EL MEJOR JUGADOR DE LA LIGA DE LAS NACIONES

Los dos mundos de Busquets

El capitán azulgrana, elegido mejor jugador de la Liga de Naciones, deslumbra con España, pero sigue bajo sospecha en el Barça

Sergio Busquets con el trofeo de subcampeón tras el partido. REUTERS / Alberto Lingria

Sergio Busquets con el trofeo de subcampeón tras el partido. REUTERS / Alberto Lingria / Alberto Lingria/REUTERS

Marcos López

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En una final donde habitaban Mbappé y Benzema, dos de los mejores delanteros del planeta, el premio a mejor jugador de la Liga de las Naciones recayó en las discretas manos de Sergio Busquets, un tipo poco habituado al reconocimiento individual, discutido desde hace años en su casa, el Camp Nou, porque no está acorde con la monumental obra que él mismo ha construido desde el 2008.

Transformado desde hace años en un medio centro de referencia, figura que será de estudio cuando abandone su cátedra, se le pone bajo sospecha cuando viste de azulgrana. Acude, sin embargo, al reencuentro con Luis Enrique, el técnico que le ha construido en la selección española un hábitat para alargar su carrera (tiene 33 años y lo ha ganado todo, todo es todo), dispuesto como está Busquets a demostrar que su fútbol no envejece.

Ganó Francia la Liga de las Naciones con un gol polémico, el 1-2 de Mbappé, pero quien ganó realmente fue la idea de Luis Enrique, que ha inyectado energía, entusiasmo y un plan a una España que iba dando tumbos desde el 2012. Y el rostro de esa idea no es la cara aniñada de Gavi, un adolescente andaluz capaz de pelearse con Verratti, su ídolo de la infancia, junto a Iniesta, o tirar a golpes a Pogba, un gigante inalcanzable. Ni tan siquiera es la también refrescante aparición de Yeremi Pino, un extremo canario, callejero, de los de toda la vida, atrevido y valiente, además de venenoso.

Los jugadores de la selección española antes de salir a jugar la final de la Liga de las Naciones en San Siro.

Los jugadores de la selección española antes de salir a jugar la final de la Liga de las Naciones en San Siro. / @SeFutbol

Una España y dos líderes

Hay una España y dos líderes: Luis Enrique, en el banquillo; Busquets, en el campo. Suya fue la asistencia en el 1-0 de Oyarzabal. Suya fue la música en el centro del campo donde la selección juega al ritmo que él toca. Con España, se ve al Busi de siempre. En el Barça, en cambio, sufre y padece más de la cuenta. Y eso que ahora tiene a un socio común en esa descomunal aparición que supone la llegada de Gavi.

El descaro y la garra del andaluz (17 años, a quien casi dobla Busi en la edad) le acompaña en ambas aventuras. Pero en el Camp Nou, expuesto a un equipo en el que Koeman no ha encontrado la tecla de la estabilidad y la solvencia, el medio centro vive atormentado. Con La Roja es feliz, como si hubiera regresado al túnel del tiempo emparentado en la idea de jugar con el Barça de Guardiola, el técnico que detectó en este futbolista alto y desgarbado, que empezó siendo delantero, a un centrocampista único. 

Ha heredado con elegancia y oficio el brazalete de Messi en el Barça. Y el de Sergio Ramos en España

Desde el 2008 anda ubicado en el cruce de caminos del Camp Nou. En esa larga y exitosa ruta ha ido perdiendo los mejores socios que nunca tuvo: Xavi e Iniesta, al que igualó en San Siro con 131 partidos como internacional. El tránsito ha sido doloroso para él, sintiéndose desamparado en muchos momentos, descubriendo elementos extraños (Paulinho, Arturo Vidal) en el ecosistema del centro del campo azulgrana.

Con España, la idea del 4-3-3 no se negocia. A su alrededor, basta ver lo que sucedió en esta Liga de las Naciones, cambian los interiores (Koke fue titular ante Italia; Rodri frente a Francia), aunque Gavi se mantuvo siempre. Al igual que Busi, dueño de dos brazaletes. Uno en el Barça, otro en la selección. Heredando el legado de jugadores llenos de historia como Messi en el Camp Nou o Sergio Ramos con España.

Huye del ruido mediático y se aleja siempre de la propaganda. Prefiere 'Busi' que su fútbol hable por él

Él, ajeno al ruido mediático (tiene Twitter, pero apenas lo usa) ni participa en eventos de streaming, sigue haciéndose grande con el balón. Como dijo Luis Enrique, que lo esperó en la Eurocopa a pesar de que tenía coronavirus (se perdió los dos primeros partidos) en medio de una gran tormenta de críticas por tanta paciencia, "es un incomprendido, pero es una garantía".

El rendimiento de Busquets en la Liga de las Naciones

180 minutos

166 pases buenos de 176 (94% acierto)

203 toques al balón

1 asistencia gol

2 faltas cometidas

5 faltas recibidas

Pero la fuerza de su fútbol acaba aplastando a todos. "Es vital para nosotros, es nuestro pilar en el juego de defensa y de ataque”, recalcó el seleccionador. “Cuando lo ves jugar te tranquiliza. Da gusto verlo", sentenció. Ese mundo feliz y cómodo en el que habita Busquets se transforma en un hogar árido e incómodo cuando llega a su casa. Ya tuvo, después de Piqué, que rebajarse el sueldo para permitir al club inscribir jugadores adecuándose al nuevo ‘fair play’ de la Liga.

"Es vital para nosotros, es nuestro pilar en el juego de defensa y de ataque. Cuando lo ves jugar te tranquiliza. Da gusto verlo"

— Luis Enrique, seleccionador español

Y el Barça, que transita entre el 3-5-2 donde Koeman se siente cómodo y el 4-3-3 que exige el credo cruyffista de Laporta, no le ofrece la red necesaria para expresar su mejor versión, pese a que tiene a Gavi a su lado y Frenkie de Jong, cuya mezcla no acaba de ser perfecta, a pesar de que llevan dos años ya de convivencia.

Requiere Busi de un equipo corto, que juegue en 35-40 metros, con líneas de pase a su alrededor tejiendo una red de socios cercanos, instalado en campo contrario sin temor a dejar latifundios a su espalda. Cuando más encima de la cornisa, más tranquilo se encuentra.

Todo lo que ha encontrado en la España de Luis Enrique, hasta terminar recogiendo, de manos de Aleksander Ceferin, el presidente de la UEFA, el trofeo de mejor jugador de la Liga de las Naciones.

Tímido como es sin la pelota apenas sonrió cuando tocó ese galardón, uno de los pocos a nivel individual que han entrado en su casa y no en la de Mbappé, Benzema, Griezmann, De Bruyne, Lukaku, Chiesa... Alternando esos dos mundos va Busquets.

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