CARRERA ESPACIAL

China envía al espacio a los dos primeros tripulantes de su laboratorio espacial

Los astronautas estarán 30 días para desarrollar experimentos científicos

Despegue del cohete Shenzhou 11 con dos astronautas a bordo.

Despegue del cohete Shenzhou 11 con dos astronautas a bordo. / periodico

ADRIÁN FONCILLAS / PEKÍN

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Dos astronautas chinos surcan ya el espacio al encuentro del Tiangong-2, el laboratorio orbital enviado el mes pasado y antecesor de la futura estación permanente del gigante asiático. Los tripulantes permenecerán allí 30 días, durante los cuales desarrollarán diversos experimentos científicos

La nave Shenzhou-11 partió con el alba del Centro de Lanzamiento de Satélites de Jiuquan (provincia noroccidental de Gansú) y alcanzará en un par de días la órbita del laboratorio. La retransmisión en directo reveló la fanfarria y liturgia de los grandes días: docenas de personas ataviadas con trajes étnicos despidiendo la nave, la comunicación entre los astronautas y el centro de control y los variados mensajes de felicitación.

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El comandante en jefe del programa espacial, Zhang Youxia, confirmó el éxito 16 minutos después del fogonazo y leyó el comunicado presidencial que animaba a una exploración más profunda y amplia del espacio. El primer ministro Li Keqiang había visitado la base para felicitar al personal. No son habituales las retransmisiones en directo en China, temerosa de que cualquier contratiempo arruine su imagen. En la carrera espacial ha superado ya el miedo.

La misión certifica a China como potencia espacial y alisa el terreno para su estación permanente alrededor del año 2020, cuando se convertirá en el único país con presencia continua en el espacio.

Pekín tiene programados este año una veintena de lanzamientos y esta misión es la sexta tripulada desde el 2003. Su carrera espacial se ha instalado en el rutinario éxito que ayer resumió el bostezo captado por las cámaras del jefe de Propaganda, Liu Yunshan. China ha evitado tragedias como la del 'Challenger' o el 'Columbia' y, salvo algún percance menor, todo se cumple según lo planeado.

La febril actividad de los taikonautas supone un doloroso contraste con el tedio de sus colegas estadounidenses. Desde el 2011 solo alcanzan el espacio a bordo de las misiones rusas y su regreso a la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas inglesas) depende de empresas privadas como Boeing. Éste es la tercera travesía espacial para Jing Haipeng, quien celebrará su 51o cumpleaños en las estrellas.

El laboratorio Tiangdong-2 mejora a su predecesor, lanzado en el 2011 y ya jubilado después de tres misiones. Contiene una cabina para los astronautas y sus experimentos y otra para el equipo, lo que facilita tanto las tareas cotidianas como dormir y comer como el desarrollo científico.

Ambos laboratorios han sido pensados para preparar la estación permanente, un mojón fundamental en la carrera espacial china. Empezará a construirse en 2018 y su puesta en marcha coincidirá con el final de la ISS por falta de fondos. El proyecto chino nace en el humillante portazo estadounidense por miedo a compartir tecnologías sensibles con su rival geopolítico.

Las necesidades energéticas, las utilidades civiles y militares y el prestigio alimentan la carrera espacial china. El presidente Xi Jinping ha repetido la urgencia de convertirse en una potencia a pesar del retraso de décadas. “Está consiguiendo progresos muy rápidos en tecnología espacial y está entre los líderes en algunas áreas como los satélites de observación terrestre, pero sus logros y avances técnicos aún no son comparables a los de Estados Unidos y Rusia”, señala por email Alanna Krolikowski, experta en tecnología china de la Universidad de Harvard.

El presupuesto anual de la carrera espacial china alcanza los 6.000 millones de dólares mientras el estadounidense roza los 20.000 millones, pero las trampas contables de ambos desaconsejan la comparación. La única certeza es que Pekín, privado de la puntera tecnología estadounidense y con demoras de medio siglo, ya pelea por la conquista del espacio. Varios de los proyectos más estimulantes como la exploración de la cara oculta de la Luna o la llegada a Marte los ha puesto en marcha Pekín.