PROYECTO DE LA AGENCIA ESPACIAL EUROPEA

Un petabyte estelar

A. M.
BARCELONA

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Más de 2.000 años después de que el astrónomo griego Hiparco confeccionara el primer gran catálogo del cielo nocturno, con un millar de estrellas visibles a simple vista y su posición exacta, sus paisanos europeos del siglo XXI pretenden crear un atlas de unas dimensiones tan enormes que van a necesitar la mayor de las potencias de cálculo.

Gracias a un flujo casi continuo de datos entre Gaia y las dos antenas implicadas en la misión (Cebreros, en Ávila, y New Norcia, en Australia), la información suministrada por el satélite en sus cinco años de actividad ocupará un petabyte (un billón de gigas), equivalente a unos 200.000 DVD. Todo ello va a mantener ocupados a unos 450 investigadores y a algunos de los mayores computadores de Europa, entre ellos el Mare Nostrum del BSC. «Estamos expectantes en ver cómo llegan los primeros datos», dice Jordi Torra, catedrático de la UB, uno de los centros que lideran el procesamiento. El ingente volumen de información se enviará a diario a los seis centros de análisis participantes. «No nos repetimos. Lo que hacemos en Barcelona es el tratamiento inicial de los datos, así como herramientas para facilitar su acceso y su almacenamiento», afirma la profesora Carme Jordi, también de la UB.

La clave del paralelaje

Sin embargo, no solo es un reto técnico, sino también matemático.  ¿Cómo determinar la distancia a la que se encuentra una estrella -la más cercana está a 40.000 millones de kilómetros- si no tenemos ningún punto de referencia y tampoco disponemos de naves capaces de llegar hasta ella? La respuesta se llama paralelaje«Para determinar la posición de una estrella -sintetiza Carme Jordi-, lo que hacemos es situarla en referencia a otras estrellas». El ejemplo de la ESA es el siguiente:  «Sitúa un dedo frente a tu cara y cierra un ojo. Fíjate en su posición en relación a los objetos más distantes situados en el fondo; ahora abre el otro ojo y cierra el primero. Tu dedo parece haberse movido respecto a los objetos más alejados. Si experimentas moviendo el dedo, verás que al alternar de un ojo a otro, el desplazamiento es mayor cuando tu dedo se encuentra más cercano y menor cuanto más lejano. De esta manera, el ángulo de paralelaje se puede usar para medir la distancia a los objetos».  Todo esto ya lo vio el sabio Hiparcos

El paralelaje en Gaia será posible porque, a lo largo de cinco años de observaciones, una misma estrella será observada unas 70 veces. Y su posición habrá variado: los movimientos de las estrellas, imperceptibles para un observador situado en la lejanía, adquirirán relevancia. «Por este motivo, aunque a los dos años ya tengamos un catálogo preliminar de estrellas, el resultado completo no estará listo hasta que concluya la misión y hayamos analizado todo», concluye Carmen Jordi. Posiblemente en el 2022. Los datos serán de acceso público.