilumina toda su andamiaje ofensivo, sirve de coartada porque retrata también las disfunciones de una plantilla limitada. No, no es el "plantillón·, que dijo Xavi al cerrarse el pasado mercado veraniego, aunque reclamó entonces que le faltó una pieza más. No dio el nombre, pero se refería el técnico a Bernardo Silva.

No hay en el vestuario, por ejemplo, un nueve suplente para tapar las sanciones o lesiones de Lewandowski. Estaba Aubameyang, pero fue vendido para cuadrar números en el último día del mercado. Estaba también Memphis, pero fue casi ‘regalado’ al Atlético en la ventana invernal.

Plantilla encogida

Tampoco hay lateral derecho. Koundé, Araujo, Sergi Roberto y hasta Balde, un zurdo, han desfilado por ese carril. Existen, en cambio, tres laterales izquierdos en una plantilla cada vez más corta, por lo que los esfuerzos pasan factura. "Llegamos justitos, fatigados también mentalmente, las lesiones…", admitió Xavi, inquieto porque ha comprobado que se le va encogiendo la plantilla a medida que engorda el liderato. 

Con la lengua fuera y ampliando la renta en la Liga camina el Barça tras silenciar el Bernabéu en una semana donde los defectos que se han destapado de verdad son los de Madrid, quien va descarriado, excepto en la Champions, desde que la Liga y Copa se reanudó tras el Mundial.

Hoy el equipo de Ancelotti, que empató en el campo del Betis (0-0), está un punto más lejos de esa obra que levanta Xavi en el Camp Nou, un templo donde los fieles acuden en masa (89.644 espectadores llenaron sus viejas gradas en un partido en horario vespertino y ante el penúltimo del campeonato), convencidos de que pronto se reencontrarán con la esencia del juego que tanto persigue su entrenador.

"Nos falta entendimiento del juego", confesó Xavi. Y en esa búsqueda transita con la confianza que le da sentirse como un viejo equipo italiano, que hacían de la presión y la defensa todo un arte, a la espera de conectar con lo que siempre ha sido el Barça, un equipo que no vivía solo del 1-0 o del 0-1.

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