DEBATE SOBRE EL FUTURO DEL AUTOGOBIERNO

El bloqueo de la Junta de Seguridad supone otro varapalo para el Estatut

DE MARZO DEL 2009 3 Rubalcaba y Saura, tras la última reunión de la junta, en el Palau de la Generalitat.

DE MARZO DEL 2009 3 Rubalcaba y Saura, tras la última reunión de la junta, en el Palau de la Generalitat.

MAYKA NAVARRO
MADRID

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Martes, 3 de marzo del 2009. Palau de la Generalitat. Alfredo Pérez Ru-

balcaba y Joan Saura, titulares de Interior en sus respectivos ejecutivos, presiden la que ha sido y será la última Junta de Seguridad de Catalunya de la presente legislatura. En aquella reunión ya quedó patente que no hayfeelingentre los dos políticos, que la desconfianza es mutua y que ninguno de los dos iba a ceder a la hora de pactar los temas que debería ratificar una nueva junta. Unas cuestiones «esenciales» para Saura porque se trata de desarrollar y concretar las responsabilidades que el Estatut otorga a los Mossos d'Esquadra en materia de representación internacional y lucha contra crimen organizado. La falta de sintonía deja por el momento en el aire el desarrollo de un precepto que, para más inri, no fue ni recurrido por el PP ante el Tribunal Constitucional (TC). Una nueva traba en el lento despliegue de la Carta catalana.

Rubalcaba no cede. Ni cede, ni lo pretende, y en estas condiciones carece de toda lógica que elpresident, José Montilla, convoque una nueva junta. Según el reglamento, el encuentro bilateral se debe celebrar dos veces al año. Si en marzo del 2009 se llevó a cabo el último, basta con sumar días para ver que ya ha pasado un año y cinco meses. Pero en Madrid tiran pelotas fuera. Este es un tema que ni a Rubalcaba ni a su número dos, el secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho, les gusta comentar. «Hay tiempo para convocarla en septiembre u octubre», aseguran en el ministerio. Pero en laconselleriafruncen el ceño, conscientes de que si no hay acuerdo, tampoco hay motivo para reunirse.

SILLA PROPIA / ¿Qué separa a unos y a otros? Algo fundamental, como es acabar de definir el modelo de la policía autonómica desarrollando su representación en los organismos internacionales y su papel en la lucha contra el crimen organizado. Los Mossos –y Saura, en nombre del Govern– quieren que la policía autonómica tenga su silla en la Interpol y la Europol. Algo impensable para Rubalcaba, su equipo y los altos mandos del Cuerpo Nacional de la Policía (CNP) y de la Guardia Civil.

La reivindicación capitalizó buena parte del encuentro de la última junta. En aquella ocasión se consiguió acordar la creación de una comisión que debía estudiar cómo se puede articular la integración de la policía autonómica en los entes internacionales. El Estatut aprobado en el 2006 ya contemplaba la posibilidad de que de entrada se formalizara la petición, pero entonces no tenía sentido porque no había finalizado el despliegue de los Mossos.

TAMPOCO LA GUARDIA CIVIL / El CNP, que monopoliza la representación española en esos entes internacionales, no quiere ni oír hablar de la inclusión de los Mossos y subraya que la Guardia Civil tampoco figura en ellos «y no se queja». Pero esta es una verdad a medias, porque dispone de enlaces en numerosos países.

La comisión que debía articular esa integración de los Mossos en la Interpol y la Europol ni se ha reunido. Rubalcaba entiende que la actual presencia de agentes en una oficina de enlace en las dependencias que la Interpol tiene en el complejo de Canillas, en Madrid, es suficiente.

El crimen organizado es la otra asignatura pendiente, que Saura ha convertido en trascendente. Tanto el Govern como los mandos de los Mossos exigen –ya no solo piden– que la policía autonómica sea el referente del crimen organizado en Catalunya. Y que, en cualquier investigación que trascienda los límites de la comunidad, los interlocutores sean los servicios centrales del CNP y la Guardia Civil en Madrid, y no las unidades judiciales que ambos cuerpos mantienen en Catalunya.

Los Mossos no solo no ceden, sino que, poco a poco, están desempeñando ese papel porque al fin y al cabo son los responsables de la seguridad en Catalunya, lo que requiere cada vez más coordinación con el exterior. Otro ejemplo: los viajes fuera de la comunidad para hacer gestiones. Nada lo impide si un juez comisiona a un mosso a salir, pero la ley no lo recoge explícitamente.