PRESENTACIÓN DEL LIBRO 'CONTRA LA INDIFERENCIA'

La reaparición de Castells

N. T.
BARCELONA

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Antoni Castells sabía que su primera intervención pública tras las elecciones sería motivo de múltiples interpretaciones. Y así fue. El conseller de Economia en funciones, que no estuvo en la sede socialista la noche del domingo ni asistió a la reunión de la ejecutiva del día siguiente, presentó ayer el libro Contra la indiferencia (Galaxia Gutenberg) de su amigo Josep Ramoneda y aprovechó la conversación que ambos mantuvieron en la sede del Cercle d'Economia para alertar del «gravísimo proceso de degradación de la vida pública» que sufre Catalunya. Y enumeró, cual lección magistral, algunas recetas que, en su opinión, permitirían recuperar la confianza en la política.

Reflexiones y Twitter

Castells reclamó «liderazgos potentes», que no es lo mismo que carismáticos o autoritarios, subrayó. No aclaró a quién se refería, pero lo dijo después de que José Montilla, en su particular haraquiri, asumiese su incapacidad para controlar a los socios de Esquerra e Iniciativa. Hablar de liderazgos mientras el partido de uno está buscando jefe lleva a todo tipo de interpretaciones. Y más si, como es el caso concreto de Castells, uno mismo no se ha descartado como candidato a ser el nuevo jefe.

El conseller defendió que los problemas de fondo no se resuelven cambiando el presidente o el líder de un partido (reflexión que invita a ser leída en clave sucesoria) y añadió que en Catalunya lo que hace falta es un «amplio movimiento reformista y regeneracionista». Caballeroso, pidió también un margen de confianza para Artur Mas.

Las afirmaciones de Castells sirvieron para abrir un debate en Twitter con opinantes como los aún consellers Ernest Maragall y Marina Geli (que a falta de Castells fueron los que en la reunión de la ejecutiva se mostraron más críticos con la cúpula del partido). Maragall recuperó ayer un documento que redactó en verano en el que insistía en la necesidad de revisar la relación entre PSOE y PSC. Y Geli afirmó que un «catalanismo progresista» puede sumar y liderar el país. A partir de ahí se reabrió en la red el debate sobre la posibilidad de que el PSC tenga grupo propio en Madrid.