PRIMARIAS SOCIALISTAS

Pedro Sánchez arrasa con todo en contra

Sánchez celebra su victoria, este domingo en la sede del PSOE.

Sánchez celebra su victoria, este domingo en la sede del PSOE. / periodico

JUAN RUIZ SIERRA / MADRID

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Los militantes del PSOE decidieron este domingo cortar por lo sano con la senda de su partido en los últimos meses. Si en las primarias del 2014 se habían mostrado permeables a las directrices de sus jefes, esta vez las bases optaron por la rebelión, votando al candidato rupturista. Solo que en ambos casos, entonces y ahora, el elegido como nuevo secretario general es el mismo: Pedro Sánchez, que con el 99% escrutado y una participación del 80% obtuvo el 50% de los votos (73.971), muy por delante de Susana Díaz, con un 40% (58.816), y de Patxi López, con el 10% (14,525).

La trayectoria de Sánchez, su ascenso, caída y posterior resurrección, es una de las más extrañas de la historia política de la España reciente. Llegó de la mano de los barones, que dos años después, a raíz de sus malos resultados y su negativa a permitir la continuidad de Mariano Rajoy en la Moncloa, abocando así a España a unas terceras elecciones generales en un año, forzaron su dimisión. Una salida así no tenía precedentes en la historia de los liderazgos socialistas, pero después llegó algo aún más desgarrador para el partido, la abstención ante el PPabstención ante el PP, y ambos factores convirtieron a Sánchez, que decidió renunciar a su escaño, en un dirigente nuevo. Alguien que ya no aboga por el “mestizaje ideológico” con Ciudadanos y exhibe en sus actos una gigantesca bandera rojigualda, sino que levanta el puño, canta La Internacional y reclama que Catalunya sea reconocida como una nación.

Con ese relato, el del líder sacrificado por la cúpula de su partido en el altar de la derecha, Sánchez ha vencido al ‘establishment’ socialista (líderes territoriales, dirigentes históricos y la mayoría de diputados, que apoyaban a Díaz) y al ‘establishment’ económico, donde suscita muchos recelos. Su victoria, con todo en contra, parecía una quimera hace solo un mes, pero el nuevo líder ha sabido captar como nadie ese “fuego interior” que recorre las bases socialistas (la expresión es de Javier Fernández, el presidente de la gestora, que apoyaba a Díaz) y obtener un triunfo incontestable.

La mitad de los afiliados le dieron su apoyo. Sánchez ganó en todas las autonomías, salvo en Andalucía, donde venció la presidenta de la Junta, y en Euskadi, que se inclinó por el exlendakari. El resultado también arroja luces sobre el proceso de recogida de avales, en el que los militantes respaldan con su firma a un candidato. Díaz fue la única que logró más rúbricas que votos, poniendo de manifiesto que muchas de ellas fueron fruto de la presión.      

LA POSICIÓN DE LOS BARONES

Pocos en el PSOE, ni los partidarios ni los detractores del vencedor, se atreven a pronosticar qué pasará a partir de ahora, más allá de constatar que la herida interna continúa abierta. El triunfo de Sánchez coloca en muy mal lugar a los principales barones del partido, a quienes la militancia ha dado la espalda de forma mayoritaria. Todos los presidentes autonómicos, con excepción de la balear Francina Armengol, apoyaban a Díaz, y todos, salvo la propia presidenta de la Junta, han perdido en sus territorios. De ahí que la gran derrotada, durante sus breves palabras tras conocerse el resultado, en las que no citó a Sánchez por su nombre, subrayase que sí había ganado en su Andalucía natal.      

Pese a que aún tienen margen para desestabilizar al recién elegido, como hicieron en el pasado, la autoridad de todos ellos pasa por horas bajas, algo que puede tener efectos sobre sus propios gobiernos. Aun así, los colaboradores del nuevo secretario general han lanzado estos días mensajes tranquilizadores, señalando que no intentarán acabar con sus liderazgos en las federaciones. Donde sí habrá cambios es en el grupo parlamentario, empezando por su portavoz, Antonio Hernando, antiguo colaborador de Sánchez convertido en abstencionista, quien presentó su dimisión nada más conocerse el resultado.   

En el otro extremo, el PSC, cuyas relaciones con el PSOE han estado sometidas a turbulencias en los últimos tiempos, encara esta etapa desde una posición de fortaleza. Gran parte de la resurrección de Sánchez se debe a los afiliados catalanes, un colectivo en el que cosechó el 82% de los votos y que ahora espera del líder los pasos prometidos en política territorial, donde las federaciones socialistas del sur tienen una sensibilidad muy distinta. El equilibrio será complicado.

"RUMBO A LA MONCLOA"

En una campaña de tanta intensidad emocional como esta, en la que Sánchez ha cabalgado a lomos del rechazo de la abstención, los peligros de generar frustración tras el triunfo son elevados, reconocen sus colaboradores. Rajoy continúa en la Moncloa y Sánchez tendrá que decidir qué hacer. Sobre todo en su relación con Podemos, una parcela en la que ha cambiado de mensaje durante este periodo: primero habló de trabajar “codo con codo” con Pablo Iglesias, después de una alianza con el partido morado y por último de buscar la complicidad “con los sectores de la sociedad que impulsan políticas de progreso”. Sumarse a la moción de censura registrada por Podemos está descartado, pero no presentar una propia, si tiene visos de salir adelante. “El PSOE gobernará pronto, con una moción o con elecciones”, anticipó el pasado viernes en una entrevista con este diario.

Por el momento, en sus primeras palabras como nuevo líder, Sánchez dijo: “El PSOE va a hacer lo indecible por cambiar el rumbo de España. Hoy empieza todo. Vamos a tener un PSOE unido y rumbo a la Moncloa”. Después cantó La Internacional con sus seguidores. No hubo foto de los tres candidatos con los militantes. Tal y como están las bases del partido, se habrían escuchado insultos.