La formación del nuevo Ejecutivo

Mas sopesa pros y contras de nombrar a Duran su número dos

Artur Mas saluda a un grupo de escolares que visitan el Parlament, ayer.

Artur Mas saluda a un grupo de escolares que visitan el Parlament, ayer.

TONI SUST
BARCELONA

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Artur Mas aseguró el martes que no le gusta rodearse de aduladores. El presidente de CiU explicó, en su primera entrevista en TV-3 tras ganar las elecciones, que no descarta contar con un conseller en cap en el Govern y que quiere a su lado a gente exigente, que le lleve la contraria y que no piense siempre como él. Si en la federación nacionalista hay una persona que cumpla esas condiciones es el líder de Unió, Josep Antoni Duran Lleida. Las quinielas que, a pesar de la petición de Mas en sentido contrario, se siguen haciendo sobre quiénes ostentarán las carteras de su primer Ejecutivo quedan en segundo plano ante la posibilidad de que el democristiano acabe actuando como segundo del Govern.

Ayer ambos hablaron de la cuestión. El próximo presidente de la Generalitat declaró a RAC 1 que ve ventajas e inconvenientes a la entrada de Duran en el Gobierno autonómico. Explicó que tomarán juntos una decisión al respecto y consideró totalmente justificado el fichaje, si se concretara, dado que él lleva tiempo comprometiéndose a formar el Govern «de los mejores» y Duran es el político mejor valorado en las encuestas. La declaración es significativa, aunque sea solamente porque Mas no solo no cierra el debate sobre el asunto, sino que se aviene a argumentarlo. La parte que corresponde a los inconvenientes es mucho más manida y conocida. «Él hace un trabajo en Madrid de máxima importancia. Estos próximos años también son de máxima importancia y esto es un punto que dificulta esta decisión», añadió.

EL CONCIERTO, EN EL 2012 / En realidad, ese argumento se contradice con la tesis del propio Mas de que la presunta joya de la corona de su programa de relación con el Gobierno español, una fórmula de relación fiscal similar al concierto económico, no se empezará a negociar hasta el 2012, después de las elecciones legislativas previstas para ese año. Si CiU espera al siguiente Ejecutivo central no tendría problemas para buscar un relevo a Duran, un nuevo cabeza de lista al Congreso que, por ejemplo, puede ser Oriol Pujol. La verdad es que nadie en CiU se atreve a inclinarse por uno u otro desenlace y todos insisten en que solo Mas sabe por dónde van sus preferencias.

Si al final Duran se convierte en su número dos en el Govern, sería noticia por varias causas. En primer lugar, porque supondría el fin de un pulso prolongado. El dirigente de Unió no aceptó de buen grado en el 2001 que Jordi Pujol eligiera a Mas como sucesor y dejó el cargo de conseller de Governació. En los últimos años mantuvo varios enfrentamientos con el líder de CiU, algunos de ellos graves, que hicieron pensar en una posible ruptura de la federación. Al final, Mas y Duran asumieron personalmente la relación entre partidos. Y el último día de la pasada campaña, el democristiano demostró su sumisión al aplaudir a su antiguo rival como futuro president.

Algo ha cambiado, aunque de momento el jefe de filas de CiU en el Congreso sigue echando balones fuera. «De entrada estoy bien aquí y no me he planteado dejar el escaño», afirmó Duran. Cuando toque, dijo, hablará con Mas del Govern.