Viladecans utiliza las abejas como bioindicadores de la contaminación

El Ayuntamiento de Viladecans presenta en el Smart City Expo World Congress la iniciativa ‘Bee Happy Viladecans’, una acción que llevan a cabo en el área municipal de Medio Ambiente y la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), y que consiste en utilizar las abejas como bioindicadores de la contaminación en el municipio.

La presentación de esta acción en el Congreso demuestra, en declaraciones del Ayuntamiento de Viladecans que “las herramientas que hacen ‘inteligentes’ a las ciudades no solo provienen de las últimas tecnologías, sino también de los elementos naturales y tradicionales que las hacen habitables y sostenibles”. Es el sexto año consecutivo que Viladecans está presente en el Congreso de ciudades inteligentes.

‘Bee Happy Viladecans’ se puso en marcha hace un año, cuando el Ayuntamiento instaló tres colmenas en diferentes puntos de la ciudad. Las abejas, consideradas en 2008 por un grupo de expertos como el animal más valioso del planeta, ejercen de bioindicadores para estudiar el impacto de la contaminación.

Al contrario que otros métodos tradicionales, esto permite analizar la contaminación sobre la parte viva del medio. Así, se busca la presencia de elementos como metales o plaguicidas mediante el polen, la cera y la miel, y se estudian qué aspectos del entorno determinan la calidad del polen.

La propuesta también potencia la biodiversidad, ya que las abejas son agentes de polinización del 75% de flores silvestres y del 40% de árboles fruteros en el mundo. “Y esto en un momento en que la reducción del número de abejas es constante a nivel  mundial sin que se haya podido definir una causa concreta”, recuerdan desde el Consistorio.

El Ayuntamiento ha incorporado este año dos talleres sobre las abejas en el programa de actividades educativas que ofrece cada curso en los centros de la ciudad con el objetivo de promover entre los más jóvenes la concienciación sobre su importancia. “Como dicen que aseguraba Einstein, si las abejas desapareciesen, el mundo duraría cuatro años”, enfatizan desde el Gobierno municipal.

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