Un estudio alerta de la escasa utilidad de la etiqueta de los alimentos

Un documento del Observatori de Bioètica i Dret avisa sobre la desinformación nutricional que circula por internet

Yogures en un supermercado.

Yogures en un supermercado. / ELISENDA PONS

ÀNGELS GALLARDO / BARCELONA

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El número, más o menos visible, que marca la cáscara de los huevos de gallina que se venden en Catalunya -0, 1, 2 o 3- codifica una información que podría ser valiosa si una mayoría de los consumidores dispusieran de la clave para interpretarla (el 3 indica que la gallina productora se ha criado inmóvil en una jaula; el 2, que ha crecido en un corral; el 1, que la afortunada ha podido correr por el campo; y el 0, que se ha desarrollado en un sistema ecológico). Aun conociendo el significado de esa numeración, no es seguro que quien pretenda averiguar hasta qué punto comerá un alimento no solo saludable, sino respetuoso con el medio ambiente, tenga éxito. "Ese número, con mucha frecuencia, queda escondido entre los múltiples reclamos adicionales que marcan los huevos, hasta hacerlo incomprensible. Y lo mismo ocurre con el resto de los alimentos", advierten los autores del documento 'Información alimentaria: cuestiones éticas, jurídicas y políticas', que ha elaborado el Observatori de Bioètica i Dret (OBD) de la Universitat de Barcelona (UB).

"Los alimentos que contienen aceite de palma suelen incluir en sus etiquetas esa composición, porque están obligados a ello, pero esta aparece en tamaño milimétrico y mezclada con tantos datos promocionales que es muy difícil detectarla", explica María José Plana, abogada de derecho alimentario y coautora del informe.

El documento alerta asimismo de la necesidad de que las administraciones supervisen la abrumadora cantidad de información alimentaria que circula por internet a través de blogs, páginas web o cualquier otro formato en la web, unos contenidos que, aseguran, "no siempre" han sido elaborados por nutricionistas, médicos, técnicos alimentarios o profesionales acreditados en el sector. "La información alimentaria es una de las más visitadas en internet y sus contenidos surgen, muchas veces, de personas de buena fe que se basan en creencias o suposiciones que no se ajustan a la verdad -añade Plana-. Esta información convierte en un sinsentido la política de control nutricional basada en el etiquetado de los alimentos. Es obvio que hoy en día el etiquetado es insuficiente".

DÉBIL AUTORREGULACIÓN

La información y el etiquetado de los alimentos cuya venta está autorizada en España se rigen, de forma predominante, por el principio de la autorregulación o la "responsabilidad social corporativa" de la propia industria, una circunstancia que, a juicio de los autores del documento, conduce a "un compromiso débil y desigual por parte de los operadores" a la hora de decir la verdad de forma clara. "Ni España ni Catalunya han limitado, con leyes, el uso de prácticas industriales que son contrarias al interés ciudadano, o porque afectan negativamente a su salud o por su impacto en el medioambiente", indica el trabajo. Comparan la situación española con la prohibición de alimentos ricos en grasas 'trans' con que Dinamarca está reduciendo la mortalidad cardiovascular, la rebaja del precio de frutas y verduras de otros países europeos, o las etiquetas negras autorizadas en Chile para remarcar el elevado contenido en azúcar, grasa o calorías de algunos alimentos.

"En España, la tesis fundamental de los poderes públicos es que la información alimentaria garantiza la libertad del consumidor al elegir los productos que adquiere: en consecuencia, concluyen, solo el ciudadano es responsable de si esa elección no ha tenido en cuenta valores como la sostenibilidad, su salud o el bienestar animal", indican.

El documento del OBD destaca la falacia del sistema de etiquetado de los alimentos al comparar la distancia que existe entre lo que los ciudadanos entienden por alimentos ecológicos, biológicos, 'light' o 'sin' y lo que esos conceptos significan cuando la industria los traduce en sus productos apoyándose en la legislación de la UE. "Todo lo que es bajo en algo, lleva aumentados otros nutrientes", advierten.