Podemos se pone como objetivo inmediato su asalto a Catalunya

De izquierda a derecha, los dirigentes de Podemos, Íñigo Rejón, Carolina Bescansa, Pablo Iglesias, Luis Alegre y Juan Carlos Monedero, el viernes en Madrid.

De izquierda a derecha, los dirigentes de Podemos, Íñigo Rejón, Carolina Bescansa, Pablo Iglesias, Luis Alegre y Juan Carlos Monedero, el viernes en Madrid.

IOLANDA MÁRMOL / MADRID

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Hay resultados electorales que lo único que desvelan es la diferencia obscena de votos entre un candidato y su oponente. En Podemos, la ortodoxia obliga a esperar hasta la madrugada del lunes para conocer cuál es el proyecto político elegido por los cerca de 170.000 simpatizantes que han participado en la asamblea ciudadana esta semana, si el de Pablo Iglesias o el de los críticos. Pero la ortodoxia resulta desesperante. La única pregunta que queda en el aire, en realidad, es saber por cuántos miles de votos Iglesias impone su ley. Él mismo no parece albergar dudas sobre su victoria, y el viernes, en la presentación de su libro Disputar la democracia admitió, con su irreverencia habitual, que da por finalizada la etapa como enfant terrible para asumir ahora «responsabilidades de Estado». La primera mirada de esa nueva etapa la pondrá en Catalunya, asesorado por Íñigo Errejón, el estratega de Podemos, al que define con la combinación entre «el Xabi Alonso, que lee la jugada» y «la institutriz estricta» que mira si llevas las uñas limpias.

Íñígo Errejón es madrileño pero mantiene un vínculo de afectos y afinidades políticas con Catalunya, visita Barcelona con regularidad y allí viven algunos de sus mejores amigos, los que le enseñaron a hablar catalán. Esa relación le ha permitido comprender lo complejo del mapa electoral y detectar la necesidad urgente de dotar a Podem, el brazo catalán del partido, de capacidad organizativa ante un posible adelanto electoral. La fecha que se baraja puede ser diciembre, puesto que hasta el 15 de noviembre el partido está enfrascado en elegir a la cúpula directiva nacional. Fuentes próximas a la organización explican que, si Pablo Iglesias se convierte en secretario general, el primer paso se dará en Catalunya.

Salvo imponderables, la intención es que antes de fin de año se celebre una asamblea ciudadana de Podem para designar cargos de dirección autonómicos y, si Artur Mas decide anticipar, finalmente, las elecciones al Parlament para convertirlas en una suerte de plebiscito, los candidatos. Las encuestas han detectado en Catalunya una naciente y ya exhuberante base electoral del partido, aun a pesar de que no hay una estructura catalana creada.

De momento, no hay nombres sobre la mesa tras la renuncia de Carlos Jiménez Villarejo. Las conversaciones son informales y las mantiene Errejón con personas interesadas en unirse a las siglas de Podem, puesto que el partido concurrirá a las autonómicas con marca propia. Algunos son simpatizantes de los círculos catalanes, aunque la relación se ha enfriado con los que se han unido al sector rebelde. Otros, son miembros de otras formaciones políticas y movimientos sociales cercanos al soberanismo, puesto que se pretende que la candidatura albergue también a personas vinculadas al proceso independentista desde plataformas cívicas, para que el partido recoja esta pulsión ciudadana.

La línea argumental de Podemos será que la soberanía no puede lucharse desde Barcelona, sino que debe trabajarse el Gobierno en Madrid, que es donde reside la única fuerza capaz de revertir el callejón sin salida en el que parece atrapado el independentismo. En definitiva: si Pablo Iglesias es investido presidente del Gobierno permitiría a los catalanes decidir su futuro.

El líder quiere que Catalunya tenga un peso específico en su directiva, convencido de que este sello identitario ha de estar presente en el partido a nivel nacional. Eso sí, de momento, poco más hay que esa firme voluntad: no hay un borrador de nombres, ni de cargos.

Toda la estrategia está pendiente de que finalice una asamblea ciudadana tan larga -dos meses- como erosionante. La próxima madrugada, entorno a las dos, se conocerán los resultados de las votaciones de los borradores, que se presentarán oficialmente en una rueda de prensa mañana al mediodía. Inmediatamente después, se abre el periodo para presentar candidaturas, que se oficializarán sin grandes actos oficiales de campaña.

Salvo sorpresas, Pablo Iglesias obtendrá el refrendo a su propuesta de modelo de partido y también a su liderazgo. La duda que permanece en el aire es si las rencillas surgidas entre los grupos de Podemos que provienen de Izquierda Anticapitalista -como la eurodiputada Teresa Rodríguez- se zanjarán con la integración de perfiles críticos o si serán apartadas de los órganos de dirección.

Pero con heterodoxos o sin ellos, Podemos trabajará a partir de ahora en dos direcciones a toda velocidad: organizarse en cada una de las 17 autonomías -Catalunya será a primera y el resto de asambleas se sincronizarán- y poner en marcha la máquina electoral para las elecciones autonómicas.