Autoridades y expertos marcan distancias con la alerta de la carne

Un joven come un bocadillo de beicon.

Un joven come un bocadillo de beicon.

TERESA PÉREZ / BARCELONA MANUEL VILASERÓ / MADRID

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La alarma sembrada por el informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre las carnes rojas y los embutidos dio paso este martes a un alud de llamamientos a la calma tanto de las autoridades sanitarias como de expertos en cáncer y nutrición. Todos coincidieron en que el documento no cambia en nada la percepción científica de unos alimentos que deben tomarse con moderación porque perjudican, sí, pero solo si se toman en exceso. Los fabricantes del sector fueron menos diplomáticos y consideraron «irresponsable» que se haya equiparado, por ejemplo, el jamón ibérico con productos tan perjudiciales para la salud como el tabaco o el amianto.

Este aspecto es el que más ampollas ha levantado. El estudio, elaborado por el Centro Internacional de Investigación sobre el Cáncer (CRIC) de la OMS, incluye los citados productos cárnicos en el grupo 1 de sustancias cancerígenas para los seres humanos, el mismo que el amianto y el tabaco. «El problema es que el estudio se ha difundido sin haberse concluido», indicaron fuentes del Ministerio de Sanidad. Falta la segunda parte, que consiste en la evaluación del riesgo, lo que marcará las distancias entre unos y otros productos.

«Lo que más previene el cáncer es el sentido común. No creo que puedan compararse los efectos del tabaco, que puede ocasionar un millón de muertes al año, con la posible incidencia en una persona del consumo de carnes rojas o procesadas», advirtió Alfonso Alonso, el ministro de Sanidad, que realizaba una visita a Jaén y aprovechó para elogiar las virtudes de la «dieta mediterránea», con la que «se come de todo pero con moderación».

CONTRA LA AMERICANIZACIÓN

La Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) pidió, en la misma línea, que no se «demonice» un alimento como la carne roja, que tiene beneficios nutricionales y aporta vitaminas, proteínas, hierro y zinc. Aunque, eso sí, vio una parte positiva en el mensaje de la OMS. «Este informe no debe alarmarnos, pero sí hacernos reflexionar sobre una dieta que en los últimos años se ha «americanizado» en detrimento de la «mucho más sana» propia del Mediterráneo.

La Comisión Europea anunció que analizará en profundidad el informe y que mientras tanto no hará comentarios. Solo recordó que la legislación europea «garantiza que los alimentos, incluida la carne», respetan los estándares más estrictos de seguridad alimentaria».

LA COMUNICACIÓN

Hasta la propia OMS salió al paso del alarmismo generado. María Neira, directora del Departamento de Salud Pública de la organización mundial, apuntó que la entrada de las carnes procesadas en el apartado de alimentos cancerígenos «era cuestión de tiempo». «A ningún científico» le ha sorprendido, pero tampoco nadie propone erradicar su consumo, señaló, tras reconocer que tienen un problema a la hora de comunicar este tipo de datos.

«Se puede continuar consumiendo carnes procesadas, siempre y cuando no sea más de dos a tres veces por semana. En el fondo, se trata de la misma recomendación que los nutricionistas y expertos en cáncer ya hacían en relación a tener una dieta» equilibrada, reconoció Neira.

El «alarmismo» de la organización fue criticado por restauradores, productores y organizaciones agrarias de todo el mundo, en muchos casos con palabras gruesas. «Me parece un insulto al sentido común cuando hay países que no tienen para comer. ¿Si tampoco podemos comer sobrasada y salchichón, qué nos queda? ¿El pan tostado?», se preguntó el empresario Víctor Grifols.

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