Gente corriente

Maite Núñez: «Hice de la quimioterapia mi aliada, mi amiga»

La descubrió un editor en Facebook. Su cáncer de mama se iba y su primer libro llegaba.

«Hice de la quimioterapia mi aliada, mi amiga»_MEDIA_1

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CARME ESCALES

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Al salir del quirófano, su amiga le hizo prometer que el siguiente verano irían juntas a Londres. Era diciembre del 2010. Y Maite Núñez (Barcelona, 1966) no le falló. Del 10 al 15 de agosto del 2011, las dos amigas y sus parejas viajaron a la capital británica. Maite Núñez cumplió su promesa a pesar de que, en mayo, dos meses después de comprar los billetes de avión, a ella también le detectaron un tumor en el pecho. El 28 de julio recibió quimioterapia y preparó la maleta. La vida -dice- no se detiene en la enfermedad.

-¿Cómo vivió la detección de su tumor?

-Lloré. La ginecóloga me dio clínexLo primero que pensé fue en mi hijo, que lo quería ver crecer. Dos días después, fui al gimnasio. Tenía que preparar mi cuerpo para la batalla. Siempre había ido al gimnasio sin convicción. Pero a partir de entonces, mentalmente me ayudó mucho a aguantar toda la metralla que me esperaba.

-¿La quimioterapia fue su peor enemigo?

-No. Yo hice de ella mi aliada, mi amiga. La deseaba, era mi remedio. Eres tú quien hace el posicionamiento frente a lo que te ocurre. No al revés. Una vez recibes el golpe, te sitúas. Mucha información te la puedes ahorrar y tú decides qué hacer. Y yo decidí no compadecerme ni quedarme en el sofá.

-¿Le sirvió el precedente de su amiga?

-El de ella y el de todas aquellas mujeres de las que seguía su testimonio en las redes sociales. En momentos así, si los compartes, se crean muchas complicidades. Y llegas a la conclusión de que quien más te entiende es quien ha pasado por lo mismo.

-Que no son pocos...

-El primer día de quimioterapia tuve un regalo. Mientras me preparaban para la sesión, en la misma sala vi a un compañero de universidad. Hacía 14 años que no nos veíamos y allí nos encontramos, en la sala de la quimio. Frente a lo desconocido para mí, un amigo. Salí incluso contenta. Por la noche nos mandábamos mails para contarnos cómo nos había ido la medicación que dan para evitar efectos secundarios.

-Maite Núñez es licenciada en Historia Moderna y Contemporánea y Documentación. Vive en Rubí y trabaja en la UAB. Es gestora del departamento de Economía y Empresa y en su tiempo libre escribe. Ha ganado una decena de premios literarios. ¿Escribió durante el proceso del cáncer?

-Sí, escribiendo me deshago de las historias más dolorosas, me ahorra visitas al psicólogo. Si escribo lo que no entiendo, tal vez le acabo encontrando una explicación.Escribir me ayuda de dos maneras: pongo distancia entre lo que no veo claro y yo, y lo puedo llenar de humor negro. Aunque con la quimioterapia pierdes capacidad de concentración, yo no dejé de escribir.

-Y, en pleno proceso, la contactó un editor. Otro regalo...

-Sí, había estado leyendo mis historias breves en Facebook y me propuso montar un volumen con ellas. Así nació Cosas que decir mientras se hace la cena (editorial Base).

-En realidad estaba siendo: Cosas que contar mientras luchas contra un cáncer...

-Bueno, de los 15 relatos que tiene el libro, solo cuatro están directamente relacionados con la enfermedad. No me gusta mucho hablar de escritura terapéutica, pero igual que hay quien escribe un diario y le sirve para sacarse angustias de encima, yo,  al escribir y hacer ficción, tapo agujeros.

-La semana pasada -19 de octubre- fue el Día Mundial contra el Cáncer de Mama. ¿Qué siente sobre esa celebración?

-Está bien como acto de concienciación, pero es delicado darle un tono tan festivo. El cáncer es muy jodido y aún hay muchas mujeres que no lo superan. Le doy mucho más sentido a encomiables acciones solidarias de pequeños grupos y echo en falta campañas médicas de prevención real y un Día Mundial más reivindicativo de ello.