Crítica de libros

'La seca', de Txani Rodríguez: Territorio en conflicto

La autora vasca aborda en su última novela la transformación de una tierra en la que el pasado y el futuro se enfrentan

He venido a hablar de mi libro: Txani Rodríguez

La escritora Txani Rodríguez.

La escritora Txani Rodríguez. / Aimar Gutiérrez Bidarte

Anna Maria Iglesia

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"Nuria no sabía de qué le estaban hablando. De hecho, no tenía la más remota idea de lo que le estaba queriendo decir; se sentía desubicada, y esa era una impresión que la alcanzaba a menudo en el pueblo: había mecanismos, alianzas, silencios, acusaciones cuyas sustancias últimas solo conocían quienes allí vivían". Nuria es la protagonista de 'La seca', la nueva novela de Txani Rodríguez (Llodio, Álava, 1977). Es una joven de Llodio que regresa, en plena pandemia de coronavirus, al pueblo andaluz donde transcurrían sus veranos de infancia junto a su madre, a quien lleva meses cuidando tras una complicada caída.

Vuelve llena de rabia por la situación en la que se encuentra, pero también por toda una serie de fantasmas que arrastran desde la infancia y la juventud, fantasmas que regresan con fuerza con el reencuentro de esos parajes naturales dedicados principalmente a la extracción del corcho. Se siente desubicada: reconoce los escenarios de siempre –el bosque, el río donde darse un chapuzón, los caminos entre los árboles…–, pero no la vida ni las dinámicas de quienes los habitan. Y se siente desubicada porque, en cierta manera, su regreso al pueblo es también un regreso a un pasado dejado atrás y lleno de heridas que nunca cicatrizaron. 

La importancia de los corcheros

Este es el marco argumental de 'La seca', novela que entronca con 'Agosto', obra de 2013 donde la escritora vasca narraba la historia de los andaluces y extremeños que en los 50 abandonaron sus lugares de origen para ir a trabajar en las fábricas del País Vasco, a cuyo dramático cierre, casi tres décadas después, aludía precisamente en 'Los últimos románticos', libro con el que obtuvo el Premio Euskadi de Literatura 2020.

Aquí la inmigración vuelve a aparecer, aunque de forma velada; la intuimos a través de Nuria, cuyos orígenes familiares están precisamente en Andalucía. Sin embargo, lo interesante es que en esta ocasión Rodríguez nos habla de quienes no se marcharon, de quienes se quedaron y dedicaron su vida al corcho. Una vez más pone el acento en el territorio y lo hace para observar su transformación, a lo largo de la cual se pierde y se gana. En 'Los últimos románticos', su protagonista observaba de qué manera la explotación industrial, que había sido sinónimo de empleos, había acabado con los bosques y llenado el territorio de hayas y eucaliptos. En 'La seca', el escenario es similar. 

En esta ocasión la novelista nos habla de quienes no se marcharon, de quienes se quedaron y dedicaron su vida al corcho

Como en sus anteriores trabajos, la autora se sitúa en medio del conflicto, rehuyendo dicotomías fáciles –campo versus ciudad– y tópicos tan falsos como manidos –el campo como lugar de desconexión, como espacio de autenticad–. Por un lado, está la seca, la enfermedad que amenaza al corcho y, por lo tanto, al trabajo de los corcheros; por otro, la importancia de los corcheros, cuya labor no solo permite utilizar de manera ecológica lo que naturalmente proviene de los árboles, sino que protege los bosques de los incendios.

Sin embargo, el trabajo del corchero, estacional y precario, como puede ser el de la recolecta, se pierde por el sacrificio que conlleva. Algunos prefieren lanzarse al cultivo del aguacate, más fácil y rentable, sobre todo desde que se ha convertido en una pieza estrella de las dietas supuestamente más saludables. Como los eucaliptos, los aguacates acaban con la vegetación autóctona a la vez que contaminan unos ríos que a su vez han dejado de ser tan límpidos por la construcción de instalaciones turísticas. 

No hay aquí espacio para la añoranza por su carácter paralizante, pero tampoco por el entusiasmo ciego

Enfrentamiento entre pasado y futuro

Nuria asiste a la transformación de un territorio en el que pasado y futuro se enfrentan, en el que dos formas de concebir la tierra y el trabajo chocan y en el que se lamentan las pérdidas y se justifican las ganancias. La protagonista está en el medio, es atravesada por estas cuestiones que, aún siéndole en parte ajenas, la apelan, porque ella misma está en medio de una encrucijada entre un pasado por resolver y un futuro todavía por decidir. Como en 'Los últimos románticos', en 'La seca' no hay espacio para la añoranza por su carácter paralizante, pero tampoco por el entusiasmo ciego. Rodríguez no nos da respuestas y, por esto, la novela incomoda, porque nos enfrenta con el conflicto, pero, al hacerlo, es una invitación a la confrontación de ideas y al rechazo de las soluciones fáciles.

'La seca'

Autora:

Txani Rodríguez 

Editorial:

Seix Barral 

226 páginas. 19 euros