EFECTO SECUNDARIO TECNOLÓGICO

Sin horizontes lejanos

Los ojos de niños y jóvenes fuerzan tantas horas la curvatura de su cristalino que se convierten en miopes

Consulta en una clínica oftalmológica.

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ÀNGELS GALLARDO / BARCELONA

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Los oftalmólogos no pueden cambiar los hábitos de los numerosos niños y jóvenes a los que están diagnosticando una miopía que consideran inducida por el exceso de horas que dedican a forzar la musculatura interna del ojo para adaptarla a los brillantes trazos del móvil, la tableta y el ordenador. La vida de esos niños, advierten, se ha organizado alrededor de una pantalla. «No dejan de usarla ni cuando caminan por la calle», dice el oftalmólogo Fernando Castanera, de la clínica Tacir. «Las cifras de niños que desarrollan miopía están creciendo de forma importante y la causa es el permanente uso de la visión próxima, que obliga a la musculatura del ojo a acomodarse constantemente para enfocar y aumentar lo que tiene cerca -afirma Castanera-. El uso de las pantallas favorece la miopización. Los ojos de muchos niños crecen con una elongación anteroposterior exagerada». El elemento que más sufre este proceso es el cristalino, la lente interna que utiliza el ojo para acomodarse hasta ver claro. «La lente del cristalino se deforma continuamente al mirar de cerca, y da lugar a un aumento transitorio de dioptrias -la distancia de adaptación que precisa el ojo-, pero, si se le obliga a estar constantemente deformado, el cristalino se hipertrofia y ya no logra readaptarse para ver bien lo lejano», añade.

Los médicos no consideran que la naciente generación de niños miopes detectada en las sociedades tecnificadas esté enferma. «No sufren una enfermedad, son el reflejo de un fenómeno social», opina Castanera. «Pasan la mayor parte de su tiempo utilizando la visión cercana: al estudiar, al comunicarse y al jugar -añade la oftalmóloga María de la Paz, de la clínica Barraquer-. Muchos niños ya no saben jugar si no es con algo electrónico». El caso más extremo, explican, es el de los jóvenes chinos y japoneses, el 80% de los cuales son miopes por su constante dedicación a actividades de visión cercana, en especial al estudio. «Entre los sub-saharianos, en cambio, acostumbrados a vivir al aire libre y ante horizontes lejanos, lo que abunda es la hipermetropía, la dificultad de enfocar con nitidez los objetos cercanos», dice Castanera.

Este panorama no es desconocido por los ciudadanos, considera la doctora De la Paz. «Atendemos a personas que se operaron de miopía hace años, corrigieron sus dioptrías y vuelven a sufrir miopía porque no han reducido las horas de uso del móvil y el ordenador -afirma-. No estamos solo ante un problema visual».

La situación no es del todo trágica, advierte la especialista. «Algunas miopías pueden ser reversibles si se cambia de hábitos antes de los 40 años -asegura-. Muchas personas son miopes entre semana, en periodo laboral, pero dejan de serlo el fin de semana, o en vacaciones. La musculatura interna y externa del ojo es capaz de recuperar su función de readaptación si se le da espacio». Recomienda no leer, ni tocar ninguna pantalla durante los fines de semana. «Más de un miope se sorprendería», afirma.