La doctrina de la Iglesia

El Papa bendice por primera vez el uso del condón «en algunos casos»

Benedicto XVI, ayer en la basílica de San Pedro del Vaticano, durante la ceremonia de proclamación de 24 nuevos cardenales.

Benedicto XVI, ayer en la basílica de San Pedro del Vaticano, durante la ceremonia de proclamación de 24 nuevos cardenales.

IRENE SAVIO
ROMA

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Benedicto XVI, que se había significado en repetidas ocasiones como furibundo detractor del preservativo sin el menor resquicio para las excepciones, considera ahora que el profiláctico se puede aceptar «en algunos casos». Solo lo admite en situaciones excepcionales, sí, pero es la primera vez en la historia de la Iglesia en que un papa se pronuncia en términos parecidos.

El viraje doctrinal figura en un fragmento de un libro-entrevista con el Pontífice del escritor alemán Peter Seewald que saldrá a la venta en los próximos días y que ayer adelantó el acreditadoOsservatore Romano, el diario oficial del Vaticano. Los supuestos en los que la Iglesia podría permitir el uso de condones son, en todo caso, extraordinarios. En la entrevista, Joseph Ratzinger solo cita como ejemplo el de una prostituta que lo hace para evitar el contagio del virus del sida. Además, únicamente sería aceptable si «esto puede ser un primer paso hacia una moralización, un primer acto de responsabilidad para desarrollar de nuevo la consciencia del hecho de que no todo está permitido y no se puede hacer todo lo que se quiere», explica el Papa a su interlocutor.

MILLONES DE VÍCTIMAS / Benedicto XVI va incluso más lejos. «Este no es el verdadero modo de derrotar a la infección del VIH», asevera al dejar la puerta abierta a uno de los métodos anticonceptivos más efectivos contra el sida, una enfermedad que ya ha provocado millones de víctimas en todo el mundo.

Las manifestaciones realizadas por el Papa no tienen precedentes en la tradición de la Iglesia católica, una institución que hasta ahora siempre ha rechazado el uso del profiláctico con el argumento de que lo correcto era un «comportamiento humano moral y justo».

La anterior alusión significativa de Benedicto XVI al tema se remonta a marzo del 2009 con ocasión de su primera visita como Pontífice a África, el continente más afectado por el sida. Sin embargo, el tono actual es diferente. La pandemia «no se puede superar con la distribución de preservativos, que, todo lo contrario, aumentan los problemas», dijo el Pontífice desde el avión hace año y medio justo antes de pisar tierra africana. En cualquier caso, ya entonces incidió en lo mismo que ahora: la enfermedad se vence con «una humanización de la sexualidad y nuevas formas de conducta».

Más allá de estos aspectos, desde que Benedicto XVI subió al trono de Pedro en el 2005 y antes con Juan Pablo II, que fue papa durante casi 27 años, no han faltado las polémicas por esta inflexible posición, incluso dentro de la Iglesia.

VIEJAS DISCUSIONES / Así, destaca el duro choque en el 2000 entre el cardenal brasileño Cláudio Hummes, entonces arzobispo de Sao Paulo, y un párroco suyo, Valeriano Paironi, que recibió una «nota de repudio» tras aconsejar a sus fieles el condón para evitar enfermedades. O el reciente debate entre el Gobierno de Perú y el primado de ese país, Juan Luis Cipriani, del Opus Dei, que calificó el pasado día 15 de «libertinaje sexual» una campaña de distribución de 18 millones de preservativos donados por la Agencia para el Desarrollo Internacional de Estados Unidos.

En el 2006, sin embargo, un documento oficial del Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud ya había calificado al condón de «mal menor», una abertura quizá inevitable ante las críticas de la sociedad y de sectores progresistas de la Iglesia. Uno de sus representantes, Carlo Maria Martini, exarzobispo de Milán, dijo que una persona casada e infectada está «obligada» a recurrir al preservativo. Y el cardenal suizo Georges Cottier teorizó que no usar condón y contagiar a otros el sida «es allí donde el mandamiento 'no matarás' queda en evidencia».