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VILLARREAL - BARCELONA (1-4)

Griezmann deja el sello

El tridente reaparece para que el Barça disfrute de una cómoda goleada sobre el Villarreal, que acabó desbordado

Los jugadores del Barça celebran uno de los goles en La Cerámica

Los jugadores del Barça celebran uno de los goles en La Cerámica / periodico

Joan Domènech

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Antoine Griezmann dijo el día de su presentación que pediría perdón (por haber renunciado el año anterior a fichar, dejando colgado al Barça) en el césped. Ahí es donde debía acreditar el dineral que costó (120 millones más 15 que aparecieron luego). Once meses después, discutido y suplente, Griezmann se apuntó un golazo -apenas el segundo de la segunda vuelta- y continuó el largo camino de la redención.

Volió al once titular el francés y coronó su gran partido con un golazo de una vaselina sutil, digno de Messi, con quien creía que podía compartir mesa. El pie de Pau Torres había evitado que Griezmann abriera el marcador. También mojó Luis Suárez y el tridente sonrió con Messi repartiendo asistencias, sobrado de goles. Ansu Fati se sumó a la fiesta con el 1-4 que le habían anulado antes a Messi.

Otra vez el 4-4-2

Ya era hora. La efectividad ante el marco de Asenjo trasladó a los números la mejora sustancial en el juego. Quedó apuntada ante el Atlético y se confirmó en La Cerámica. El cambio, o uno de ellos, residió en el retoque táctico. Pese a que volvía ese chaval extraordinario que es Griezmann al once titular -definición de Setién- el Barça no jugó con tres puntas, sino con el 4-4-2 del último encuentro. Messi ofició en el vértice avanzado del rombo. En el puesto de Riqui Puig. Qué cosas.

El buen inicio del Barça remitió al arranque de Mallorca, donde había logrado su victoria más convincente tras el confinamiento. No disipó esas sensaciones el rápido empate de Gerard Moreno en un rápido contrataque que pilló a cinco azulgranas por delante de la línea del balón. El juego era fluido pese a que faltaban espacios por el apelotonamiento habitual en el centro.

Todos mirando a Messi

La ubicación de Messi entre los centrales y los mediocentros resultó clave: todos los ojos estaban pendientes del genio, mientras Suárez y Griezmann revoloteaban por allí. Acostumbrado a los juegos de posición en espacios reducidos, Messi nunca se sintió agobiado. Aunque el 1-1 naciera de una mala elección en el pase que pilló al equipo descolocado.

El error azulgrana ya no se repitió más. El equipo volvió con prontitud en cada pérdida, aunque fueron pocas. El cómodo marcador acomplejó al Villarreal que se sentía desbordado viendo que Ter Stegen era capaz de sacar pases a los delanteros rompiendo las líneas amarillas. Calleja sacó la bandera blanca en el descanso, consciente de que el carrerón de sus muchachos (cinco victorias y un empate) les había dejado exhaustos y se imponía una pausa. El Barça no se detuvo. Por un día que disfrutaba... 

Ficha del partido

VILLARREAL: 1