Los republicanos

Puigcercós busca la paz en ERC con guiños a los afines a Carod

Joan Puigcercós, durante un mitin de la pasada campaña electoral celebrado el 25 de noviembre en Vic.

Joan Puigcercós, durante un mitin de la pasada campaña electoral celebrado el 25 de noviembre en Vic.

JOSE RICO
BARCELONA

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Autocrítica común. Joan Puigcercós parece haber hallado la receta para sortear la enésima revuelta interna en las filas de ERC, sin norte por la pérdida de 11 diputados y la mitad de los votos. El presidente del partido es consciente de que su amago de dimisión resulta insuficiente para los afines al exlíder Josep Lluís Carod-Rovira, pero también sabe que la influencia de ese sector está hoy tan diluida como su propio mentor y que en absoluto le puede causar los quebraderos de cabeza que tenía con otras corrientes extintas. Por ello, el líder de Esquerra intentará ganarse a los nuevos críticos con guiños que le permitan blindarse hasta las elecciones municipales.

Para empezar, Puigcercós anunció ayer que los más de 200 consejeros nacionales de ERC podrán pronunciarse sobre su continuidad en secreto. Mediante papeletas, y no a mano alzada. Si los carodistas quieren vehicular cierto voto de castigo al presidente, podrán hacerlo sin miedo a represalias. De hecho, el jefe de filas quiere evitar la imagen de división tanto como la de sometimiento a su persona. En varias entrevistas, afirmó que no se consideraría ratificado con la mitad más uno de los votos, pero añadió, sin precisar porcentajes, que tampoco sería bueno un resultado «a la búlgara».

Los próximos a Carod exigen al presidente algo más que poner su cargo a disposición de la militancia, un gesto que no vale cuando Puigcercós controla el máximo órgano entre congresos. Pero al no disponer de la mayoría suficiente para forzar dimisiones, van a intentar acordar con la ejecutiva una hoja de ruta de aquí a mayo. Para ello, esperan participar en la elaboración del documento de reorientación estratégica que la dirección someterá a votación del consejo nacional el día 18. Su intención es avalar a Puigcercós a cambio de que este prometa adelantar el congreso a otoño del 2011, algo que la cúpula ya da por hecho.

POLIFONÍA NEGATIVA / El líder de ERC reconoció que la «polifonía» perjudica la estabilidad y que su objetivo es hacer que, de una vez por todas, la organización sea capaz de lavar los trapos sucios de puertas hacia dentro. En esta línea, resulta sintomático el artículo que el conseller en funciones Josep Huguet firmó en su blog.

Considerado el ideólogo de Puig-

cercós, el titular de Innovació dio por hecho que el líder será refrendado «a cambio de diversos objetivos». Y enumeró cinco, de los que destacan dos. El primero, «recomponer» la ejecutiva para que represente al menos al 90% de la militancia, es decir, incluir caras nuevas que provengan del sector afín a Carod.

El segundo puede ser la gran novedad. Huguet propone que ERC liquide de una vez el asambleísmo como mecanismo de funcionamiento. Así, propugna una reforma de los estatutos que permita celebrar los congresos a través de delegados elegidos por sufragio. Acabar con el modelo asambleario, una excepción en el sistema de partidos español, ha sido una obsesión del equipo de Puigcercós, que ya batalló en este sentido en los dos últimos congresos.

REFORMA PENDIENTE / De hecho, el convulso cónclave del 2008 dejó el encargo a la dirección de revisar el asambleísmo en un congreso específico de reforma de estatutos. Esta cita sigue pendiente, pues la marea interna de los últimos años desaconsejaba afrontar el asunto. Ahora, sin sectores críticos al acecho, puede ser un buen momento para retomarlo e intentar cerrarlo para siempre.