REFERÉNDUM UNILATERAL DEL 1-O

El techo de cristal del independentismo

Los soberanistas han movilizado hasta ahora en las urnas a entre el 34% y el 42% del censo electoral

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JOSE RICO / BARCELONA

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Es mucho suponer, pero si el Govern de Junts pel Sí consigue esclarecer el próximo 4 de julio todas las dudas que se ciernen sobre la organización del referéndum unilateral de independencia anunciado para el 1 de octubre, y si las urnas logran driblar la cantada prohibición del Estado, la consulta serviría al menos para volver a medir la fuerza del soberanismo catalán.

Consciente del camino de minas que tiene por delante, el Ejecutivo de Carles Puigdemont fía la supervivencia del 'procés' a la movilización ciudadana en defensa del referéndum para cosechar el 1-O, mediante la seducción del votante contrario a la independencia, una participación que legitime la votación a ojos de la comunidad internacional.

¿Cuál sería ese mínimo de participación aceptable? La Generalitat se va a cuidar mucho de fijar un listón que pueda facilitar el boicot a los partidos antiindependentistas. En marzo, cuando el referéndum aún adolecía de fecha y pregunta, el 73,4% de los catalanes manifestaban que estarían dispuestos a votar en una consulta aunque fuese unilateral, según el barómetro del Centre d'Estudis d'Opinió (CEO).

INTENCIÓN DE VOTO

Sin embargo, tres años atrás, en los prolegómenos de la consulta del 9-N, el mismo sondeo del Govern concluía que el 85% de los encuestados tenía intención de participar en ella. Pero la realidad posterior fue que aquel "proceso participativo" solo movilizó a entre el 36% y el 42% del censo.

La horquilla tiene su explicación. De acuerdo con las reglas fijadas por el Ejecutivo --entonces de CiU--, en aquella consulta alternativa podían participar todos los catalanes mayores de 16 años residentes en Catalunya; los que viviesen en el extranjero y se hubiesen registrado para votar, y todos los inmigrantes de 16 años o más con tarjeta de residencia en Catalunya. En total, algo más de 6,4 millones de personas.

Sobre esa cifra, los 2.344.828 votantes del 9-N representan un 36,6% de participación. Pero si se toma como censo los 5.510.853 catalanes que podían votar en las últimas elecciones autonómicas, el 27-S del 2015, el porcentaje de participación en el 9-N sobre censo electoral se sitúa en el 42,55%, por debajo de los estándares fijados por la UE para los referéndums de autodeterminación.

PARECIDOS RAZONABLES

Esta horquilla del 36% al 42% refleja muy bien el grado de movilización que ha recabado hasta la fecha el soberanismo cuando ha sido llamado a las urnas. Y es que entre la consulta del 9-N y los comicios del 27-S hay similitudes muy elocuentes que dejan patente el techo de cristal que deberán romper los secesionistas cara al referéndum del 1-O.

La principal semejanza es que la suma del voto independentista (Junts pel Sí y la CUP) en las últimas elecciones, 1.966.508 papeletas, fue muy parecida a los sufragios que obtuvo el 'sí-sí' en el simulacro de consulta: 1.897.274. En porcentaje, el apoyo a la secesión de Catalunya atrajo el 9-N del 2014 al 34,42% del censo electoral y el 27-S del 2015, al 35,68%.

Otro parecido razonable: la suma de los votos el 27-S a las fuerzas partidarias de un referéndum (Junts pel SíCatalunya Sí que es Pot y la CUP), 2.334.121 apoyos, anduvo muy cerca de la participación total en el 9-N, que fue de 2.344.828 electores. En porcentaje, ambos registros representan el 42% del censo electoral.

LA TERCERA VÍA

Tanto en una convocatoria como en la otra, la llamada tercera vía también se ha anotado marcas muy similares. En la consulta alternativa del 2014, la suma de los votos que rechazaron la independencia en alguna de las tres fórmulas posibles ('sí-no', 'sí-en blanco' y 'no') ascendió a 362.848 sufragios. En las elecciones del 2015, Catalunya Sí que es Pot --coalición que no incluia a los 'comuns'-- reunió 367.613 apoyos.

Conocido es que, sobre el total de votos emitidos, el independentismo no alcanzó el 50% de los votos en las últimas elecciones "plebiscitarias", pues se quedó en el 47,8%. En cambio, las fuerzas partidarias de un referéndum consiguieron el 56,74% de los sufragios. Exactamente el mismo porcentaje que representa la participación total en el 9-N (2.344.828) respecto de la participación en el 27-S (4.130.196). ¿Mera coincidencia?