3 JORNADAS, 4 GOLES

Máquina Lewandowski

Lewandowski celebra el segundo que marcó al Valladolid, era el 3-0.

Lewandowski celebra el segundo que marcó al Valladolid, era el 3-0. / Jordi Cotrina

Marcos López

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No solo porque gobierna el área como si fuera suya. Y lo es desde hace años y años, exhibiendo su inacabable repertorio de puro nueve, sobre todo en la Bundesliga. Y, por supuesto, en Europa. Pero el fútbol vertical y dinámico del Barça de Xavi necesitaba a un tipo como Robert Lewandowski. Punto y final y, al mismo tiempo, punto inicial.

Su territorio va mucho más allá de las inmediaciones del área rival. Es un líder, mucho más que silencioso. Apenas tres jornadas de Liga y por encima de sus goles (cuatro, dos en Anoeta y otros dos al Valladolid) queda la descomunal capacidad de dominar los partidos. Con y sin balón.

Manda en todos los rincones, capaz de conquistar la autoridad de sus compañeros (Eric Garcia lo miraba embobado mientras le daba instrucciones), intimidar con su juego al rival (Real y Valladolid) y tener hilo directo con los árbitros, discutiendo de forma cómplice como si llevara toda la vida en la Liga española.

Laporta, con el ojo derecho amoratado, junto a Ronaldo, presidente del Valladolid, en el palco del Camp Nou.

Laporta, con el ojo derecho amoratado, junto a Ronaldo, presidente del Valladolid, en el palco del Camp Nou. / Jordi Cotrina

El ojo amoratado de Laporta

Y solo son tres semanas, suficiente para que Joan Laporta, que tenía a su izquierda a Ronaldo, el presidente del Valladolid, se sintiera orgulloso de la ardua operación con la que logró sacarlo de Múnich. Estaba el dirigente azulgrana con el ojo derecho amoratado. Un accidente doméstico, sostenían fuentes del club para explicar esa impactante imagen laportiana, que le obligaba a llevar gafas de sol para camuflarse.

Lewandowski anota el primer gol del Barça ante el Valladolid

Lewandowski celebra el segundo que marcó al Valladolid, era el 3-0. / Jordi Cotrina

Quien no se camufló en ningún momento fue el eléctrico, dinámico y asfixiante Barça. Asfixiante porque ahogó al Valladolid. Lewandowski, menos aún. Inventa goles donde no existía nada entonces. Así ocurrió en el tercer gol conectado, de nuevo, a los extremos que galopan por la banda derecha.

En el 1-0 fue un precioso centro de Raphinha; en el 3-0 fue un inteligente pase de Dembélé. Y el polaco estaba feliz, disfrutando como un niño de su nuevo juguete, el Barça. No es casual tampoco que Memphis, el nueve que tenía Koeman hace un año, no jugara ni un minuto. No es casual tampoco que Aubameyang, el nueve que reclutó Xavi en invierno para llegar a la Champions, ni se despojara del chándal de suplente. 

Piqué y Alba, en el banquillo antes de empezar el Barça-Valladolid.

Piqué y Alba, en el banquillo antes de empezar el Barça-Valladolid. / Jordi Cotrina

Dos goles, dos tiros al palo

Como las vacas sagradas. Piqué y Jordi Alba estaban sentados juntos en el banquillo. Suplentes ya habituales, intentando digerir ese nuevo e ingrato rol. No estaban acostumbrados a ese nuevo lugar que les ha colocado Xavi, mientras Lewandowski, dos goles y dos remates al palo en unos 90 minutos que son una lección del oficio de delantero centro, ejerce de líder del nuevo Barça. Nuevo y remozado Barça. Basta ver la juveniul defensa titular, con el debut de Koundé (23 años), Araujo (23), Eric (21) y Balde (18) como símbolo del cambio verdadero.

"No es solo los goles sino cómo se mueve y cómo trabaja Lewandowski. Es un ejemplo para la plantilla"

— Xavi, técnico del Barça

 "Es un delantero top", dijo con admiración Koundé, feliz por sus 90 minutos, admitiendo, eso sí, que le "falta un rato aún" para hallar su mejor momento. Y los cuatro goles del Barça han nacido por la banda derecha, síntoma de vitalidad y frescura, ya sea a través de Raphinha o Dembélé, que se iban intercambiando las posiciones.

"Lewandowski es un líder natural, trabajador nato, tiene mucha humildad, es una maravilla tenerlo en el grupo"

— Xavi, técnico del Barça

Y Xavi era feliz porque lo que había diseñado en la pizarra se vio en el campo porque con Leewandowski, todo es mucho más sencillo. "No es solo los goles sino cómo se mueve y cómo trabaja, sabe cuando debe aparecer y tiene el timing perfecto para recibir. Es un líder natural, trabajador nato, tiene mucha humildad, es una maravilla tenerlo en el grupo. Es un ejemplo para la plantilla", argumentó el técnico.