PRIMICIA EDITORIAL

Junqueras & Molinero

XABIER BARRENA / BARCELONA

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Los periodistas de política son seres, por lo general, tan previsibles como los políticos con los que tratan. Eso es perfectamente visible cuando un líder carismático se enfrenta a una serie de conversaciones con alguien que usa otros códigos. Por ejemplo, cuando Oriol Junqueras afronta tres tardes con Justo Molinero. El resultado es leíble en Sublevados (SublevadosRevoltatsel libro de Ara Llibres con edición a cargo del periodista de EL PERIÓDICO Saül Gordillo.

No es una larga entrevista, sino una conversación donde tanto el tycoon metropolitano de los medios de comunicación como el político, igualmente metropolitano, se desnudan en muchos campos. Del político al personal. Y no es que lo que afirme Molinero no sea interesante, al contrario, pues como mínimo una de sus frases (acerca de su presunta falta de empatía con la Generalitat dice: «Yo tengo un problema y es que nací en Córdoba. Aquí soy el andaluz») da para una reflexión más que profunda. Pero lo más reseñable, por aquello de la proyección pública, es lo que afirma el líder de Esquerra Republicana.

Por ejemplo, cómo entiende él la dualidad nacionalismo-independentismo: «Tú puedes ser ciudadano de una Catalunya independiente y continuar sintiéndote (...) español, porque una cosa son las emociones y la otra qué uso se hace de los impuestos que pagas». Y más adelante sentencia: «La gente que es nacionalista, cuando su país es independiente, sigue siendo nacionalista».Los diálogos que mentan a CiU y Artur Mas son también sabrosos. Molinero da cuenta varias veces de sus temores a la inestabilidad e incertidumbre que rodean a un proceso independentista. Y también de su sorpresa por que «a Pujol y a Mas nunca les había oído decir nunca la palabra independencia. Y ahora, nen, la oigo cada día 70.000 veces. Me parece que no es normal». A lo que Junqueras morcillea«Tampoco la dice mucho, la palabra». Y Molinero sentencia: «¿Votando el 9-N hemos hecho el paripé? Mas se ha hecho independentista. Antes no lo era. Ha querido hacerse el líder de esto».Son unas conversaciones que permiten oír a micro abierto reflexiones inéditas de Junqueras, por ejemplo, sobre los medios de comunicación públicos catalanes: «Hay un aparato mediático que rodea al Govern que tiene un objetivo muy claro, que es desgastar a ERC y frenar la posibilidad (...) de que haya una alternativa de gobierno en Catalunya que hable de (...) la justicia social (..) y la lucha contra la corrupción».Antes, cuando Molinero le pregunta por su no a la lista única, el líder republicano afirma: «Una lista unitaria (...) con líderes de unos partidos que están contaminados en muchos casos de corrupción, de partidos que han demostrado durante muchos años que no tienen sensibilidad social (...) que no se merecen la confianza de muchos ciudadanos que sí confiarían en una de las partes(...) es como si dijera que Radio TeleTaxi [la emisora de Molinero] se juntara con Catalunya Ràdio. (...) ¿Tú crees que todos tus oyentes pasarían a escuchar Catalunya Ràdio?».

Evidentemente, lo que más sorprende es el capítulo más personal. Molinero, definido por Gordillo como un dandi por su impecable aspecto, le echa en cara a Junqueras su aspecto desaliñado («Haces olor [metafóricamente] a oveja. Incluso cuando la gente te ve por televisión»). Este opone que no es lo más importante: «De bien vestidos, pueden haber muchos, de influyentes, no tantos». Molinero, con un desparpajo omnipresente en el libro, le suelta: «A ver si aprendes algo de lo que hace Duran i Lleida. No todo, ¿eh?» Y Junqueras, también riendo, sentencia: «Es que no lo podría pagar».

Por abordar el libro toca también el tema del sexo. Una lucha abierta en la que uno niega que ser taxista (como fue Molinero) implique ser ligón, y el otro, Junqueras, sale como puede de preguntas tipo: «¿Eres bueno en la cama? ¿Bien formado?» El final del capítulo es apoteósico. Molinero, en cuanto a las opciones de ligue, afirma: «Creo que es mejor ser conferenciante, ellas deben de pensar 'este tío habla bien y chuparla, no veas'». A lo que Junqueras, entre risas replica: «Usar la lengua es muy importante, a veces». Un periodista de política nunca le hubiera sacado esa declaración.