EL PODER DEL TRIDENTE

El Barça de los "aviones"

Lewandowski celebra su gol al Sevilla en el Sánchez Pizjuán, el quinto en cuatro jornadas de Liga.

Lewandowski celebra su gol al Sevilla en el Sánchez Pizjuán, el quinto en cuatro jornadas de Liga. / Reuters / Marcelo del Pozo

Marcos López

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Hace ya siete años, un central del Barça puso una etiqueta simple, pero contundente a un ataque de ensueño, integrado por Messi-Suárez-Neymar (MSN). "Son tres pepinos", dijo entonces Gerard Piqué, asombrado como quedó del impacto ofensivo de esos delanteros tan distintos y, a la vez, tan complementarios.

El sábado, en Sevilla, y después de un inapelable 0-3, otro central azulgrana etiquetó a un trío (Raphinha-Lewandowski-Dembélé) que aún no tiene nombre resumido. Podría ser la RLD. "Arriba tenemos tres aviones", afirmó admirado Eric García para justificar que el centro de gravedad del Barça de Xavi se haya trasladado, de nuevo, al ataque, dada la eficacia que han demostrado en los tres últimos encuentros: 11 goles ha marcado el equipo azulgrana (3,6 por partido) y tan solo encajó uno (0,33), el de Isak en Anoeta.

Los jugadores del Barça celebran el 0-3, marcado por Eric García, al Sevilla en el Sánchez Pizjuán.

Los jugadores del Barça celebran el 0-3, marcado por Eric García, al Sevilla en el Sánchez Pizjuán. / Afp

Fútbol vertiginoso

Son dimensiones absolutamente diferentes entre ambos tridentes. Pero, en el fondo, subyace la misma ideología táctica porque la fuerza de los delanteros arrastra de tal manera que se convierte en el eje.

Mientras levanta y solidifica su proyecto, Xavi observa como el centro de gravedad de su equipo se traslada al ataque

Y eso en un club como el Barça, acostumbrado a debatir sobre el juego, supone un inesperado retorno al pasado -con la MSN se logró en el 2015 la última Champions y el triplete- porque choca, al menos inicialmente, con la esencia. Pero Xavi, como le sucedió en su día a Luis Enrique, tiene que explotar los recursos y, sobre todo, las soluciones que le proporcionan esos delanteros.

Juega, por lo tanto, el Barça de una manera vertiginosa. Al galope tumbó al Sevilla en menos de una hora. Apenas 50 minutos y partido más que resuelto. Y su fútbol, aunque parezca contradictorio, está basado en la velocidad y contundencia que exhibe cada vez que pisa el área enemiga, resuelto el atasco que tuvo al principio con aquel 0-0 ante el Rayo donde pagó su falta de puntería. Los ‘aviones’, según los calificó Eric, obligan al técnico a simplificar el juego, transformando el centro del campo en una estación de paso fugaz, sin tanta elaboración.

Xavi Hernández, entrenador del FC Barcelona, durante el partido de La Liga con el Sevilla FC

Xavi Hernández, entrenador del FC Barcelona, durante el partido de La Liga con el Sevilla FC / EFE/Julio Muñoz

"Aprovechamos muy bien las transiciones, pero yo me siento más cómodo en el juego posicional"

— Xavi, técnico del Barça

 Algo que le hace sentir "incómodo", según confesó el propio Xavi, tras el 0-3. "Aprovechamos muy bien las transiciones", admitió el entrenador, consciente de que los tres goles llegaron por el camino más directo.

En la gestación del 0-1 al Sevilla, el Barça solo necesitó 11 segundos. En el 0-2, 16. Y en el 0-3, a la salida de un córner ensayado, apenas ocho segundos

En 11 segundos se gestó el 0-1 culminado por Raphinha. En 16 segundos se fabricó el 0-2 que acreditó la calidad en el desmarque de Lewandowski y la calidad, por supuesto, en la definición. Y solo ocho segundos suró el 0-3 nacido de la pizarra de Sergio Alegre, el tercer ayudante de Xavi, quien dibujó un saque de esquina ejecutado en corto para que Koundé, de cabeza, asistiera a Eric. De central a central.

Simplificar y ganar tiempo

No reniega Xavi de ese nuevo traje táctico. Ni mucho menor. Pero tampoco esconde sus preferencias, más emparentadas con su forma de jugar. "A mí me gusta más el juego posicional", reconoció el técnico en torno a ese inesperado e inevitable giro táctico que ha mostrado su equipo.

Querría que su Barça fuera como era él como futbolista. Pausado, instalado en campo contrario, dominando la pelota, sin entrar en partidos de ida y vuelta, y ahogando al rival a través del pase multiplicado escogiendo la vía de la paciencia para derribar muros.

Pero su Barça es ahora eficazmente distinto, con lo que le simplifica al técnico el proceso de construcción, aún revelando que a sus jugadores les falta "pulcritud" en el juego, además de cometer "demasiadas pérdidas".

El Barça golea al Sevilla en el Sánchez Pizjuán con goles de Raphinha, Lewandowski y Éric García

El Barça golea al Sevilla en el Sánchez Pizjuán con goles de Raphinha, Lewandowski y Éric García / AFP/ Europa Press

El poder de Lewandowski

Toda esa pausa y pulcritud que le gustaría a Xavi queda, sin embargo, eclipsada por el vuelo de los aviones, con Lewandowski pilotando la nave. Mucho más que un ‘nueve’ puro’. Bastante más que un goleador (cinco tantos en cuatro jornadas de Liga). Ha llegado de Múnich, ya con 34 años, dispuesto a enterrar viejos prejuicios sobre períodos de adaptación a nuevas escuelas que, en realidad, son las mismas porque el talento escapa de las pizarras.

Raphinha celebra su gol, el 0-1 del Barça al Sevilla en el Sánchez Pizjuán.

Raphinha celebra su gol, el 0-1 del Barça al Sevilla en el Sánchez Pizjuán. / Afp

Es el jefe del Barça, el nuevo líder, y eso que apenas lleva dos meses en la ciudad. El polaco vuela tranquilo porque en la otra punta del campo tiene al guardaespaldas de Ter Stegen, el mejor copiloto. Cuenta también Lewandowski con que sus socios en el ataque (la zurda de Raphinha es tan venenosa como generosa y Dembélé corre liberado tras un lustro de frustraciones, aunque le falta ser resolutivo) le impulsan desde las alas. "Es una maravilla tener a Lewandowski con nosotros, es un líder natural", confesó un liberado y aliviado Xavi.

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