BETIS - MADRID (0-0)

El Madrid empata ante el Betis y se empeña en hacer al Barcelona campeón

El conjunto de Ancelotti se queda a nueve puntos del equipo azulgrana después de desperdiciar el primero tiempo en el Villamarín y en el segundo ser incapaz de encontrar un gol con el que mantener la lucha por el título

Real Betis - Real Madrid

Real Betis - Real Madrid / Julio Muñoz

Denis Iglesias

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El único que podía discutirle la Liga al Barça era el Real Madrid. La sensación, hasta hace unas semanas, era que realmente los de Ancelotti podían ejercer el derecho de autodeterminación sobre el título regular, aprovechándose de la debilidad y el miedo azulgrana por verles en el retrovisor. Pero es el propio conjunto blanco el que ha ido perdiendo las opciones dejándose puntos en campos como el Villamarín, donde tiró por la borda el primer tiempo y careció en la segunda del acierto que necesita un proyecto ganador.

Van los de Ancelotti dispuestos a jugarse el todo al blanco en la mesa de la Champions y no por convencimiento, sino por obligación. Una competición en la que se convierte en un avezado jugador, frente al perfil de afectado que ha desarrollado en Liga y Copa en los últimos capítulos.

Caras que lo dicen todo

Uno podría seguir la primera parte del partido simplemente mirando el rostro de los entrenadores. A través de las muecas de Carlo Ancelotti y Manuel Pellegrini se palpaba la tosquedad de un partido que debería ser cabeza de cartel de LaLiga. Por eso se ubicó en esa hora feliz que son las 21:00, donde el aficionado espera el impulso emocional que necesita para afrontar la semana. Sin embargo, Betis y Real Madrid arrancaron haciendo honor al domingo.

Optó Carletto por cambiar los dos laterales del 'clásico', alineando a Camavinga y Lucas Vázquez para dar más profundidad a los flancos en un Real Madrid que es de izquierdas en lo que a su ataque se refiere. El gallego terminó a patadas con el banquillo tras ser un punto de fuga constante. El 4-2-3-1 fue rígido hasta que Ayoze despertó a Courtois con un zapatazo de alerta. Ante el sesteo, el belga aportaba el criterio, ya no solo con paradas, también montando jugadas en largo en un campo rapidísimo donde Vinicius se cayó varias veces.

Gol anulado a Benzema

Malos tacos, en todos los sentidos. Sigue empeñado en protestar sin cubrirse la boca como se estila en el fútbol moderno. Aunque para bien o para mal, Vinicius es el único capaz de hacer la guerra por su cuenta en un batallón que parecía desactivado. Buscaba soluciones caídas del cielo, como la falta que ejecutó Benzema en el 12 con acierto. La rozó con la mano Rüdiger, por lo que fue anulado por el VAR.

Pocos partidos va a tener el Real Madrid tan fáciles como el del Villamarín para llegar a campo contrario. El Betis era incapaz de poner un peaje a las peregrinaciones madridistas, que terminaban en centros lunares, fuera de órbita o con alguna tentativa de Valverde y cualquier jugador que encontraba la confianza para armar el disparo. Eso sí, nunca entre los tres palos. En la escuadra verdiblanca, Borja Iglesias se veía obligado a luchar contra la mordaza de los centrales. Las incursiones de hombres como Sabaly señalaban las corrientes de frío del Real Madrid, pero el principal enemigo de ambos contendientes era la modorra, que fácilmente tornaba en gresca.

El sostén de Courtois

Alguien debió llamar en el descanso a los entrenadores para cambiar la programación, porque la actitud con la que salieron ambos equipos tras la reanudación cambió el relato del partido. Se frotaron los guantes Courtois y Bravo en la jornada de homenaje a Iribar. El Real Madrid empezó a tomarse en serio sus incursiones y la primera carrera exitosa de Vinicius acabó en una definición de Benzema de las que suelen terminar en gol.

Como el remate a bocajarro del Panda Iglesias en la acción siguiente que explica el gigantismo que padece el cancerbero madridista. Los dos equipos se entregaron al intercambio de remates. Los de Ancelotti querían marcar por insistencia, viendo que sus ejecuciones terminaban en gestos de lamento colectivo.

Hay cierto desorden psicológico en un equipo matador por naturaleza donde las jerarquías van a marcar el desenlace de la temporada. Solo de ese modo se explica una gran acción individual de Rodrygo en la que fue excesivamente servil para Benzema, quien parece intubado. En cada partido detecta una molestia que hace dudar al resto.

Le quedaba al técnico italiano una bala emocional para recuperar la Liga, que llevaba nombre y apellidos de exbético: Ceballos, quien tuvo la suya, como casi todos los de la parcela atacante. El disparo de Karim a las nubes fue el epílogo perfecto para una nueva batalla perdida y un cúmulo de sensaciones que invitan a la desconfianza. Incluso en el caso de un equipo con genética ganadora, que ha mutado en los últimos partidos en un reflejo de sí mismo.